Dos metros, un mundo
Nadal, que hoy encara a Tsonga en las semifinales, recupera el biorritmo al tomar la iniciativa y el control del espacio: "Estoy perdiendo menos pista que en todo el año"
Son dos pasos adelante, apenas un par de metros. Y, la diferencia, todo un mundo. “Estoy consiguiendo atacar, intentar ir hacia la red cuando puedo. Sobre todo, no estar en posiciones muy desfavorables, o al menos no dejarle al rival que me domine con facilidad, como ha pasado muchas veces este año”, desgranaba Rafael Nadal, después de fulminar a Stanislas Wawrinka (6-2 y 6-1 en 63 minutos) y alcanzar las semifinales del Masters 1.000 de Shanghái, en las que hoy (10.30, Canal+ Deportes2) encara la demoledora derecha de Jo-Wilfred Tsonga.
Desde el pasado invierno, tras la secuencia de malos resultados cosechados en el primer tramo del año, Nadal llegó a la conclusión de que para reconstituirse debía incluir un factor de riesgo. Consensuó con su tío Toni la necesidad de reincorporar la carga ofensiva a su juego y olvidarse de percutir alejado de la línea de fondo. El regreso, piensan, pasa por recuperar la iniciativa en los puntos, aun a costa de que aumente su índice de errores no forzados.
Desde entonces, tozudo, Nadal ha mantenido ese patrón espacial, que a pesar de los tropezones y los sinsabores de este 2015 le está permitiendo poco a poco volver a ser el dominador de los partidos. Desde hace un tiempo, en un símil pugilístico, Nadal ha optado por escapar de las cuerdas y golpear desde el centro del cuadrilátero. Ante Wawrinka, mal encajador esta vez, desfondado por la exhaustiva batalla previa contra Marin Cilic, otra píldora ofensiva.
“Estoy perdiendo menos pista que en todo el año y hoy he pegado bien el revés”, precisó el de Manacor, que el próximo lunes desbancará al checo Tomas Berdych (batido 6-1 y 6-3 por Andy Murray) como número cinco. “Estoy recuperándome de la derecha y de los problemas mentales, que son las cosas que más me han fallado este año. Me siento más rápido porque tengo que pensar menos. Cuando coges automatismos todo va más fluido y eso pasa porque estoy trabajando duro”, prolongó Nadal.
Ahora escapa de las cuerdas y pega desde el centro del cuadrilátero: "Estoy consiguiendo atacar"
En los intercambios, en lugar de esperar, el español ahora empuña y sacude. Pero, más fresco mentalmente, ya no lo hace forzado o sin referencias, sino encima de la raya o cerca de la red, si lo decide. Ni un paso atrás, es su actual lema. “En general, creo que el nivel está siendo muy positivo, estoy contento por cómo está funcionando todo”, resumió el balear, que sumó su triunfo 300 en un torneo del Masters 1.000, el tercero esta temporada (segundo consecutivo) frente a un rival insertado en el top-10; el primero, desde junio de 2014, contra un adversario entre los cinco mejores.
Son dos metros. Espacio, confianza. La nueva-vieja receta.
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