De Gea y España honran el juego en la victoria ante Ucrania
El meta, con una estelar actuación en Kiev, y un gol del debutante Mario, mandan a Ucrania a la repesca
En estos tiempos en el que el fútbol está manchado de apuestas ilegales por todo el mundo, en esta época de partidos comprados y vendidos al mejor postor cuando uno de los dos equipos no tiene nada que jugarse, en estos días, a veces irrespirables por el olor a tongo que desprenden algunos encuentros, España honró el juego y el espíritu deportivo. Ganó y mandó a Ucrania a la repesca con un equipo plagado de suplentes que mostró que la reserva de jugadores de la que dispone Del Bosque tiene una calidad técnica por encima de la media. El gol del debutante Mario, el pulpo que fue De Gea y los toques que fluyeron de bota en bota de los españoles, apagaron la fiesta nacional preparada en el estadio Olímpico de Kiev para la ocasión.
Esa cara B de España alineada por Del Bosque había levantado suspicacias en Eslovaquia. Sin embargo, no hubo sentimentalismo, ni apatía, ni piernas blandas ante el espíritu combativo de los ucranios. Todo lo contrario. Empezando por De Gea, que afianzó su condición de relevo de garantías para Casillas. Lo suyo fue un recital de agilidad y de velocidad de reacción. Su exhibición comenzó con dos paradas de portero de balonmano. Sacó con el pie dos claras ocasiones en el despertar del partido. Esas dos intervenciones fueron un ejercicio de reflejos. Forman parte del repertorio más clásico de un portero que aprovecha su envergadura al máximo. Primero estiró su pierna derecha a un disparo de Kravets, que había aprovechado un error de Mario en la entrega para lanzarse desbocado a la contra. Después, con otra extensión de su extremidad inferior derecha desvió una potente volea de Rotan.
Ucrania, 0- España, 1
Ucrania: Pyatov; Fedetskiy, Kucher, Rakitskiy, Shevchuk; Garmash (Rybalka, min. 57), Stepanenko; Yarmolenko, Rotan (Zinchenko, min. 84), Konoplyanka y Kravets (Seleznyov, min. 86). No utilizados: Boyko, Pylyavskyi, Budkivsky, Shevchenko, Malinovsky, Kamenyuka, Gusev, Karavaev y Tymoshuck.
España: De Gea; Mario, Etxeita, Nacho, Azpilicueta; Thiago, San José, Cesc (Mata, min. 63); Isco, Nolito ( Alba, min. 74) y Alcácer (Busquets, min. 84). No utilizados: Casillas, Sergio Rico, Bartra, Piqué, Juanfran, Cazorla y Pedro.
Goles: 0-1. M. 20. Mario.
Árbitro: Milorad Mazic. Amonestó a Kucher, Thiago, San José, Stepanenko, Fedetskiy.
Unas 70.000 personas en el estadio olímpico de Kiev.
Las endiabladas oleadas de Ucrania por las bandas, con dos bólidos como Yarmolenko y Konoplyanka, contrastaban con el fútbol más sedado de España. Del Bosque removió el equipo, pero el estilo es innegociable y está muy metabolizado por suplentes y titulares. Fue con la pelota con la que España se impuso en Kiev, como hace dos años en la final con Italia. Fue una gran noticia volver a ver a Thiago. Esos pases suyos que desvencijan las líneas enemigas, ese querer y ofrecerse al compañero que tiene la pelota que tanto le emparenta con Xavi. Con él en el campo, España gana a un pelotero que hace que toda la redundancia a la que puede conllevar el sobeteo del balón cobre sentido y se afile cuando decide acelerar el juego delineándolo con una pelota filtrada. Suyo fue el centro pasado que recogió Mario en el segundo palo pasados los 20 minutos de juego. En la presencia permanente en campo contrario de sus laterales cuando atacaba, la Roja también paseó su sana ambición por ganar un partido en la que solo le iba la honradez y el prestigio.
Thiago puso el balón, pero en la jugada había intervenido Nolito, que está en plena crecida. Si a Thiago le había puesto en órbita descubriéndole el desmarque, al poco, con Cesc calcó la secuencia. El volante del Chelsea, que cumplió 100 partidos internacionales, fue trabado cuando se disponía a marcar. Cesc, anoche capitán, aguantó el lanzamiento tras una espera tensa marcada por el colegiado. No pudo hacer que Pyatov se venciese pese a la paradinha que practicó y el meta ucranio le sacó el remate ajustado y a media altura por encima del larguero con una mano dura. Su entrenador José Mourinho, que se pasó por Kiev, donde el Chelsea jugará en breve la Champions, contempló el cuarto penalti fallado por Cesc con España durante el tiempo reglamentario. En tandas decisivas, como la de Italia en los cuartos de Eurocopa de 2008 como, contra Portugal en las semifinales de 2012, sí embocó.
El 0-2 podría haber matado ya el partido y apagado por completo los cerca de 70.000 aficionados ucranios. El error de Cesc dejó viva a Ucrania, que golpeó a la contra siempre que pudo. España siguió tratando de gobernar desde la pelota. En ese sentido también un buen síntoma la actuación de San José como relevo de Busquets. Hizo lo que tiene que hacer un mediocentro de sus características, no interrumpir el tráfico y agilizar las circulaciones de balón. También dejó detalles Isco, que volanteó con intención de derecha a izquierda. Suya fue la última gran ocasión de España al recoger un pase de Thiago con el exterior al principio del segundo tiempo. Después llegó el acoso de Ucrania para que De Gea terminara de encumbrarse como el héroe y el verdugo de Ucrania volando hasta la escuadra a un cabezazo de Kravets y agarrando un disparo raso de Rybalka.
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