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Martial reencarna a Henry

La joven sensación del Manchester se identifica con los valores del exdelantero de Arsenal, con el que comparte procedencia

Martial marca al Southampton.
Martial marca al Southampton.IAN KINGTON (AFP)

En el fútbol cualquier fichaje se convierte inmediatamente en barato en cuanto asoma el rendimiento. Con el gol el sobreprecio muda en ganga y los elogios convierten el dinero en una simple cifra. Algo de eso comienza a suceder con Anthony Martial, la rutilante adquisición con la que el Manchester United cerró su ventana de fichajes, periodo en el que pasó de tener cuatro delanteros a reciclar a Wayne Rooney para esos menesteres. Salieron Falcao, Van Persie y Chicharito para que llegase Martial, un chico de 19 años que llegaba de firmar una prometedora campaña con el Mónaco como extremo. Una apuesta que había marcado nueve goles en 35 partidos, de los que por cierto solo acabó tres. Un talento, puede, pero también un físico por formar para la exigente Premier League.

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Ahora, tras dos partidos, solo uno desde el inicio, Martial lleva tres goles para el equipo de Loius Van Gaal, el mismo que dijo hace dos semanas que se trataba de un fichaje para su sucesor en el equipo y una locura del mercado porque la cifra final de la transferencia entre Mónaco y Manchester United puede elevarse a los 80 millones de euros. "Es grotesco, pero el mundo está loco", glosó el holandés. Hoy ya modula su opinión sobre Martial: "Tiene una gran talento, pero lo mejor de todo es que sabe expresarlo cuando está presionado". En Southampton, la última jornada, abrió el marcador con una belleza tras deshacerse con un taconazo en el corazón del área de Van Dijk, un zaguero por el que se pagaron 15 millones de euros. Luego sentenció tras aprovechar un error de la zaga y definir como los grandes. Porque cada movimiento de Martial se escruta para encontrar en él rescoldos del maravilloso Thierry Henry, y ya se apunta que pueda realizar idéntico recorrido que el exjugador que tanto deslumbró en el Arsenal, del flanco al centro del ataque. "No sé si vale 80 millones, pero sí que me recuerda a Henry por técnica, físico y la lectura que tiene del juego", dice de él Thiago Silva, que lo tuvo que enfrentar con el Paris Saint-Germain. "Tiene las mismas cualidades", apostilló un internacional galo, Yohann Cabaye, tras compartir una semana de entrenamientos en la primera convocatoria de Martial con la selección anfitriona de la próxima Eurocopa.

Hay más afinidades. Martial se crio como Henry en Les Ulis, un suburbio parisino al sur de la capital, no lejos de Versalles, pero completamente ajeno a la pompa, un ejemplo de la feroz expansión de las áreas metropolitanas de las grandes ciudades a finales de los sesenta y principios de los setenta. "Solo había cemento y si no hacíamos partidos en la calle golpeábamos la pelota contra las casas para aprender a dominarla". Allí también creció Patrice Evra, hoy en la Juventus, tras pasar ocho años en el club que hoy recibe a Martial, que de niño ya fascinaba y con 15 años tomó el camino de Lyon para formarse en su academia. Era su sueño porque su primer ídolo de la infancia jugaba allí, Sonny Anderson, aquel delantero que celebraba los goles desenfundando una imaginaria pistola.

Martial nunca fue un goleador, pero tiene el potencial. "Es emocionante ver hasta donde puede llegar", apunta el propio Henry, prudente en las valoraciones. A él, catorce días después de cumplir los 17 años, Arsène Wenger le hizo debutar en la máxima categoría con el Mónaco. Su sosias lo hizo con el Lyon en Europa League un día después de cumplir esa edad. Ahora va camino de los veinte, ya es padre y acaba de firmar un contrato de cuatro años. Tiene camino por recorrer. "Se le acaba pronto la gasolina", decía de él Claudio Ranieri cuando no le ponía en el Mónaco. Allí llegó hace dos veranos, tapado entre James y Falcao, pero por la respetable cifra, para un juvenil, de cinco millones de euros. Supo esperar turno, prepararse y emerger ante la exigencia para tapar bocas. A ello se aplica ahora en Old Trafford.

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