Las dos caras del Atlético de Madrid

Un primer tiempo con la presión alta, más balón (40% de posesión) y más juego en campo contrario. El segundo acto, más replegado, dominando el partido desde los espacios, menos desde la pelota (35%) y matando el partido a la contra con Carrasco y Jackson Martínez. Ya sea con el colombiano, con Griezmann, con Torres, con Vietto o con Correa, el Atlético vuelve a correr al contragolpe, el arma histórica que castró con el fichaje de Mandzukic. Ahora, el Atlético apunta a dos perfiles que utilizará. “Somos un equipo más versátil. Tenemos más alternativas a la hora de atacar”, admite el capitán Gabi.

El Atlético enseñó en Sevilla la evolución a la que aspira Simeone. Un equipo redondo capaz de interpretar cualquier tipo de partido. La victoria en el Sánchez Pizjuán dejó varias lecturas que satisfacen al técnico argentino más allá de esa capacidad para mutar. Una de las principales tiene que ver con el centro del campo y su composición. La línea que más flojeó en cuanto a juego en el último tercio del curso pasado se amoldó a los dos partidos que se vieron en el Pizjuán.

La pegada de los medios

También recuperó la media la pegada desde la segunda línea. Marcaron Koke y Gabi, para satisfacción de su entrenador, que la temporada pasada se quejó de los pocos goles que hicieron los volantes. En su manual de cabecera, Simeone imagina centrocampistas llegadores como lo fue él. Incluso ahora, con el sólido juego de espaldas de Jackson Martínez, puede aspirar a que su centro del campo sea uno de los más goleadores del campeonato.

En la formación de la línea de centrocampistas, el entrenador rojiblanco celebra en este arranque de Liga el regreso de Gabi al nivel de hace dos temporadas —robó 11 balones, además de marcar un gol— y que Tiago mantenga su jerarquía táctica y su limpieza en el inicio de la jugada. A Koke aún le falta un punto más de finura con la pelota para pesar de verdad en el juego, pero con su despliegue y su gol redondeó una actuación más acorde a la del jugador al que el club señaló como bandera de la institución y convirtió entre los mejor remunerados del plantel.

La titularidad de Óliver Torres también admite una lectura por la dificultad del rival y por ser un partido fuera de casa. Que el nuevo número diez fuera alineado desde el inicio en uno de esos partidos que el técnico define “para hombres” habla del convencimiento de Simeone de que este puede ser la temporada de su explosión definitiva. El propio técnico estaba muy satisfecho con la actuación del canterano en el trayecto de vuelta a Madrid y durante el partido le jaleó un par de recuperaciones de balón. Óliver le dio salida al equipo caído en un costado y en situaciones de presión del Sevilla. Algunas de sus aperturas por abajo permitieron al Atlético romper las líneas del Sevilla y despejar el camino para Griezmann que, sin marcar, fue el delantero que más metió en dudas a la defensa del Sevilla. Se benefició para encontrar huecos de algunos movimientos de Torres, al que en las conducciones le pierde un error: irse a buscar a los centrales en vez de correr al espacio.