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Tercer pleno mundial de Usain Bolt

Jamaica vuelve a derrotar en el relevo del 4x100 metros a Estados Unidos, que fue descalificada de nuevo por una entrega irregular

Carlos Arribas
Bolt, durante el 4x100, en los Mundiales de Pekín.
Bolt, durante el 4x100, en los Mundiales de Pekín.Cameron Spencer (Getty)

Algunos habían llegado a publicar que a Usain Bolt aún le dolía la entrada de la Segway televisiva, el único objeto sobre la tierra capaz de derribarlo en una pista, y que no estaría en el relevo. Daba pie, así, a escribir la misma crónica de todos los Mundiales, cansina: aquella en la que aquel al que todos dan por muerto y enterrado resucita y arrasa. Eran exageraciones, claro. Ni a Bolt le dolía la Segway (y ni siquiera tuvo miedo a acercarse a un cámara motorizado, como para demostrar su valor) ni por nada del mundo iba el gigante a perderse la fiesta del relevo, aquella con la que suele completar su colección de oros en todos los campeonatos.

Tenía también Bolt una cuenta pendiente con los vecinos del norte: en el Mundial de Bahamas, en mayo, el equipo de Estados Unidos derrotó a Jamaica, y la cosa no habría ido a mayores si no hubiera sido porque uno de los estadounidense, Ryan Bailey (en Pekín sustituido por Bromell) le hizo a Bolt, nada menos, el gesto de cortarle el cuello, el mensaje de que estaba acabado.

No fue el mejor 4x100 de la historia de la Jamaica de Usain Bolt, pero como Estados Unidos estuvo a su nivel habitual (entre mal y muy mal, peor), el superhéroe de Pekín pudo terminar la noche como acostumbra, cerrando el estadio y despidiendo al público caluroso en paseo triunfal con la bandera jamaicana; y con él, sus compañeros de equipo, Asafa Powell, Nesta Carter y Nickel Ashmeade, también acostumbrados a clausurar los Mundiales con su triunfo.

Es el tercer pleno mundial de Bolt, su tercer set de tres oros, 100m, 200m y relevo, después de los de Berlín 09 y Moscú 11. En Daegu 13, le falló su oro de los 100m (salida nula), pero se resarció batiendo el récord del mundo (37,04s) en un 4x100 eléctrico con el campeón del año, Yohan Blake, haciendo la curva. El sábado cálido y sudado de Pekín, el tiempo de Jamaica fue de 37,36s, exactamente el mismo que el de Moscú hace dos años, y para conseguir la victoria si el cuarteto caribeño no mostró su habitual perfección en los cambios de testigo (entre Powell, que hizo la contrarrecta, y el hombre de la segunda curva, Ashmeade, hubo barullo, Estados Unidos sí que estuvo a la altura de su fama con un cambio fuera de terreno entre Tyson Gay, que salía sin resuello de la curva, y Mike Rodgers, que no veía el momento de arrancar, pues ya veía a su lado, dos calles más a la izquierda, a Bolt acelerando para recibir el testigo de Ashmeade. Lo hizo y recreo en la última recta sus mejores momentos en la pista del Nido.

Descalificado en series en Berlín y por los suelos en la final de Daegu, descalificados de nuevo en Pekín (y de ello se enteraron durante la vuelta de honor), en los Mundiales el relevo de Estados Unidos hace buena la teoría que tanto circula y que dice que fuera de sus universidades son tan individualistas y estrellas sus velocistas que no son capaces de organizar más de dos sesiones de entrenamiento para conjuntarse. La plata fue para la increíble China de Bingtian Su, el asiático más rápido de la historia, y el bronce para el Canadá de Andre de Grasse.

Para los jamaicanos, el relevo es la vida. La gran competición atlética del país, la que llena todos los años el estadio nacional, es la lucha de todas las escuelas con sus mejores equipos, su orgullo. Ganaron en hombres y en mujeres, donde el grupo liderado por la feliz Shelly Ann Fraser Price fue muy superior al estados Unidos de Allyson feliz, que al menos no fue descalificado. “Vi el jaleo que montaron esos en los 300 metros y di a gracias a Dios por no ser nosotros, pero lo que les pasó tiene un nombre: presión. Nos habían ganado en Bahamas y se habían cargado con toda la presión. Pero ya se lo dije entonces: iba a volver en Pekín y he vuelto”, dijo Bolt. “Asafa tiene razón, somos un buen equipo que nos tomamos las cosas con calma hasta que llega el gran momento. El relevo es mi prueba favorita”.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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