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Ona Carbonell: “Mi cuerpo es capaz de resistir cualquier adversidad”

La catalana es la mejor baza de la natación española para conseguir una medalla

Ona Carbonell, en el CAR de Sant Cugat.Foto: AGENCIA_DESCONOCIDA | Vídeo: vicens giménez / reuters-live!
Diego Torres

Ona Carbonell (Barcelona, 1990) es lo más parecido que tiene España a una garantía de medalla en los Mundiales de Natación de Kazán. Su actuación comenzará esta tarde en el concurso del solo técnico (16:30 horas, Teledeporte), primera final del campeonato de sincronizada. Será un duelo de gigantes con la china Sun Wenyan y la rusa Svetlana Romashina.

Pregunta. Fuera de la piscina se la ve más pequeña. Como si encogiera.

Respuesta. En el agua intento crecerme. Ser grande. Como los bailarines. Cuando los ves de calle no te dicen nada y en el escenario flipas. La grandeza de estos deportes artísticos es que puedes ser dos veces tú mismo.

P. ¿Y cómo es su otro yo?

R. Hay dos Onas. Fuera del agua soy una persona paciente, tranquila, muy observadora. Me gusta escuchar y aprender. Dentro del agua a la hora de competir me transformo. La gente que no me conoce cuando me ve en el agua se sorprende. Creo que mi cuerpo es capaz de resistir cualquier situación, en cualquier adversidad. Mantengo la calma y procuro adaptarme.

En 2013 no habría podido asimilar la dificultad que he añadido a este solo”

P. Sus coreografías de solo siempre incluyen unos giros de rodilla que parecen antinaturales. ¿No le duelen los ligamentos?

R. Soy bastante fuerte por herencia genética. También tengo un físico trabajado. Soy flexible por naturaleza y a la vez fibrosa. Mi preparadora física se rompe los codos para que pueda muscular más, porque soy finita, pero sí que tengo un músculo duro. Esa mezcla me ayuda a no lesionarme fácilmente. Porque la mayoría de las nadadoras o son muy flexibles o son muy fuertes, y así te rompes más. Si fuera más dura me dolería más. Pero las lesiones de sincro son por culpa de las repeticiones. Los giros en los hombros, las rodillas y las caderas hacen que acabes perdiendo líquido. A la mínima hay que poner hielo y hacer fisioterapia.

P. ¿Trabaja con pesas?

R. Cada día de la semana una hora y media o dos. Y hay partes de la temporada que corremos y hacemos más trabajo cardiovascular, flexiones, abdominales, dominadas… Intentamos trabajar sobre todo con nuestro propio peso. Y en el agua entrenamos con cinturones, muñequeras y ropa para nadar con peso.

P. ¿Cuántas dominadas hace?

R. Ocho o más. Hay nadadoras del equipo que levantan más pesas que yo pero les cuesta más trabajar con su propio peso. Yo soy al revés.

P. ¿Cuánto pesa?

R. Ahora he adelgazado en la recta final: peso unos 52. Cuando llegan los campeonato adelgazas sin querer por los nervios y porque se acumulan los entrenamientos. Hay que tener cuidado de no perder fuerzas.

R. ¿Por qué las rusas están más definidas muscularmente?

P. Hace tiempo eran mucho más delgadas. Cada vez nos exigen más preparación atlética. Hay que estar musculado, pero si pesas mucho no flotas. Hay que buscar un equilibrio.

Hay dos Onas. Fuera del agua soy paciente, dentro me transformo”

P. ¿Cómo plantea este solo, después de la experiencia de su debut en 2013?

R. El Mundial de Barcelona fue mi primer año. Ahora me miro y veo que tenía muchísimas cosas que mejorar. Sobre todo en la técnica y el control de mi cuerpo. Ahora estoy físicamente más fuerte y eso me ayuda a controlarme, a poder hacer cosas más difíciles, con ángulos más extremos, y a aguantar el dolor físico. Un solo es un ejercicio muy bestia y aguantar el dolor es mentalmente duro. En 2013 no habría podido asimilar la dificultad que he añadido al solo de Kazán.

P. ¿Qué dificultad?

R. He mejorado la ejecución. Son transiciones muy difíciles, figuras con el peso de las piernas fuera del eje, en diagonal, boosts de piernas con ángulos distintos y una parte potente de brazos. Y sobre todo he mejorado muchísimo el recorrido de la piscina. Antes me costaba moverme porque estaba tan cansada que no llegaba. Ahora me desplazo por toda la piscina. Esto, aparte de puntuar, da una sensación de agilidad.

P. ¿Por qué ha cambiado de pareja en el dúo?

R. Fue una decisión del equipo técnico. Me pidieron que Paula Klamburg solo se centrara en el dúo libre para poder entrenar al máximo y Clara Camacho, que tiene muy buena técnica y control y extensión, que hiciera el dúo técnico. A ver qué tal.

P. Clara y Paula son nadadoras muy distintas y usted debe sincronizarse con las dos. ¿Esto para usted no es más difícil?

R. A ver, obviamente no es fácil cambiar tanto de pareja: Andrea, Marga, Paula, Clara…Son muchos cambios en muy poco tiempo. Y es difícil para mí, para las compañeras, y para el dúo porque lo mejor es llevar años juntas. El tiempo da solidez a los dúos. Esto no es fácil para nadie. Pero el deportista bueno debe acostumbrarse a los cambios. Las dos tienen cosas muy buenas y si se concentran en solo una rutina podrán dar más de ellas mismas. Clara tiene muy buena técnica y Paula tiene mucha flexibilidad y mucha parte artística.

Si tengo que nadar ocho pruebas no puedo prepara igual el solo. El día tiene 24 horas"

P. ¿Se ve nadando con 32 años como Gemma Mengual?

R. No lo sé. En mi vida soy partidaria de mirar el día a día y vivir el presente. Nunca sabes lo que va a pasar y no es bueno pensar demasiado en el futuro. Quiero disfrutar el presente, la familia, los amigos, mi trabajo, la universidad. Ahora tengo el objetivo de Kazán y después el del de Río, que es un objetivo muy bonito. Y ya veremos… Mejor: ahora tengo el objetivo de Kazán y después quiero disfrutar de las vacaciones que también es muy importante. Los deportistas somos tan exigentes con nosotros mismos que… Estoy trabajando con un coach este año por primera vez y me está yendo muy bien.

P. ¿Un entrenador de la mente, que le llaman?

R. Sí. Me dice que nunca disfruto lo que acabo de hacer porque siempre estoy penando en el siguiente reto. Hay que disfrutar y celebrar. Vas de Mundiales en Europeos y de Europeos en Juegos y ganas una medalla, y otra y otra y otra… Y no disfrutas de nada. Y el cuerpo lo necesita. Le has pedido mucho a tu cuerpo y a tu mente y le tienes que dar algo a cambio. Acabas de ganar algo y has pasado y da igual. Da igual que sea tu quinto mundial o tu cuarto Mundial porque tienes que demostrar cada día porque lo que has hecho o lo que has sido no sirve de nada.

P. ¿Todo resulta menos fascinante una vez que tienes la medalla olímpica?

R. Al revés. Era algo que tenía tan claro que quería conseguir que una vez que lo has hecho te dices: ‘Era mi objetivo y he sido capaz de hacerlo’. Te abre los ojos. Te dan más ganas de seguir. Te da más fuerzas. Es como una reafirmación. Es como la señal de que puedo más.

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P. ¿La decisión de no nadar con el equipo fue suya?

R. Lo decidimos junto al equipo técnico. Han sido dos años de una exigencia física y mental brutal. Resolvimos que en Río debo estar al cien por cien en todo y que necesitaba un respiro.

P. ¿Mentalmente qué supone nadar ocho rutinas?

R. Que no puedo prepararme tanto el solo si tengo que hacer ocho pruebas. El día no tiene más horas. En vez de entrenar ocho horas de equipo tengo que hacer tres de equipo, cuatro de dúo y una de solo. Es un desgaste porque cada vez que nadas la presión es muy grande. Hay que memorizar ocho corografías

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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