Perú y la vieja guardia

“Tenemos que recuperar la identidad del futbolista peruano”, ha repetido en varias ocasiones el argentino Ricardo Gareca desde su nombramiento como seleccionador de Perú el pasado mes de marzo. Esa recuperación de la que habla el Tigre, sobrenombre que se ganó durante su época de jugador en Boca, nace a partir del recuerdo del tercer puesto que obtuvo la blanquirroja en la edición de 2011. “Creo en su potencial”, añade, como complemento indivisible a la primera parte de su reflexión.

No tendrá facil Perú revalidar esa tercera plaza por lo complicado de los rivales de su grupo, Brasil, Colombia y Venezuela, malos compañeros de viaje para una selección que llega con las maletas algo justas. Inflexible a la hora de confeccionar la lista definitiva, Gareca dejó claro que para viajar a Chile había que hacer “méritos”. Entre esos meritorios se encuentran Pizarro (36 años), Farfán (30) o Guerrero (31), si bien no todos ellos llegan a la selección con una balance de cuentas similar. Pizarro sólo ha marcado dos goles en 13 partidos con el Bayern de Múnich y Farfán ninguno en nueve encuentros, los únicos que pudo disputar con el Schalke alemán tras haber permanecido diez meses apartado por una lesión de rodilla. El que mejor llega es Guerrero, con 19 goles en 53 partidos con el Corinthians, dispuesto a revalidar el trofeo al máximo goleador de la Copa América que obtuvo en 2011. De ellos dependerá el volumen anotador de una selección que, sin embargo, deberá aumentar su potencial defensivo si quiere disponer de oportunidades para superar la complicada fase de grupos.

No vuela Perú sin turbulencias hacia Chile después que se conociera tras el empate ante México (1-1) en el último partido de preparación que algunos de sus jugadores habían salido de fiesta la noche anterior. Puede que poner distancia de por medio le resulte el mejor de los alivios. En las situaciones de tensión es además donde se demuestra el potencial. Ese al que apela su entrenador.