Silbidos, penas y Pedro Reyes

23/03 Lunes

Lunes de análisis. Los medios de comunicación andan hoy casi copados por reflexiones sobre las elecciones andaluzas y el clásico futbolístico. Ante lo incuestionable de los datos, se abren multitud de interpretaciones donde cada uno se pone sus gafas y ve lo que quiere ver. El por qué pasó lo que pasó se mezcla con lo que pueda pasar a partir de ahora. ¿Resulta extrapolable lo que ocurrió en Andalucía con lo que puede pasar en el resto de España en un par de meses?. ¿La ventaja del Barça resulta ya definitiva o casi? ¿Se puede ganar un partido crucial dejando demasiadas incertidumbres? ¿Se puede perder y salir reforzado? Ciñéndonos a lo deportivo, cualquier enfrentamiento deja dos líneas de debate. La que parte del marcador y la que tiene su base en el juego. Dejar a un lado cualquiera de las dos puede resultar peligroso. Al Barcelona le sonrió el resultado pero su juego le dio material para pensar y corregir. El Madrid, por su parte, mostró la mejor cara de las últimas semanas, pero el posible optimismo queda condicionado por el hecho que no le alcanzó para su gran objetivo, que no era otro que la victoria. El análisis puntual debe ser completado con el paso del tiempo. Entonces veremos exactamente el significado de lo ocurrido y lo completaremos con los fundamentales efectos secundarios que deja un choque donde marcador y juego no fueron siempre de la mano.

¿La ventaja del Barça resulta ya definitiva tras el clásico?

Me llega un whatsup con foto de documento adjunto. Es la solicitud a la autoridad portuaria de Bilbao para poder sacar la gabarra el próximo día 1 o 2 de Junio en el caso que el 30 de Mayo el Athletic gane la Copa del Rey. Es el viral del momento en el Botxo y se interpreta muy a la bilbaína. ¡Con un par!. Quedan más de dos meses para ese partido pero hay que tenerlo todo previsto. Un amigo me cuenta que ha reservado hoteles en Madrid, Valencia, Sevilla y Barcelona, por lo que pueda pasar. ¿Somos o no somos de Bilbao?. Mientras allí se va calentando poco a poco el ambiente que terminará con una diáspora de 20, 30 o 40 mil aficionados, seguimos dale que te pego al tema de los silbidos al himno. El último en entrar en escena ha sido nada más y nada menos que Artur Más, presidente de la Generalitat, que ha dicho que los pitos al himno español deben aceptarse como algo natural. Parece cada vez más claro que podríamos dividir a los ciudadanos de este país de países en dos categorías. Los que creen que pitar un himno es una falta de respeto intolerable y los que piensan que dentro de los derechos que te otorga un país con libertad de expresión, está el poder silbar a los símbolos nacionales, sea un rey o un himno.

Tengo que reconocer que no estoy ni en un sitio ni en otro, y no es por no mojarme. Me parece excesiva la importancia que se le está dando al asunto, improcedentes las llamadas a la suspensión si esto se produce y falso eso de que los pitos son una incitación a la violencia. En cualquier campo se pita al equipo contrario y esto no significa que se les espere luego a la salida del vestuario para darles una paliza. Pero también entiendo que hay mucha gente que a estas cosas de representaciones nacionales (de las que me encuentro cada vez más alejado, sea la que sea) les da mucha importancia y se siente herida ante manifestaciones a su entender irrespetuosas. Se habla de libertad de expresión por parte de unos mientras se aduce por parte de los otros que esa libertad termina donde se falta al respeto. Terrenos resbaladizos y difusos todos, complicados para marcar donde empieza y termina cada uno de ellos. Se piden llamamientos al silencio cuando sospecho que con cada uno de ellos se gana un silbador más. En fin, seguro que a este tema le quedan unos cuantos capítulos. Por si a alguien le pica la curiosidad, yo voy a estar en esa final y no voy a pitar.

24/03 Martes

Camino de la SER me llaman para decirme que hoy no habrá el Todo por la Radio. Me lo esperaba, pues el accidente del avión alemán con cincuenta españoles a bordo monopoliza prácticamente la información. La impresión que provoca es fuerte, supongo que por la proximidad en la que se produce, que amplifica el efecto emocional y hace inevitable el “me podía haber pasado a mí”. Durante horas no existe otro tema para los medios. En un primer momento los expertos son los más perseguidos, a los que se les pone en la tesitura de tener que opinar sin contar con los datos suficientes como para poder opinar. Poco a poco se van sustituyendo por fotos de caras e historias y el abstracto número de víctimas se va personalizando en personas con nombres, apellidos y hasta ese momento, vidas. La muerte física de las víctimas se junta con la momentánea muerte en vida de sus familiares, a los que vemos llegar al aeropuerto desencajados y con un dolor que les acompañará para siempre. Ahora la sociedad les acompaña por unos días, pero en breve nuestra mirada se tornará hacia otro asunto y quedarán solos con su pena.

De otra manera y por otras circunstancias no tan trágicas, solo, cada vez más solo, se está quedando el presidente del Barça, Josep María Bartomeu, al que el juez pide dos años y tres meses de prisión y una multa de 3,83 millones de euros. Peor parado queda su predecesor Sandro Rosell, con siete años y 25,15 millones. Al Barcelona, por su parte, le caen 22, 2 millones de multa. Total, que el fichaje de Neymar les va a salir por un pico. Desde la lejanía me sigue llamando la atención el despeñe de Sandro Rosell, que ha superado con creces las previsiones más pesimistas. Parecía un hombre cabal, tanto que ganó las elecciones a la presidencia con un 61% de los votos y siendo el candidato que más papeletas a su favor ha logrado en la historia. Estábamos en Junio de 2010, el equipo liderado por Guardiola se acercaba a su pleno apogeo, la Masía era un ejemplo mundial y el futuro se presentaba más que optimista. Han pasado cinco años y Rosell se ha convertido en poco menos que un personaje tóxico al que nadie se quiere acercar. Se lo ha ganado a pulso, todo hay que decirlo, pero vuelvo a constatar mi sorpresa (y supongo que de casi todos los que le votaron) ante la deriva que ha ido tomando su historia, cuyo final, si el juicio da la razón al fiscal, va a ser un paseíllo hacia el interior de una cárcel.

25/03 Miércoles

Si hay un humor del que me declaro seguidor incondicional, ese es el del absurdo. Crecí viendo películas de los Hermanos Marx, adorando a Coll y sobre todo a Tip y haciéndome fan incondicional de Faemino y Cansado. Pepin Tre me parece un genio y por supuesto, me he reído hasta dolerme la cara con Pedro Reyes. No le tocaba por edad, pero hoy se ha marchado sin decir adiós. Vuelvo a ver alguno de sus mejores videos y aunque alguno tenga ya unos cuantos años, me siguen pareciendo geniales. Casualmente en uno de ellos, Andreu Buenafuente le pregunta por alguna frase por la que le gustaría ser recordado por las generaciones futuras. Pedro le suelta dos por el precio de una. “Sólo sé que no se nada, y después de la pedrada, menos”. Y dos segundos después lo mejora. “Mi mamá me mima, yo mimo a mi mamá. ¿Qué pinta papá en todo esto?” Te echaremos de menos Pedro Reyes.

Vuelve Alonso en Malasia. Requeteconfirmado. Nos alegramos, sin duda. Tiene que estar como loco por reaparecer y que el personal le deje de preguntar por el accidente de Montmeló. Del que por cierto, sigue sin que haya una versión oficial, definitiva y aceptada sin sospechas. El último en dar su opinión ha sido el propio Fernando, que asegura que no perdió ni el conocimiento ni la memoria, lo que contradice aquello de “corro en Karts y quiero llegar a la Formula 1” que dicen que dijo cuando recobró se la conmoción. En fin, que llegados a este punto y se diga lo que se diga, cada uno se montará su propia historia, desde la más lógica a la más conspiranoica. Pero lo importante es que este fin de semana se volverá a hablar de coches, motores, chasis, aerodinámicas y todas esas cosas. Un tema, por cierto, donde ahora mismo McLaren tiene poco de lo que presumir.

Por último y entonando un ¡albricias!. ya hay sede para la final de Copa. Y el oscar va para…..el Camp Nou. Ole, ole y ole. Somos tan grandes (otros dicen fantasmas) los de Bilbao que no nos importa ir a jugar una final en el campo del rival. Yo creo que sólo por eso, mereceríamos ganarla. Francino, prepara las entradas.