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Bueno machaca al Granada

Anota dos tantos que acaban con la resistencia de los andaluces y se convierte con 26 dianas en el máximo goleador del Rayo Vallecano en Primera

Rafael Pineda
Bueno, con el balón tras marcar, mientras sus compañeros felicitan a Manucho.
Bueno, con el balón tras marcar, mientras sus compañeros felicitan a Manucho. Víctor Lerena (EFE)

No hizo el Rayo una gran demostración para derrotar al Granada. Basó su remontada en una combinación devastadora para el equipo andaluz. La fórmula de su victoria surgió de mezclar los cambios de Paco Jémez con el espectacular momento de forma de Bueno. El delantero del Rayo metió dos goles cuando peor lo pasaba su equipo, incapaz de superar la organización defensiva de un Granada que se jugaba la vida. Bueno metió su primer gol tras jugadón de Manucho, uno de los cambios de Paco. A los 10 minutos hizo el segundo en un excelente remate después de un gran pase de Kakuta, otro de los destacados, al área del Granada.

Con estos dos tantos, Bueno pasa a la historia del Rayo al convertirse, con 26 dianas, en el máximo goleador de la historia del conjunto vallecano en Primera. Supera a Bolo, que había logrado 25. El triunfo es un palo en toda regla para el Granada, que gozó de muchos minutos de superioridad después del gol de Córdoba. El equipo de Abel se defendió como pudo, pero no pudo contener el empuje de Manucho y el oportunismo de Bueno. El triunfo le sacaba de los puestos de descenso y ahora sigue con el agua hasta el cuello, triste y confundido porque lo tuvo en la mano y se le fue. Respira, y mucho, el Rayo, prácticamente fuera de cualquier peligro con muchas jornadas por delante. Con jugadores tan fantásticos como Bueno todo es posible.

RAYO, 3-GRANADA, 1

Rayo: Cristian; Quini (Embarba, m. 63), Amaya, Zé Castro, Nacho; Baena, Trashorras; Licà (Manucho, m. 63), Bueno, Kakuta; y Leo (Insúa, m. 79). No utilizados: Cobeño; Morcillo, Insúa, Jozabed y Aquino.

Granada: Oier; Nyom, Babin, Murillo, Insúa; Rubén Pérez, Fran Rico, Javi Márquez (Robert Ibáñez, m. 72); Piti, Córdoba (El Arabi, m. 88) y Rochina (Riki, m. 79). No utilizados: Roberto; Foulquier, Cala e Iturra.

Goles: 0-1. M. 8. Córdoba. 1-1. M. 65. Bueno. 2-1. M. 75. Bueno. 3-1. M. 93. Embarba.

Árbitro: Hernández Hernández. Amonestó a Insúa, Rubén Pérez, Baena, Amaya y Bueno.

Vallecas. Unos 10.000 espectadores.

Necesita el Rayo un curso acerca de cómo ejecutar correctamente el achique de espacios. Los pasos delante de sus defensas para dejar en fuera de juego a sus rivales son, a menudo, torpes e imprecisos. Un gran lastre en un equipo al que da gusto ver jugar al fútbol. Ocurre, sin embargo, que ese defecto a la hora de tirar los fueras de juego da mucha vida a sus rivales. Un genial pase de Rochina, exrayista, dejó solo a Córdoba a los ocho minutos de partido. La defensa del Rayo se comió el pase del extremo, que dejó solo a su compañero. Córdoba no sabe ni cómo anotó. Cerró los ojos y disparó. El balón entró por debajo de las piernas de Cristian, probablemente uno de los puntos más débiles de los porteros.

Al Granada le cuesta un mundo hacer gol, por eso es el equipo menos anotador de la Liga. Cada vez que perfora la meta rival encuentra un tesoro. Otra cosa es que después sepa defenderlo bien. Enrabietado por conceder un gol de manera tan ingenua, el Rayo se lanzó a por el empate como suele, con buen fútbol, velocidad y Bueno en el ataque. Hasta de tres claras ocasiones gozó el delantero, que se desquitó en la segunda parte.

Estaba el Rayo muerto hasta que Paco Jémez movió el banquillo. Le había funcionado Manucho ante el Levante y el delantero volvió a reivindicarse para que Bueno hiciera historia. Excelente el recorte del angoleño sobre Insúa. Mejor el pase a Bueno, que anotó en el área pequeña. El Granada acusó el golpe porque, de repente, se quedó sin plan.

Es un buen equipo cuando se posiciona, pero le cuesta horrores crear peligro y desmontar defensas rivales. Dudó, pues no supo si buscar el segundo tanto o amarrar el empate. En esa duda apareció Kakuta para poner un gran balón en el área. Ahí surgió la figura imponente de Bueno, que se tiró en el área para desviar el balón y hacer el segundo. Ahí terminó el partido. Abel lo intentó acumulando delanteros, acuciado por la necesidad, pero el Granada no tuvo orden ni peligro. En su juego desesperado dejó múltiples espacios que el Rayo aprovechó de forma estupenda. Embarba, activo, hizo el tercero en una noche especial para Bueno. Otra más del buen delantero madrileño.

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