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Joan Plaza: “Podemos ser el Atlético del baloncesto”

F. SÁEZ
Joan Plaza, durante un partido del Unicaja.
Joan Plaza, durante un partido del Unicaja.JORGE ZAPATA (EFE)

El día que presentó su segunda novela, Despertar a tiempo, Joan Plaza (Barcelona, 51 años) se definió como un “enfermo de empatía” y un “psicópata de la vida”. En sus 14 años de trabajo como funcionario de prisiones aprendió a relativizar y en los nueve que lleva como entrenador de élite ha pulido su máster en convivencia. Se maneja con extrema pulcritud, protege su timidez barnizándola de seriedad y deja huella allá por donde pasa. Su nombre suena para ocupar la vacante de seleccionador y en su segundo curso al frente del Unicaja tiene al equipo como líder de la Liga y firme candidato a romper el duopolio de Madrid y Barcelona. Se cumple una década de la primera y única Copa del conjunto malagueño, que aspira a reverdecer laureles para celebrar el aniversario.

Pregunta. ¿Cómo se vive con el traje de líder?

Respuesta. Unicaja llevaba años por debajo de su historia y queríamos cambiar la tendencia. El curso pasado ya dimos un buen golpe de timón estando entre los primeros y este año la intención era dar un paso más. Aquí no se lo creían, pero lo estamos haciendo. No sabemos cuánto durará, pero las sensaciones son muy buenas. El equipo no piensa tanto en conservar el liderato como en mantener lo que nos ha llevado hasta aquí. La mezcla de humildad y ambición funciona. La clave es ser estables y serios, sin depender de una estrella, con el colectivo tirando del carro.

Estoy mucho más seguro de lo que exijo, de los procesos que sigo para mejorar a mis equipos"

P. Han descabalgado en la Euroliga, pero en la Liga siguen firmes.

R. Cuesta mucho mantener el ritmo en las dos competiciones. El mejor ejemplo son los dos transatlánticos. El Barcelona está a tres victorias de nosotros y el Madrid pasó una mala racha en diciembre. Ellos son equipos hechos para ganarlo todo y aun así sufren. Queríamos hacer los menores cambios posibles, pero se fueron jugadores importantes y al final tuvimos que hacer seis fichajes en verano. Ese proceso se asume, pero se paga.

P. ¿Unicaja es primero porque Madrid y Barça se dosifican?

R. No sabemos si vamos primeros porque ellos lo están haciendo mal, porque nosotros lo estamos haciendo bien, o por las dos cosas. Pero queremos demostrar que es posible una final que no sea Madrid-Barça. Sería saludable para nuestro baloncesto. Quizá ellos van con una marcha menos porque se plantean temporadas de largo recorrido para estar bien en el momento adecuado. Pero Unicaja ha dado un salto de calidad y hay que valorarlo.

Plaza, en actitud pensativa, durante un partido de esta temporada.
Plaza, en actitud pensativa, durante un partido de esta temporada.David Aguilar (EFE)

P. ¿Son la alternativa al duopolio de los grandes como lo ha sido el Atlético en la Liga de fútbol?

R. Lo nuestro ya no es casualidad. Si llegamos así al tramo final tendremos que reducir las cuotas de humildad para aumentar las de ambición. En eso nos parecemos al Atlético. Ya no hay miedo a los rivales, vamos a por todas en cualquier cancha. Podemos ser el Atlético del baloncesto. Aún no lo somos, pero tenemos discursos parejos, aspiramos a grandes retos y estamos en ese camino de poder colarnos entre los grandes.

P. ¿Han aprendido la lección del año pasado en la Copa cuando eran anfitriones y cayeron en cuartos?

R. Esperemos que sí. El problema es la inmediatez. La gente lo quiere todo y lo quiere ya. El deseo no entiende del pasado ni de paciencia. Muchas veces los culpables somos los entrenadores, yo el primero. A veces vendemos humo. En la Copa del año pasado, la gente especulaba gratuitamente con la semifinal, yo no quería ser cenizo y al final te dejas llevar. Fue una gran lección para todos. Ahora sólo pensamos en pasar los cuartos. El Bilbao es un equipo peligrosísimo y Sito Alonso lo está haciendo muy bien. No podemos garantizar la victoria pero sí la competitividad absoluta. Nos tienen que sacar de la pista con fórceps si hace falta.

P. ¿Qué balance hace de sus nueve años como entrenador?

Algunos se venden muy bien, pero yo no quiero ser un actor ni en la pista ni fuera de ella”

R. Ahora soy mucho mejor entrenador y espero que también mejor persona que al comienzo. Mi filosofía del baloncesto se ha consolidado. Estoy mucho más seguro de lo que exijo, de los procesos que sigo para mejorar a mis equipos y a cada jugador que pase por mis manos, y leo mejor los partidos. En este proceso he madurado y he trabajado con equipos grandes, medianos y pequeños, nacionales y extranjeros... En las tres casas de las que salí me reciben con mucho cariño y eso es señal de que algo hice bien. Espero seguir mejorando. Hay que formarse constantemente, pero no necesariamente a partir de la NBA o de la Euroliga. Es casi paranoia, pero en ocasiones estás viendo un partido de infantiles y aprovechas cosas y comentarios para trasladarlas a tus necesidades. Hay que saber encontrar siempre la palabra adecuada para que cada jugador entienda el propósito que buscas. Antes el baloncesto era muy mecánico y ahora el jugador entiende todo gráficamente. Ahora se trata de hacerles visualizar, casi en el aire, las cosas que quieres de ellos.

Markovic (i) y Green (d), del Unicaja, cierran el paso a Shengelia (c), del Laboral Kutxa. durante un partido reciente de la Euroliga de baloncesto.
Markovic (i) y Green (d), del Unicaja, cierran el paso a Shengelia (c), del Laboral Kutxa. durante un partido reciente de la Euroliga de baloncesto.ANDER GILLENEA (AFP)

P. ¿Ha evolucionado mucho el baloncesto español en estos años?

R. Ha tenido un cambio proporcional a la sociedad. A veces me da miedo porque la NBA no debería ser nuestro único espejo. Hay que coger sus cosas buenas, pero son muy distintos a nosotros. Queremos correr tanto como ellos, potenciamos el físico, el ganar a cualquier precio, y estamos perdiendo aquello que nos distinguió y que hizo jugar a nuestra selección a niveles brutales. Había un trabajo de técnica individual muy preciso y ahora ves a equipos de niños pequeñitos corriendo sin parar. Eso asusta.

P. Aún no hay seleccionador y su nombre sale en las quinielas.

R. Sólo estar en esa terna ya es un honor. Hay muchos que merecerían tanto o más que yo esa posición. Si sucede estaría muy feliz, pero no me obsesiona. Además, habría que cambiar la regla de la ACB y no tengo ninguna certeza de que si la norma cambia Unicaja me dejara ser seleccionador. De momento, estoy muy contento en Málaga. La gente ha entendido que a lo mejor no tengo el glamour de otros entrenadores, pero tengo una fiabilidad que ha permitido al equipo recuperar sensaciones del pasado.

Hay suficiente calidad aquí como para que el próximo seleccionador sea un técnico español”

P. ¿El glamour cuenta mucho?

R. Ocurre en todos los ámbitos. Hay gente que sabe venderse más, que son más sociables. Yo no me tengo por una persona huraña, pero la gente me percibe como alguien muy serio. Cuando me pongo la corbata doy sensación de rigidez. Otros, a pesar de que su carrera ha ido dando tumbos, entran mejor porque tienen una mejor dialéctica o una mejor presencia y la gente vuelve una y otra vez a ficharlos. En mi caso no quiero ser un actor ni en la pista ni fuera de ella. Se me notaría la impostura.

P. Los 18 equipos de la Liga tienen entrenadores españoles, ¿chirriaría que el seleccionador fuera extranjero?

R. Hay que reconocer que la etapa de Scariolo fue muy productiva. Todas las personas que han venido a España como Sergio o Maljkovic y muchos americanos nos han hecho mejores y eso hay que agradecérselo. Pero hay suficiente calidad entre los entrenadores de aquí como para que en esta nueva etapa la puedan encabezar cualquiera de los entrenadores que están ahora entrenando en nuestra Liga.

P. Este verano hay Eurobasket, ¿ha reservado vacaciones?

R. Nunca reservo las vacaciones con antelación. Lo único que tengo previsto a medio plazo es estar en la Feria del Libro de Madrid. Ahora el reto es llevar a Unicaja a disputar una final. Quizá hagamos sonar una campana que hace años que no suena.

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Sobre la firma

F. SÁEZ
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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