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Nadal supera a Anderson

El gigante sudafricano (2,03m) desaprovecha seis bolas de 'break' en la primera manga y cede 7-5, 6-1 y 6-4 ante Nadal, que jugará con Berdych los cuartos

Juan José Mateo
Nadal celebra la victoria ante Anderson.
Nadal celebra la victoria ante Anderson.MANAN VATSYAYANA (AFP)

El tenis es un deporte de opuestos. Para llegar a cuartos de final del Abierto de Australia (7-5, 6-1 y 6-4 a Kevin Anderson), Rafael Nadal tiene que vivir un primer set como un martirio. Cuando llega al 6-5, su contrario ha tenido seis bolas de break y él ninguna. Al filo del tie-break, el sudafricano ha concentrado cinco opciones de rotura en el 5-5 cuando él solo se ha apuntado un pírrico punto al resto en todo el partido. Ocurre que en el tenis la euforia de uno es la depresión del otro, que este es un deporte de vasos comunicantes en el que se crece en la misma medida en la que el contrario mengua. Hace frío en Melbourne. Sopla el viento. Anderson no deja de pensar en las seis ocasiones perdidas (¡seis!), y con ese lastre arrastrándole se hunde irremisiblemente, ahogado entre sus sorprendentes fallos y los aciertos de Nadal, que declara el estado de euforia: desde el 5-5 en el que se salva por los pelos, el español le endosa un 7-0 al sudafricano que le catapulta hasta los cuartos, en los que le espera Tomas Berdych. La bola del español quema y la del sudafricano se queda congelada.

En el arranque, ataca el gigante (2,03m). El aspirante percute una y otra vez. Nadal está siendo dominado. El número 15 encuentra el revés del número tres con facilidad. Eso impide que el español mande con su temible drive. Le obliga a correr. A defenderse. A ceder la iniciativa. El campeón de 14 grandes, en cualquier caso, es un tenista polifacético. No se alcanzan todos los triunfos que lucen en su currículo, ni se puede competir de tú a tú con los mejores en tierra, cemento y hierba, sin tener la capacidad de jugar con varias barajas. Nadal tiene plan A, B, C y D. Así que corre. Y se defiende. Y contraataca.

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Visto que en el tú a tú Anderson le supera por potencia y le encierra en la orilla del revés, el mallorquín empieza a bajar la bola. El gigantón sudafricano gestiona con dificultad esas pelotas, que obligan a su brazo a poner toda la fuerza sabiendo que al otro lado le espera uno de los mejores contraatacadores del planeta. A pelota frenada, Anderson sufre. Eso abre una mínima brecha en su juego, hasta entonces inabordable. Cuando entra una gota por esa herida, sin embargo, empieza a desmoronarse el edificio. A veces, para que caiga un muro basta con quitarle un ladrillo. Primero, Nadal inyecta la duda con el cortado: ya el partido no es solo pegar, pegar y pegar, porque hay que correr, hay que frenar y hay que pensar. Luego, niega una bola de break tras otra: Anderson ya no duda, simplemente deja de creer, porque con solo cinco puntos al resto su contrario le birla la primera manga. Finalmente, el número tres mundial acelera, tira y pega: restando cada vez más atrás, no deja nunca que Anderson vuelva al duelo. Eso también hay que saberlo hacer: el ogro del inicio acaba convertido en bonachón amigo.

Todavía sin alcanzar su mejor versión, como es lógico tras un 2014 tan discontinuo, Nadal crece a cada encuentro. Los contrarios siguen teniendo firma en el guion de los partidos, pero cada capítulo ve al mallorquín empeñado en buscar argumentos que sirvan para el examen final, y no solo para los parciales: en la pista gesticula conminándose a ganar metros; busca ser más agresivo; y poco a poco va recuperando las virtudes que siempre le distinguieron al resto. Para empezar, suma dos encuentros sin ceder un break. Dos partidos cortos con los que compensar el maratón de 4h 12m que se zampó en segunda ronda. Desde entonces, el número tres mundial juega con esperanzas renovadas: Nadal tiene una segunda oportunidad para ser Nadal.

Cuatro españoles en busca de los cuartos

Cuatro tenistas de La Armada buscan unirse a Rafael Nadal en los cuartos de final del Abierto de Australia: David Ferrer, Feliciano López, Guillermo García López y Garbiñe Muguruza, citados, respectivamente, con Kei Nishikori, Milos Raonic, Stan Wawrinka y Serena Williams. De todos ellos Ferrer, Feliciano y Muguruza han pisado alguna vez esa ronda en los grandes.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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