Genes, entrenamiento, nutrición
Gebrselassie encabeza el lanzamiento del proyecto científico que conducirá a que un hombre corra el maratón en menos de dos horas
Haile Gebrselassie, quizás el mejor corredor de fondo de la historia, encabezó ayer en Newcastle (Reino Unido) el lanzamiento público del proyecto científico que conducirá en un plazo ideal de cinco años a que un hombre corra por primera vez el maratón en menos de dos horas.
Como recuerdan los promotores del proyecto, dirigido por el fisiólogo Yannis Pitsiladis, gracias a los avances en entrenamiento, equipación, conocimiento y alimentación, en poco más de 100 años se ha rebajado la marca en 52 minutos, desde las 2h 55m 18s de Johnny Hayes en los Juegos de Londres de 1908, la primera vez que se corrió la longitud de 42,195 kilómetros, hasta el actual récord (2h 2m 57s) del keniano Dennis Kimetto. Y, como, llevando la contraria a la mayoría de la comunidad científica, dan por seguro el éxito de su iniciativa, tanto Gebrselassie como Pitsiladis han adoptado el lema de que ya no se trata de saber si se puede, sino de cuándo se hará.
Genes, entrenamiento y nutrición son las tres patas sobre las que se apoyará la investigación que acabará determinando el atleta perfecto para emprender el desafío. Y de genes, entrenamiento y nutrición se habló en Newcastle. Hablaron Gebre, Pitsiladis, el nutricionista Asker Jeukendrup, de Gatorade, y el entrenador Andy Jones. Hablaron de tecnología del entrenamiento, del uso de acelerómetros y de GPS instalados en los móviles que miden recorrido, velocidad y aceleraciones, una tecnología ya habitual en el fútbol. Y hablaron de genes, concluyendo, obviamente, que el primer atleta que baje de dos horas será un nativo del valle del Rift, etíope o keniano.
En el caso de los kenianos no se da una caída en la oxigenación cerebral, a nivel del córtex prefrontal, durante un esfuerzo máximo" Jordan Santos, investigador
“Estos atletas destacan por su eficiencia de carrera, por el escaso gasto energético de sus pequeños cuerpos, por su exposición crónica a la atura desde antes incluso de nacer y por su hábito de correr desde pequeños”, señala Pitsiladis. Ventajas a las que el investigador alavés Jordan Santos, no presente en la conferencia, añadiría su descubrimiento sobre su mayor capacidad de oxigenación cerebral.
“En contra de toda la literatura científica publicada con sujetos europeos, en el caso de los kenianos no se da una caída en la oxigenación cerebral, a nivel del córtex prefrontal, durante un esfuerzo máximo”, dice Santos, quien recuerda que esa parte del cerebro precisamente, el lóbulo prefrontal, es la encargada de la toma de decisiones en lo relativo al ritmo de carrera. “Cuando la oxigenación cerebral cae, se ha visto que se da en paralelo una menor activación neuronal en este punto y por tanto el atleta inconscientemente va a ser incapaz de mantener el ritmo o la intensidad”, explica Santos, que ha trabajado varios años en Sudáfrica. “Sin embargo, si la oxigenación se mantiene, como hemos visto en kenianos, el lóbulo prefrontal estará siempre abastecido de oxígeno y por tanto la activación neuronal en esta zona no estará comprometida y el rendimiento no se verá afectado”.
Para Santos, esa capacidad podría atribuirse a factores de vida temprana como la exposición prenatal a alta altitud, que implica respuestas vasodilatadoras crónicas en el encéfalo, así como a la actividad física durante la niñez, que entre otras cosas mejora la vascularización del cerebro. Justamente las ideas que también inspiran al proyecto menos de dos horas, que busca patrocinadores para su financiación.
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