Correr menos para ganar más

Si consideramos la pole position como la unidad de medida más fiable a la hora de calibrar aquello que en el argot de las carreras se conoce por velocidad pura, esta temporada nos sitúa irremediablemente ante una llamativa paradoja: resulta que Lewis Hamilton se ha encasquetado su segunda corona precisamente el año en que, por primera vez en su trayectoria como piloto en la fórmula 1, ha acumulado menos poles(siete) que su compañero de equipo (11).

Lógicamente, la estadística de victorias no sigue este mismo patrón porque de lo contrario el campeón habría sido Nico Rosberg, que se impuso en cinco grandes premios por los 11 triunfos que finalmente se adjudicó su vecino británico. Estos indicios llevan a concluir que algo ha cambiado en el planteamiento de Hamilton, que esta vez ha corrido menos que nunca en las clasificaciones, pero sus réditos han sido mayores a final de curso.

Desde que apareció estrepitosamente en el Mundial en aquel explosivo 2007, el chico de Tewin siempre fue considerado el integrante más rápido de la parrilla a una sola vuelta, una impresión generalizada entre sus rivales y avalada por los datos. Ya en aquel primer contacto con la F-1 —se hartó de rodar en entrenamientos— con McLaren, logró seis poles mientras que Fernando Alonso, que aterrizó en la estructura de Woking como campeón, solo se llevó dos. Esta tendencia se mantuvo de forma invariable las siguientes temporadas, siempre por delante del inquilino del otro lado del taller, independientemente de que este fuera Heikki Kovalainen (2008 y 2009), Jenson Button (2010-2012) o Rosberg (2013).

Esa inercia se rompió este curso, en el que Hamilton se ha mostrado más efectivo que nunca, conservando un poco más los sábados para focalizarse en los domingos. “No recuerdo haber cometido ningún error de pilotaje esta temporada”, asegura el ya bicampeón, más centrado que nunca. Su vida privada queda fuera de los circuitos, apenas aparece su novia —la cantante Nicole Shcerzinger, ex-vocalista de las Pussycat Dolls— y lo mismo ocurre con Roscoe, su bulldog, que el año pasado era un habitual del paddock hasta el extremo de que tenía su propia acreditación.

No recuerdo haber cometido ningún error de pilotaje”, asegura el ya bicampeón

Hamilton ha cambiado el guion habitual y la jugada no le habría podido salir mejor aunque también es cierto que las circunstancias le han echado un cable. Y más que cualquier otra cosa, el aparato que ha conducido, un prototipo que ha circulado en otra dimensión y que le ha permitido rebajar un poco esa fiebre que siempre le había caracterizado y que tantos malos ratos le hizo pasar. Un coche que ha establecido un nuevo récord en el número de victorias (16) y que ha igualado las 18 poles que Red Bull se apuntó en la temporada 2011.

En este nuevo escenario, Hamilton ha elegido dónde y cuándo atacar a Rosberg. Entre Monza y Austin encadenó cinco victorias consecutivas que le permitieron darle la vuelta a la tortilla, arrebatarle la batuta a su colega y, a la vez, dejarlo medio grogui. “Al principio de temporada, la mayoría habríamos coincidido en considerar que la mayor habilidad de Lewis era su velocidad a una vuelta, y sin embargo Nico le ha ganado muchas veces. No sé si es porque Lewis se ha centrado más en preparar los domingos, pero es evidente que Rosberg ha mejorado mucho”, sostiene el director ejecutivo de Mercedes, Toto Wolff, el jefe de la tropa de las flechas de plata.