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Álex Márquez, campeón de Moto3

El piloto español alcanza el título tras conseguir la tercera plaza en el Gran Premio de la Comunidad Valenciana

Nadia Tronchoni
Álex Márquez celebra la conquista del título de Moto3
Álex Márquez celebra la conquista del título de Moto3 Manuel Bruque (EFE)

Tiene 18 años y es puro desparpajo. El gracioso de la familia. El de la broma. Tan acostumbrado a ver correr, ganar y celebrar a su hermano mayor que él pierde y gana, se cae y se levanta con una naturalidad inusitada. Álex Márquez, "el tío más tranquilo del mundo", como lo describió Marc, es el nuevo campeón del mundo de Moto3. Tuvo que armarse de paciencia para no perder los nervios en una carrera loca, puro espectáculo, cuyas vueltas se disputaron siempre como si fueran la última vuelta. Cada curva parecía la última curva. Y en cada pelea estaba alguno de los implicados en esta última batalla en la que todos cumplieron con el guion: Miller estuvo mayúsculo en su papel, jugando con los límites de lo que se puede y no se puede hacer en la pista, agresivo en el cuerpo a cuerpo, sin intención alguna de evitar el contacto, imponiendo su ritmo casi toda la prueba, tirando del resto del pelotón. Veloz y valiente, así es. Y así corrió. Y así fue como ganó la carrera. Pero no el título.

El título era para Márquez, impecable también en su rol, resistiendo cada golpe del australiano y de sus colegas, como Antonelli o Kent, que se le acercaban amenazantes; esquivando los choques, alejándose del peligro tanto como podía –“Quiero ganar limpiamente”, había repetido hasta cansarse– y sin perder demasiado el contacto con los primeros. Tenía que subirse al podio para no depender de nadie más. Y lo logró. Y pudo coronarse como el nuevo amo y señor de Moto3, la categoría pequeña, la que nunca deja indiferente a nadie, la que recoge el talento más puro, casi sin pulir, de tipos que sueñan cada día con llegar a MotoGP. Miller lo hará en sólo unos días. Márquez, se montará en una de esas máquinas de 1.000cc (un regalo de la casa Honda) también entonces, aunque deberá pasar por la escuela de Moto2 antes de dar el salto definitivo dentro de (se supone) un par de años.

La carrera, alimentada la rivalidad entre los contendientes desde hace días –desde que pilotos como Miller apostaran en Sepang por poner las normas en entredicho, por ejemplo, buscando el conflicto, el toque, en cada curva– fue una delicia para el espectador y un martirio para los implicados, al menos para los que más tenían que perder, como Márquez. Salió Miller dispuesto a comerse el mundo, con un ritmo espléndido, y entraron en juego tipos como el peleón Viñales o el rapidísimo Antonelli, que había conseguido la pole un día antes.

Es el tío más tranquilo del mundo" Marc Márquez

Había entre los contendientes tipos como ellos, capaces de todo por la victoria. “Si puedo ganar, lo haré”, se arrancó el italiano el día anterior, preguntado por si echaría una mano al australiano ya que ambos corren para la misma fábrica, KTM. Y los había, también, como Kent o Viñales, como Rins, Vázquez o Mc Phee, preparados para echar una mano, para ayudar a que se cumpliera la estrategia de sus respectivos equipos y marcas. Todos, unos y otros, tenían ganas de guerra. Y se vio tan pronto como se apagó el semáforo en el circuito Ricardo Tormo, uno de esos trazados en los que ni uno puede escaparse fácilmente, ni los rebufos entran demasiado en juego. Uno debe jugárselo todo en las curvas, en la segunda, en la última, por ejemplo, y tirar mucho de coraje y cabeza. Una combinación sólo a mano de los mejores.

MOTO2: “A veces uno se queda sin gasolina”

Quería Tito Rabat sumar su octava victoria, lucir el tipo, pasearse por el circuito Ricardo Tormo como el campeón del mundo que es, demostrar que no consiguió por casualidad el récord de poles en Moto2 con la 11ª lograda este fin de semana, y ofrecer al público español una de esas carreras tan suyas: perfectas, sin errores, de trazo delicado, con un ritmo brutal, una concentración máxima. Y se quedó a una décima de segundo de conseguirlo. No podía creérselo. Cuando se dio cuenta de que su moto se frenaba sin razón aparente a escasos metros de la meta comprobó que su Kalex se había quedado seca: había consumido los últimos litros de combustible y no le llegó para alcanzar en condiciones la bandera de cuadros. Le pasó Thomas Luthi como una exhalación. "He hecho un gran esfuerzo para distanciarme de Luthi tanto como podía y me he quedado sin gasolina. Son cosas que pasan", se consolaba. "Ha sido un regalazo", confesó el suizo antes de subir al podio. Nada empaña, sin embargo, el brillante año de Rabat, que lucirá en uno en su moto el año próximo y defenderá la corona con orgullo.

Miller lideró la prueba prácticamente en todo momento, se las vio con Viñales –una gran ayuda al final– al tiempo que Márquez se peleaba con Antonelli. Hubo roces hasta entre aquellos que supuestamente se echaban una mano. Y hasta Rins hizo tambalearse a su compañero en algún momento, aunque luego se vería que su intención siempre guiarle, cubrirle, defenderle. El jaleo creció tras diez vueltas, cuando el italiano se metió por dentro en una curva, se abrió demasiado y arrastró a Márquez con él, que cayó a la sexta plaza. El español fue recuperando posiciones con la paciencia de un santo: un adelantamiento en cada vuelta, al borde del segundo viraje, tna confiado estaba de su ritmo y su Honda. Pero nada había terminado. El lío, morrocotudo, llegó en la vuelta 16, a nueve giros para el final: Rins le cubría las espaldas a Márquez, segundo tras Miller, y todo parecía controlado hasta que el australiano chocó con Márquez y ambos cayeron a la sexta y octava plaza, respectivamente. Aquello, sin embargo, lejos de ayudarle, perjudicaba al de KTM. Así que la carrera bajó de decibelios. Márquez volvió a remontar. Y el título quedó a expensas de una genialidad de Kent que nunca se produjo. Cerró Márquez cada rendija en los últimos giros. Y aunque Miller cumplió con su objetivo, también lo hizo él, un témpano de hielo. Los Márquez tienen motivos para celebrarlo por todo lo alto: los dos hermanos son los primeros de la historia que logran dos títulos del mundial de motociclismo en la misma temporada.

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Sobre la firma

Nadia Tronchoni
Redactora jefa de la sección de Deportes y experta en motociclismo. Ha estado en cinco Rally Dakar y le apasionan el fútbol y la política. Se inició en la radio y empezó a escribir en el diario La Razón. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valencia, Máster en Fútbol en la UV y Executive Master en Marketing Digital por el IEBS.

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