Caparrós anestesia al Celta
El Granada saca un punto de Balaídos tras desactivar a los vigueses en un partido de brega
El Celta se frenó, el Granada lo detuvo a base de despliegue defensivo, disciplina y capacidad para no conceder ritmo. Enfrió la euforia celeste, la de un equipo que venía de firmar su mayor hazaña en bastante tiempo, su primera victoria en casa del Barcelona en 73 años. No ayudó a caldear el ambiente la lluvia, el diluvio que precedió el inicio del partido y lo acompañó a ratos. Restó calor, pero semejaba añadir chicha porque el césped se empapó y prometía otra velocidad de pelota. No fue así: campo rápido, juego lento.
Se incomodó el Celta y se acomodó el Granada, que incluso se estiró de inicio hacia el área local y hasta amagó con realizar una presión alta e incomodar el manejo del Celta desde atrás. Fue un amago. Pronto dieron los visitantes varios pasos hacia la cueva, advertidos por un gol bien anulado a Sergi Gómez tras tocar Larrivey de cabeza o tras un error de Roberto al echar el balón a tierra en un saque y propiciar una oportunidad clarísima que malogró Hernández. Fue la paradoja del partido porque tan firme como semejó mostrarse el Granada, tan esforzado para tapar las vías por los extremos hasta el punto anular durante bastantes minutos a Orellana y Nolito y sólo ceder ante algún arranque de fuerza de Hugo Mallo, tuvo grietas en algún error apenas forzada, en aquel desacierto de Roberto o en alguna pérdida de balón en la circulación cerca de zonas de peligro.
Celta, 0-Granada, 0
Celta: Sergio Álvarez; Hugo Mallo (Álex López, m. 85), Cabral, Sergi Gómez (Fontàs. M. 71), Jonny; Radoja; Orellana, Krohn-Dehli, Hernández (Augusto, m. 64), Nolito; y Larrivey. No utilizados: Rubén Blanco, Borja Fernández, Santi Mina y Charles.
Granada: Roberto; Nyom, Babin, Murillo, Juan Carlos; Foulquier, Iturra, Fran Rico, Sissoko (Javi Márquez, m. 68); Córdoba (Rochina, m. 59) y El Arabi (Success, m. 58). No utilizados: Oier, Mainz, Eddy y Larsson.
Árbitro: Estrada Fernández. Amonestó a Orellana, Iturra, Juan Carlos, Fran Rico y Nyom
Balaídos. 17.023 espectadores
El Celta, cuando le faltó el fútbol, trató de ampararse en la estrategia. Por ahí remató Sergi Gómez a la salida de un córner para propiciar una buena respuesta del portero. También por esa vía trató de estirarse el Granada, que convirtió en balón al área cada falta en la medular. No las remató, pero su momento era otro. El paso de los minutos maduró el partido para los chicos de Caparrós, vivo en los cambios para relevar a los jugadores de ataque, que no habían apenas mirado hacia la meta, pero sí habían realizado un descomunal esfuerzo en la resta. Con nueva savia se reactivó el Granada, con Success y con Rochina, que le dieron aliento y, ahora sí, llegada. Fue éste último delantero el que pudo resolver el partido, conectado como salió en su primera carrera remató fuera una dejada de Sissoko tras un mal entendimiento entre Hugo Mallo y Cabral. Poco después otro error de Celta en un pase atrás de Jonny le llevó ante Sergio, al que regateó para que fuera Cabral el que sacara bajo palos cuando Success iba a empujar a la red.
Esos dos estrepitosos errores alertaron al Celta, que flaqueó durante unos minutos que pudieron cambiar el signo de la liza. En esos momentos
tuvo que gastar un cambio en la zaga por lesión de Sergi Gómez y se sintió fuera del partido por su, por una vez, escasa producción ofensiva. Maniatado, siempre encimado en la recepción y el control, sin que ni siquiera el reaparecido Augusto ejerciese como revulsivo, el Celta al menos logró imponerse en los minutos finales y evitó nuevos sustos. Se lanzó entonces hacia la victoria con una pulsión renovada, con todos al ataque, con Augusto de lateral postizo, Mallo en el banquillo y Álex López apoyando a la segunda línea, con Orellana y con Radoja, que tropezaron con Roberto, y un Krohn-Dehli que acabó esprintando cuando todos buscaban aire. Contra todo ese arsenal sobrevivió el Granada, que completará dos meses sin ganar, pero que empapado de sudor y lluvia, alzó los brazos para festejar el cero a cero.
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