Las dudas de Pedrosa
El de Honda busca culpables en un año con muchos fallos: “Las motos no se rompen solas”
Busca culpables Dani Pedrosa para explicar su discreto rendimiento esta temporada, pero no queda claro si los ha encontrado. Con una victoria –hasta ahora había ganado, mínimo, dos carreras por año– y nueve podios en total, Pedrosa, vecino de taller del brillante campeón del mundo Marc Márquez, nunca optó al título pese a llevar la misma moto que aquel, ni terminó estando a la altura de sus colegas de Yamaha, que este fin de semana se juegan el subcampeonato. Ganó en Brno, en un gran premio en el que Márquez no estaba fino, y rompió la racha de este. Pero sólo fue un espejismo. Incluso él reconocía días antes de aquella victoria no haber merecido algunos de los resultados cosechados en la primera mitad de la temporada. “No he sido muy regular e incluso he subido al podio sin hacer carreras súper sólidas”, decía entonces. Pero lo peor estaba por llegar.
Tras aquella victoria balsámica (y solitaria), pruebas como las de Silverstone o Misano le pusieron en su sitio. “No he sido consistente, no he aprovechado algunas oportunidades, he cometido errores y el equipo también los ha cometido; además, he sufrido con mis dolores de siempre”, resumía ya en Valencia, donde se disputa la última carrera del año y él hace balance de la temporada. Una temporada que comenzó con molestias en el antebrazo y que interrumpió con una intervención quirúrgica –para tratar el síndrome compartimental, lesión muy habitual en los pilotos– tras la carrera en Jerez. “He perdido prácticamente 75 puntos en las últimas cuatro carreras”, reconoce, tras caerse en Alcañiz, Phillip Island y Sepang. Pero no acierta a explicar los porqués de su mal rendimiento. Ni quiere concretar en qué ha fallado el equipo y en qué lo ha hecho él, aunque eso pueda ser más evidente a ojos del espectador, conocido, por ejemplo, el porqué de su caída en Aragón con la pista mojada y gomas de seco. “Las motos no se rompen solas, a veces alguien las monta mal”, apunta.
No he sido consistente, he cometido errores y el equipo también; además, he sufrido con mis dolores de siempre”
Pedrosa, como él mismo reconoce, no ha completado ni un sólo gran premio en que le haya ido bien desde el viernes, lo que significa que la puesta a punto de la nueva moto se le ha complicado –no tiene una base desde la que empezar a trabajar– y, también, que llega más justo a los días clave: el sábado, cuando se juega la pole –se ha clasificado en primera fila sólo en nueve citas de 17–, y el domingo de la carrera. Además, ha tenido que adaptarse a una moto que fue hecha por Honda a medida de Márquez. Mientras el joven piloto quiere una máquina que pueda manejar a su antojo, imperfecta, que se mueva, Pedrosa siempre se encontró más cómodo con máquinas en las que se cuidaba hasta el mínimo detalle, dada su extrema sensibilidad encima de la moto. Así que ha tenido que adaptarse a ella y ha optado, por ejemplo, por recuperar el chasis de la moto del año pasado, más estable en frenada.
A todo esto hay que añadir que la línea seguida durante este curso en su lado del box, la de preparar una moto que pudiera resistir mejor los finales de carrera, ha repercutido negativamente en el comportamiento de la Honda en las primeras vueltas, lo que ha ralentizado al piloto en los inicios de carrera y le ha obligado a remontar. “No ha sido la mejor estrategia, menos en un año en el que las open, con más combustible y, en ocasiones con neumático extrablando, han hecho muy buenos inicios de carrera”, explica. Y añade: “Todo eso tiene que ver con los reglajes de la moto. Hemos intentado buscar el equilibrio, pero en MotoGP es imposible hacer una moto perfecta para 45 minutos”.
Los malos resultados de Pedrosa han ido acompañados de cambios en su equipo –Alberto Puig no ejerce ni de representante, ni de asesor deportivo desde que arrancó la temporada– y de algunas dudas respecto a sus mecánicos. El piloto, que renovó contrato en julio, reconoce en petit comité que quiere formar un equipo como el de Márquez, un grupo de amigos, donde impere el buen rollo. Y además de a su jefe de mecánicos cambiará a otros tres miembros para el nuevo curso que empieza el próximo lunes. Claro que lo del buen rollo no es tan fácil como sustituir a un técnico por otro. Y habrá que ver si es cierto lo que explican algunas voces de su entorno, que dicen que no quiere a nadie alrededor que le recuerde que debe jugarse la vida para ganar a Márquez. Se ha acomodado, apuntan. Él tratará de desmentirlo en la pista.
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