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Rossi quiere ser eterno

El italiano, el piloto con más grandes premios en la categoría reina, celebra sus 250 carreras con un triunfo ● Márquez cae cuando rodaba primero en busca de su 12ª victoria

Nadia Tronchoni
Phillip island -
Valentino Rossi celebra el triunfo en el podio.
Valentino Rossi celebra el triunfo en el podio.Rob Griffith (AP)

Le sobran ganas. Parece un juvenil. Pero acumula todo el saber que le permiten sus 35 años. Y sus 250 grandes premios en la categoría reina. Los alcanzó este domingo en Phillip Island. Valentino Rossi ya era el piloto con más carreras en la historia del motociclismo, pues hace poco superó las 245 de Alex Barros. Lo que llama la atención en su caso es el rendimiento que es capaz de ofrecer en la pista cuando sus números hablan de una carrera que debería estar llegando a su fin. Pero cuando Rossi decidió renovar con Yamaha por dos años más, como hizo hace unos meses, lo hizo convencido de que todavía no estaba acabado.

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Lo demuestra su triunfo en el circuito australiano, el más rápido, una de las pistas más complejas del calendario, por lo que exigen a los neumáticos su asfalto superabrasivo y las cinco curvas a la derecha (por siete a la izquierda) que siempre pillan a alguien desprevenido, y porque ni que salga el sol suben las temperaturas como para confiar en que las gomas se agarren al suelo. Claro que ni siquiera asomó el sol este domingo. Pero salió Valentino. A comerse el mundo. Y no solo no falló, como otros tantos, sino que fue capaz de ganar manteniendo hasta el final de la carrera un ritmo que no pudo soportar ni siquiera su compañero de equipo Jorge Lorenzo, con quien protagonizó un precioso duelo entre las curvas Doohan y Siberia.

Pelea por el subcampeonato Rossi y está cada vez más cerca de su objetivo. El triunfo, el sexto en esta pista en la que sólo él y Lorenzo han ganado en los últimos años además de Stoner –encadenó seis victorias consecutivas–, le ha colocado en la segunda posición de la general, por delante del mallorquín. Lo logró con paciencia y un ritmo envidiable. Sólo Márquez podría haberle bajado del escalón más alto del podio, pero el campeón del mundo se fue al suelo a falta de nueve vueltas para el final cuando rodaba en cabeza y con cuatro segundos de ventaja. Rodaba el español al límite, como le gusta, como siempre, más ahora que ya se ha puesto la corona, persiguiendo un 12º triunfo que le acerque todavía más a Mick Doohan. Y cayó en la trampa de Phillip Island, en una de esas curvas a la derecha que pillan al neumático delantero totalmente fuera de juego, sin agarre, tan frío sopla el viento en este alejado rincón del mundo que se asoma al mar de Tasmania. “Es lo que pasa cuando corres sin presión”, resumió el chico.

Esto es lo que pasa cuando corres sin presión” Márquez, campeón de MotoGP

Cometieron otros el mismo error, como Pol Espargaró, que iba cuarto, o Crutchlow, cuando ya olía el espumoso del podio. Los tres, por cierto, se habían decantado por el neumático delantero nuevo que había traído Bridgestone a este gran premio: uno asimétrico, que no parece haber funcionado como esperaban –“Tenía un compuesto más blando, sí, pero solo en el filo, y nos hemos ido todos rectos, no se podía frenar”, explicó Márquez. Y terminaron su carrera antes de tiempo, como también lo hicieron Pedrosa o Aleix Espargaró, que tuvieron que abandonar, víctimas de sendos choques en la pista con Iannone y Bradl (dirección de carrera analiza los dos incidentes por si merecen sanción), ambos pasados de frenada.

Y el podio, junto a Rossi, lo completaron dos supervivientes: Lorenzo, el primer superviviente, pues se cayó Crutchlow cuando amenazaba la segunda posición del español. Tanto había bajado el ritmo desde que lo adelantara Rossi (a diez giros) que perdía con uno y otro hasta un segundo por vuelta: su neumático delantero había quedado destrozado después de 17 giros tratando, sin éxito, de alcanzar a Márquez. Le había tocado una goma defectuosa, explicó el español; cosas de una mala puesta a punto, dijo Bridgestone. El caso es que (tenga la razón uno u otro) desde entonces no pudo más que salvar cada giro, cada frenada. En el tercer escalón del podio, una cara nueva, la de Bradley Smith, beneficiado por todas las caídas y abandonos que se produjeron por delante de él. Y, por primera vez en todo el año: tres Yamaha bañadas en champán.

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Sobre la firma

Nadia Tronchoni
Redactora jefa de la sección de Deportes y experta en motociclismo. Ha estado en cinco Rally Dakar y le apasionan el fútbol y la política. Se inició en la radio y empezó a escribir en el diario La Razón. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valencia, Máster en Fútbol en la UV y Executive Master en Marketing Digital por el IEBS.

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