El Lagarto que pía

José María Giménez (19 años, Uruguay), al que Diego Pablo Simeone concederá este domingo la titularidad ante el Espanyol (12.00, C+ Liga), tiene tatuada en su brazo derecho la fecha de su debut con la selección uruguaya, ante Colombia. Aquel 13 de septiembre de 2013, el central tuvo que marcar a Falcao y no solo le anuló, también le sacó del partido a fuerza de preguntas encaminadas a distraer al goleador colombiano. “¿Tienes auto en Madrid?” o “¿por qué las banderas de Ecuador, Colombia y Venezuela tienen los mismos colores?” fueron algunas de las cuestiones con las que Giménez hizo gala de la tradicional picaresca charrúa cada vez que Colombia atacaba y Falcao tenía opciones de recibir. “Me volvió loco”, llegó a confesar el ahora exdelantero rojiblanco.

Giménez apenas ha podido poner en práctica la artimaña de piarle a los contrarios desde que llegó al Atlético el curso pasado procedente del Danubio, uruguayo. La pareja Miranda-Godín le ha mantenido en barbecho. En un año de rojiblanco apenas ha disputado un partido de Liga y otro de Copa. Esta temporada aún no ha pisado un campo. El suyo es un caso insólito desde que llegó a Madrid. Ha disputado más minutos con su selección, 12 partidos, titularidad en el Mundial de Brasil incluida, que con el Atlético. En la cita mundialista formó, como hará este domingo, junto a Diego Godín, que apadrinó a su llegada a este admirador del potente salto que tenía Fabio Cannavaro y al que sus más allegados apodan Lagarto. Devorador de lasaña y con 15 tatuajes en su cuerpo, Giménez ha adoptado desde su llegada un perfil muy discreto en el día a día rojiblanco. Suele evitar el contacto con la prensa y pocas veces enseña la locuacidad con la que se desenvuelve en las concentraciones de Uruguay. Sus condiciones físicas, 1,85 metros y una carrocería muy musculada, impactaron en el club desde el primer día. “Es un niño con cuerpo de hombre”, comentaban empleados del club cuando le vieron entrenarse por primera vez.

En esta temporada ha jugado más con su selección que con el conjunto rojiblanco

La titularidad de Giménez coincide con el toque de atención público que Simeone propició esta semana a sus futbolistas. Sus gritos en el Cerro del Espino pidiendo intensidad y concentración tuvieron que ver con su descontento por los errores que ha apreciado en lo que va de curso y que han afectado a la solidez del juego defensivo. La derrota de Mestalla, fraguada en los primeros 15 minutos, tuvo que ver con esa falta de atención. El Valencia planteó un partido con balones largos y salió ganador de casi todos los uno contra uno en el aire que buscó y también en los rechazos de las segundas jugadas. Miranda fue el que más débil se mostró en ese inicio de partido tan extraño en un equipo poco acostumbrado a concederle errores al contrario. Miranda erró en la cesión a Moyá que supuso el primer tanto y se le fue Otamendi en el córner. “Nosotros basamos todo en la concentración y en el trabajo grupal, cuando mis jugadores están bien en ese sentido es difícil competir con ellos. El año pasado lo hicimos muy bien”, aseguró Simeone, que volverá a dejar a Griezmann y Raúl Jiménez en el banquillo. El acompañante de Mandzukic será Raúl García.