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Messi levanta el ánimo del Camp Nou

El ‘10’ del Barça actúa primero como palanca y después como goleador para romper al Granada

Ramon Besa
Messi resuelve en el sexto gol de la tarde.
Messi resuelve en el sexto gol de la tarde.David Ramos (Getty Images)

La esterilidad y la fecundidad se alternan a veces sin mediar explicación, simplemente porque así son las cosas del fútbol, como se dice también en el Barça, que ahora mismo es todavía un equipo tan discontinuo en ataque como regular en defensa, una noticia sorprendente en el Camp Nou. Lo mismo pasa con Messi: hay días en que al hincha le dan ganas de estrangularle y en otras de abrazarle, imposible pronosticar cuál será la suerte del 10 y del Barça al final del curso, ahora que acaba de empezar la Liga y en un club tan extremista como es el Barça, que pasa en menos de tres días de un 0-0 a un 6-0.

Hay partidos que se cruzan en momentos decisivos en la trayectoria de un equipo, sobre todo porque pueden marcar tendencia, como el del Camp Nou. El ánimo azulgrana quedó golpeado en Málaga. No hubo un solo tiro del Barça entre los tres palos de Kameni, no se contó ni un regate, cuesta recordar una jugada que valiera la pena y ni siquiera se advirtió un gesto de rebeldía en un plantel que se supone impregnado del inconformismo de Luis Enrique. El acuerdo era que más o menos que el Barcelona perdería finura, toque y precisión, a cambio de ganar bravura y arrebato, ni que fuera por el carácter del entrenador, una versión mucho más dura que las de Martino y Vilanova. Y resulta que los azulgrana perdieron dos puntos, el liderato y el gas sentimental se rebajó sensiblemente por la ausencia de fútbol en La Rosaleda.

BARCELONA, 6 – GRANADA, 0

Barcelona: Bravo; Alves, Mascherano, Mathieu, Adriano; Rakitic (Sergi Roberto, m. 58), Busquets (Bartra, m. 63), Xavi; Munir (Sandro, m. 70), Messi y Neymar. No utilizados: Ter Stegen; Montoya, Iniesta y Pedro.

Granada: Roberto; Nyom, Babín, Murillo, Foulquier; Fran Rico (Piti, m. 46) Iturra, Yuste (Eddy Silvestre, m. 46), Javi Márquez; Succes y El Arabi (Luis Martins, m. 69). No utilizados: Oier; Mainz, Nounkeu y Jhon Córdoba.

Goles: 1-0. M. 26. Neymar. 2-0. M 43. Rakitic. 3-0. M. 45. Neymar. 4-0. M. 61. Messi. 5-0. M. 66. Neymar. 6-0. M. 81. Messi.

Árbitro: Martínez Munuera. Mostró cartulina amarilla a Fran Rico, Alves, Foulquier y Eddy Silvestre.

Camp Nou. 72.596 espectadores.

El Arabi remató al larguero antes de que marcara Neymar, protagonista de un triplete en el Camp Nou con el beneplácito del Granada. Los goles en propia puerta, o afortunados como el del brasileño, cuentan tanto como los más hermosos, pocos como los de Rakitic y Messi contra el Granada. El fútbol es imprevisible incluso para equipos del estilo del Barça. Los azulgrana alcanzaron sin pestañear una reparadora goleada después de un ejercicio estéril en La Rosaleda. Mejoró de un día para otro el Barcelona y reapareció también Messi, como si fueran indisociables, para lo malo y para lo bueno, encadenados al fracaso o al éxito, el sábado victoriosos en una jornada especialmente buena para Rakitic y Mathieu. Ambos parecen consolidarse en un equipo todavía irregular en campo contrario y, sin embargo, fiable en defensa: nadie ha sido capaz de marcarle un gol a Bravo.

A partir del empeño colectivo, de la capacidad de Neymar para golear y de Messi para marcar las diferencias, los azulgrana se corrigieron ante el Granada, un adversario más físico y aplicado defensivamente que el Málaga, intimidador en ataque, bueno en la estrategia, difícil de batir como suelen ser los equipos de Caparrós. A efectos azulgrana, el reto era más o menos el mismo: había que desequilibrar con los laterales después de que los andaluces formaran con cuatro mediocentros para negar los pasillos interiores a las figuras del Barça. Ausente Jordi Alba, afectado por la política de rotaciones como Piqué, el protagonismo recayó en Alves y Adriano, y también en Xavi, finalmente titular aunque quedara desplazado a la izquierda por la presencia del intocable Rakitic. Aceleraron los dos futbolistas azulgrana que ocupaban las bandas y apretaron los medios para que el partido tuviera ritmo e intensidad y las ocasiones cayeran por insistencia o perseverancia ante Roberto.

Neymar firmó un triplete con goles de todos los colores y el beneplácito del rival

Y el gol llegó por la buena actitud defensiva del Barça. La constante presión pudo con Héctor Yuste, que se revolvió para ceder la pelota hacia su portería y acabó por asistir a Neymar. El baile habitual del brasileño acabó con un remate que sorprendió al meta después de que la pelota rebotara en Babin. Muchos de los goles de Neymar son confusos, alguno incluso de churro porque busca los tobillos del zaguero, el caño más que el tiro, tan afortunado como incisivo, una tortura para los adversarios, siempre presente en el ataque del Barça. Decantado el partido desde la recuperación y el acoso colectivo, Messi lo resolvió desde la elaboración, convertido primero en asistente, ya fuera como extremo o interior, alejado de la punta de ataque, un puesto ocupado por Munir, anteayer por Pedro y anteriormente por Sandro, sabedores todos de que está reservado a Luis Suárez.

Messi progresó por la banda derecha, cambió de ritmo y de pie para centrar con la derecha a la llegada de Rakitic, imponente en el salto, la llegada y la definición, que fue muy celebrada por la hinchada, asombrada por una jugada perdida en el memorial del Barça. Volvió a aparecer el 10 para filtrar un pase a Munir ante la salida de Roberto, el cuero quedó despedido y no perdonó Neymar. Rehabilitado como jugador de equipo, Messi recuperó su condición de goleador con dos tantos para sumar 401 en su carrera: en uno cabeceó un centro de Alves, habilitado por una apertura prodigiosa de Xavi; y en el otro le robó la bola a Murillo para remachar.

Messi habilitó entremedio a Neymar para que pusiera el 5-0 tras un nuevo toque delicioso de Xavi. Quiso atacar el Granada con 3-0 y el Barça, siempre enérgico y solidario, funcionó como un tiro a la contra, especialmente bien manejado por la lucidez y fútbol de seda de Xavi. Hubo vértigo y precisión, intensidad y sincronización, presión y repliegue, se corrió y se jugó, las dos cosas al mismo tiempo, como si por un día Luis Enrique hubiera descubierto la fórmula para evolucionar a los equipos de Martino, Vilanova y Guardiola.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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