El Valencia juega de memoria

Un Valencia juicioso, estructurado y brillante barrió a un Getafe sin identidad. El equipo de Nuno repite alineación cada jornada y juega de la memoria de Parejo y André Gomes, a quienes les cabe el fútbol en la cabeza, alimentada por la genialidad de Rodrigo y Alcácer. El Getafe no está precisamente sobrado de talento, pero ahí sigue Pedro León, en la grada, excluido de la convocatoria por Cosmin Contra, víctima de la negligente gestión de sus dirigentes.

En ocasiones, un control de balón vale por un partido. El de Rodrigo, por ejemplo. Caía el pelotazo enroscado de Vezo junto a la línea del lateral izquierdo del Getafe cuando en el Coliseo se produjo un silencio. El estadio asistió a un golpe inesperado. Sintiendo en el cogote la presión de Escudero, Rodrigo se giró como una peonza al tiempo que mataba el cuero con el botín izquierdo y lo dejaba encarrilado hacia la portería de Guaita. André Gomes se encargó del resto: la pared desde la frontal con Alcácer y el disparo colocado del portugués ante un Guaita vendido. Era el 0-2 y dos jugadores del Valencia ya habían acreditado su condición de extraordinarios.

Capaces de fabricar goles como el primero, el pase del hispanobrasileño y el inverosímil remate del valenciano: como no es rápido y el central Naldo le iba comiendo terreno hacia el balón, Alcácer se lanzó al suelo, rebañó la pelota y la impulsó cruzada para batir a Guaita. Vicente del Bosque, acompañado de su segundo, Toni Grande, y del preparador de la sub 21, Albert Celades, tomaba nota. Tampoco les dejaría indiferentes el lateral izquierdo valencianista, Gayà. A los 19 años, sorprende su seguridad con el esférico: es muy raro que lo pierda.

El Getafe solo respondió con dos tiros rasos y lejanos de Lafita, repelidos ambos por Diego Alves en su estirada. Pobre balance ofensivo. Y la frustración la pagó Piatti, que recibió entradas durísimas, sobre todo una por detrás de Alexis.

Nuno ha reunido un triángulo de oro en el centro del campo. El trabajo silencioso de Javi Fuego, la pausa de Parejo y el estruendo de André Gomes. Cuando el medio portugués sale disparado del círculo central es para hacer daño al rival con un pase en profundidad, una pared o un regate. El Valencia dio la impresión de dosificarse en la segunda parte. En ese sentido, Nuno retiró a Alcácer o Feghouli y adelantó a Rodrigo, con ganas de llamar la atención ante Del Bosque. Lo logró al transformar un penalti e, inmediatamente después, en una patada a Escudero que le costó la expulsión. Un exceso de protagonismo. La única nota negativa de un Valencia que disfruta con y sin el balón.