La diferencia entre un 0-4 y un 0-5
Ayer se cumplió un año de la victoria barcelonista en Vallecas por 0-4, un marcador que hasta cierto punto fue minimizado por un dato irrelevante e incluso reprobable en muchos equipos y por contra capital en el Barça: los azulgrana tuvieron menos tiempo la pelota que el Rayo, cosa que no pasaba en un duelo oficial desde mayo de 2008, cuando se homenajeó al Madrid en el Bernabéu: 4-1. La posesión siempre se interpretó como el mejor síntoma de salud futbolística en los tiempos de Pep Guardiola. La constatación de que el plantel vallecano había superado al Barça en la tenencia del cuero (51% contra 49%) provocó por tanto un debate existencial en el Barça.
Hubo quien interpretó la estadística como el anuncio de un cambio de estilo —identificados como guardiolistas irreductibles— y se contaron también los que denunciaron que utilizar la posesión después de una goleada —considerados institucionalistas— era un golpe bajo y un ataque injustificado a la figura de Tata Martino, recién llegado a Madrid después de asistir al funeral por su padre en Rosario. La mayoría de observaciones al técnico argentino, fueran críticas o simples reproches, se consideraron inoportunas porque había tenido que asumir el plantel deprisa y corriendo, sin posibilidad de organizar la pretemporada ni poder armar el mejor equipo por las lesiones de Messi y Neymar, condicionado también por una inestabilidad institucional que culminaría con la dimisión del presidente Rosell. El inventario de problemas obligaba a ser condescendiente con un preparador que se había atrevido a cargar con el legado de Tito Vilanova de la misma manera que el técnico catalán mereció los mejores honores por su valentía para sustituir a Guardiola. A ambos se les juzgó a veces como personas antes que como entrenadores, hipotecados por una adversidad extrema, entregados los dos a sus futbolistas y a Messi.
La mayoría de observaciones al técnico argentino, fueran críticas o simples reproches, se consideraron inoportunas porque había tenido que asumir el plantel deprisa
El 10 lideró al equipo de Tito en la Liga de los 100 puntos hasta que reventó contra el PSG. Menguó progresivamente la aportación de Messi. Una de sus mejores versiones ha regresado después del Mundial. A la mejoría del argentino ha contribuido decisivamente la llegada de Luis Enrique. Messi y el Barça han regresado al campo de prácticas y se vuelve a hablar de fútbol en el Camp Nou, necesitado como está además el equipo de victorias por 0-4 o 0-5. Las sensaciones mostradas ayer en campo del Levante son mucho mejores que las de hace un año en Vallecas.
A favor de corriente, Luis Enrique ha dispuesto de tiempo y dinero para armar una buena plantilla y poner a los jugadores en forma en la Ciudad Deportiva. A partir de la exigencia, los azulgrana presentan un equipo más organizado, esforzado y mejorado, fresco y rápido, imbatido en cinco partidos, una noticia sorprendente en el Barça. Ha aumentado además el repertorio ofensivo como se advirtió en el gol de Rakitic. Apenas se recuerda la última vez que el Barça metió un tanto desde fuera del área y no hay constancia de que Messi lanzara fuera un penalti como sucedió en el Ciutat de València.
A partir de la exigencia, los azulgrana presentan un equipo más organizado, esforzado y mejorado
El argentino se redimió con el 0-5 y ya cuenta tres goles y seis asistencias —tres para Neymar—. La conexión entre el 10 y el 11 funciona por ahora y volvió a resolver el partido después de un arranque descontrolado y presidido por los patinazos de Mathieu. La expulsión de Vyntra facilitó la goleada. Las circunstancias del partido invitan a la prudencia en el Camp Nou. El marcador y la trayectoria, en cambio, favorecen el optimismo: la posesión llegó al 73% y el protagonista fue el Barça.
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