Profusión de delanteros en Colombia
La selección cafetera, segunda máxima goleadora del torneo, se luce aun sin Falcao ni Bacca
Según Cesare Prandelli, el ya ex seleccionador italiano, no hay en este Mundial una pareja de goleadores comparable a la formada por los uruguayos Luis Suárez y Edilson Cavani. Para el Kun Aguëro, como para muchos otros aficionados, la “mejor delantera” está en la otra orilla del Río de la Plata: Messi, Higuaín, él mismo y compañía. Pero los números dicen otra cosa. Pese a la ausencia de su ídolo Radamel Falcao, Colombia es, con nueve tantos, la selección más goleadora del continente (la segunda del torneo tras Holanda, con 10), e impresiona al mundo con una diversidad de recursos poco conocida para el gran público. La selección cafetera suma ya tantas victorias como en sus cuatro anteriores Mundiales y se ha asegurado al menos igualar su mejor actuación, los octavos de final de Italia 90. Si bien la explosión definitiva de su 10, James Rodríguez (elegido segundo mejor volante ofensivo en Europa en 2013), no puede considerarse una sorpresa, ¿cómo se explica que una selección que lloró durante meses al Tigre gane con comodidad sus tres primeros partidos, marque 9 goles, rote a sus atacantes y se haya permitido incluso el lujo de no utilizar todavía al convaleciente ariete sevillista Bacca?
Toda respuesta debe incluir necesariamente el nombre de José Pékerman, el entrenador argentino que formó en su país dos generaciones de jugadores ganadores de cinco campeonatos juveniles entre 1995 y 2007. A Pékerman le añoran hoy sus compatriotas después de que dos decisiones equivocadas durante el segundo tiempo del Alemania-Argentina de cuartos de final del Mundial 2006 precipitasen su dimisión como seleccionador absoluto y oscureciesen durante varios años una labor inusualmente sólida y discreta.
“La clave en nuestro éxito fue el cambio de mentalidad que tuvimos con la llegada de Pékerman”, ha afirmado repetidas veces James Rodríguez. El mediapunta del Mónaco, dueño de una zurda prodigiosa, se ha convertido en el líder del equipo, al que hace jugar desde una movilidad constante y un innato instinto combinativo. A un gol por partido, se ha convertido ya en el máximo anotador colombiano en la historia en un Mundial.
Tras 16 años sin acudir a un Mundial, Colombia tiene por fin la oportunidad de superar a aquella recordada selección de los 90. Su repertorio ofensivo ha desconcertado hasta ahora a todos sus rivales. Conocidos son ya los nombres de Freddy Guarín (Inter de Milán), Cuadrado (Fiorentina, pretendido por el Barcelona), el propio Bacca (Sevilla) o el explosivo y acrobático Jackson Martínez, Cha-cha-cha, el delantero del Oporto (autor de dos goles contra Japón) pretendido por el Valencia y como reemplazo de Diego Costa en el Atlético. Otros cuatro atacantes más, todos ellos titulares hasta ahora en algún encuentro, confirman definitivamente la selección más versátil y alegre de la Copa del Mundo.
El más conocido en América es sin duda Teófilo Gutiérrez, el talentoso punta de River Plate, que antes de jugar en Argentina pasó por las Ligas turca y mexicana. El rapidísimo Adrián Ramos ha sido recientemente fichado por el Borussia Dortmund después de marcar 16 goles esta temporada con el Hertha de Berlín.
Víctor Ibarbo, el desequilibrante segundo delantero del Cagliari italiano, mantiene un gran prestigio entre la prensa de su país y fue la gran sorpresa de Colombia en su debut contra Grecia. Por último está el jovencísimo volante de creación Juan Fernando Quintero, compañero de Jackson Martínez en el Oporto, autor ya de un gol y que encarna una de las promesas más rutilantes de un país que vuelve, por fin, a soñar con el fútbol.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.