“Mi tiro es un seudo-Navarro”
Marcelinho forjó de niño el peculiar lanzamiento que ha plantado al Barça en su 16ª final seguida
Si el Barcelona está en la final es porque Marcelinho Huertas (São Paulo, 1983) completó el partido de su vida y lo rubricó con una canasta decisiva, una milésima de segundo antes de que se encendiera la luz roja del tablero del Valencia que puso punto final a la quinta y definitiva contienda de la semifinal (75-77). Tras rodear el corpachón del ucranio Lishchuk —2,10 metros de altura y 110 kilos de peso—, el base brasileño se elevó con las piernas haciendo la bicicleta al mismo tiempo que lanzaba y la colaba. Es un tiro muy peculiar, nada ortodoxo, pero lo ejecuta a menudo y con una sorprendente efectividad.
“Empecé a tirar así desde pequeñito, no sé por qué. Y se me ha quedado”, cuenta. Se le sugiere que ese estilo tan atípico, alzando una pierna por delante de la otra, remite al de Nowitzki. “No. Al de Nowitzki, no”, rebate él, antes de afirmar, divertido y con rotundidad: “Es un Navarro-fake (un seudo-Navarro)”. Se refiere al estilo de su compañero de equipo, un tiro por elevación patentado como La Bomba, aunque en La Fonteta el base brasileño lanzó cuando ya había rebasado a Lishchuk y el peligro que tuvo que evitar fue que el pívot valencianista le taponara desde atrás.
El tiro ganador redondeó uno de los mejores partidos de Marcelinho en su carrera profesional, iniciada en 2001 en el Paulistano de su ciudad natal y catapultada con su fichaje por el Joventut en 2004. En el crucial encuentro ante el Valencia, sumó 22 puntos (70% en tiros de dos, 50% en triples), cinco rebotes, nueve asistencias y dos robos. Jugó tan bien que Xavi Pascual no le dio ni un minuto de descanso. Fue la segunda ocasión en su carrera que disputó los 40 minutos; la anterior fue con la selección brasileña ante la República Dominicana en 2011. Nadie en el Barça jugaba todos los minutos desde hace nueve años (Navarro, en 2005) y desde hace 22 en un encuentro de playoff (Solozábal, en 1992).
Marcelinho, que ya había conseguido un triple decisivo muy recordado y que hizo posible el triunfo del Barcelona en la final de la Liga de 2012, vuelve a enfrentarse al Real Madrid, su rival de entonces y el que ha martirizado esta temporada al equipo azulgrana, al que derrotó en la Copa, en la Supercopa y en la cita más reciente, el 16 de mayo en Milán, en la semifinal de la Euroliga, con una tremenda paliza: 100-62.
“El Madrid tiene armas en todos los puestos, pero los pequeños son los que más generan” Marcelinho Huertas
El 9 del Barcelona analiza la espléndida batería exterior con la que cuenta el Madrid formada por Sergio Rodríguez, Llull, Draper, Carroll y hasta Rudy Fernández: “Generan muchísimo para los demás, juegan con una intensidad y a una velocidad muy alta. Corren muchísimo, anotan con facilidad en transiciones, en pocos segundos. Tenemos que intentar evitarlo, no cometer errores para que no puedan correr, provocar que tengan que jugar un ataque más estático. A campo libre son muy rápidos y saben encontrar a sus compañeros con mucha facilidad. El Madrid tiene armas en todas las posiciones, pero los pequeños son los que generan casi todo el juego y la anotación”.
Esas son las premisas de un base que hizo posible la clasificación del Barcelona para su 16ª final seguida en competiciones españolas. La última vez que faltó a la cita fue la de la Copa del Rey de 2009. Ha ganado 9 de esas 15 finales españolas disputadas desde entonces, a las que hay que añadir la Euroliga en 2010.
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