La pulcritud de Oscar

La victoria de Brasil en su debut contra Croacia tuvo dos padrinos, quedó personificada en las figuras de Neymar, autor de dos goles, y Nishimura, el árbitro que en caso de duda siempre pitó a favor de los anfitriones, como se constató en el penalti inexistente de Lovren a Fred. La película del partido agrandó por lo demás la figura de Felipão. La verdeamarelhafue una selección fuerte física y tácticamente, abnegada en la presión e intensidad y, al mismo tiempo, poco afortunada en el manejo del balón, sobre todo en ataque estático, bien defendido por Croacia.

Scolari ha organizado un equipo poderoso por dentro, recogido con dos centrales intimidatorios como Thiago Silva y David Luiz, y un volante que cierra sin concesiones y nunca se descuelga: Luiz Gustavo. Los laterales Alves y Marcelo ayudan en el despliegue y penalizan en defensa, como se constató en el gol de Croacia. No estuvo bien Paulinho en la medular ni Fred en punta y menos Hulk. El juego ofensivo fue absorbido por Neymar, cuyos goles y liderazgo disimularon sus errores y temperamento, penalizado por una fea acción sobre Modric.

Únicamente hubo un futbolista que completó un partido estupendo y fue Oscar. Aunque le costó entrar en juego, intervino en los dos primeros goles, marcó el tercero y llenó el encuentro con detalles y gestos técnicos que le convierten en el genuino representante de los centrocampistas del jogo bonito de Brasil.

Oscar llenó el encuentro con detalles y gestos técnicos que le convierten en el genuino representante de los centrocampistas del jogo bonito de Brasil

No hay más rastro de La Canarinha de toda la vida que el de Oscar, a juicio de muchos periodistas del país el mejor relevo que podía tener Kaká. Asume en silencio la responsabilidad de ser el generador del fútbol, de dar el último pase, de poner el gol.

El mérito del partido que protagonizó en su ciudad de São Paulo estuvo en la continuidad y pulcritud con que ejecutó las jugadas, ninguna inocua ni tampoco adornada, sino que dio la puntada justa, la que distingue a los mejores de los buenos. La creatividad de Brasil está en el toque fiable de Oscar de la misma manera que el desequilibrio descansa en Neymar. Ambos tienen 22 años y simbolizan la esencia de la escuela brasileña, ya constatada en la selección sub-20. Autor de un triplete, Oscar ya fue la figura del título ganado en 2011 contra Portugal.

“Oscar hizo más que yo en el partido”, proclamó Neymar cuando compareció ante la prensa después de ser nombrado el mejor jugador del partido ante Croacia. “Formamos una buena pareja”, añadió el delantero del Barcelona. Oscar juega en el Chelsea de Mourinho después de haber triunfado en el São Paulo y en el Internacional. No tuvo un buen final de temporada, sustituido a menudo por su compatriota Willian, hasta que compareció en el encuentro inaugural del Mundial y recordó su mejor versión de la Copa Confederaciones.

Arrancando desde la derecha, con tendencia a desplazarse hasta el centro, mitad mediapunta, mitad volante, Oscar compitió con los excelentes medios croatas, Modric y Rakitic, en un partido finalmente protagonizado por el árbitro japonés, internacional desde 2004, muy reconocido en su país, protagonista también en la Copa de África de 2008 y proclive a señalar el punto de penalti en las jugadas dudosas. El marcador y el ruido no deberían sepultar el delicioso silencio de un futbolista 10 que viste el 11 por deferencia al mago Neymar.