Iniesta coge el brazalete
En la Liga del Tata, Andrés ha asumido el liderazgo en el equipo tras la baja de Puyol, la lesión de Valdés y el nuevo papel de Xavi
Andrés Iniesta hace años que se hizo mayor y eso lo sabe cualquiera que haya compartido vestuario con él, en La Masia y en el Camp Nou. Pero resulta una evidencia que para el de Fuentealbilla, cuya obsesión siempre ha sido “dar un paso adelante” en cada curso, este ha sido especialmente complicado. Termina la temporada el sábado en una inesperada final contra el Atlético de Madrid —“que todos hubiéramos firmado al empezar”, dice— y el volante sabe que para él, como para el Barcelona, el año del Tata Martino ha sido especial. Le ha tocado asumir con natural jerarquía el hecho de ponerse el brazalete de capitán en un equipo en descomposición, y lo ha hecho “por puro compromiso”, según se le reconoce en el camerino.
“Lo suyo nunca ha sido fachada y ahora tampoco es simbólico”, se cuenta en la ciudad deportiva, el día después de que en Elche, con Xavi en el banquillo, Puyol fuera de combate y Valdés en casa, le tocara otra vez colocarse la cinta con la senyera en el brazo, un gesto que tiene que ver tanto con sus servicios en el campo como con sus conversaciones privadas con Martino durante la temporada. Se lo ha ganado durante años en el vestuario, cuando veía, escuchaba y callaba en la dejadez de la última época de los holandeses, porque no le tocaba hablar, o vivió la degeneración de la era Rijkaard en la época de los brasileños mientras distinguía el camino a seguir. Y eligió el compromiso con una idea que le dio alas durante los años en los que Guardiola le dio la mano.
“Me quito el sombrero ante el Atlético, pero hemos sido líderes muchas jornadas”
Iniesta creció en época de vacas flacas, explotó en las de gloria y ha sabido asumir su rol de líder en el momento en el que el club ha entrado en un cruce de caminos complicado, justo cuando en su revólver acumulaba las muescas suficientes como para no poner cara de panoli tras haberlas visto de todos los colores. Será por eso que ayer se atrevió a recordar que en el supuesto de ganar la Liga, nada debería cambiar en el club al encarar el futuro y nada exime a nadie de tomar decisiones.
Sabe, porque ha visto lo que ha visto —la era Gaspart, cómo se fue y volvió Van Gaal...— que un título no debería cambiar nada. “Habrá tiempo de analizar lo que ha pasado este año. Pero esta semana, debemos centrarnos en el Atlético y luego ya veremos. Es demasiado bonito jugarse una Liga en 90 minutos, es muy fuerte. Si lo conseguimos, seremos los más felices del mundo, y luego será hora de hacer cada uno sus valoraciones sobre el equipo, los jugadores, el club, la junta”, aseguró con la misma dignidad con la que ha entrado durante el año al despacho de Martino cuando no se sintió suficientemente valorado.
“El también ha sufrido”, afirma al hablar de quien le sacó de sus casillas el día que le mandó al banquillo en San Mamés, cuando perdía el Barça 1-0, o cuando en el Manzanares le quitó del campo con el partido por decidirse y La liga escapándose río abajo “Sí, a mí también me ha sorprendido”, se limitó a decir aquel día porque, de hecho, Tata ya se lo había dicho todo. Han terminado por entenderse y por eso, para Iniesta, incluso por el Tata se merece el Barça este título.
“Hemos corrido, sufrido y peleado como todos. También lo merecemos”
Iniesta jugó de extremo para que encajara Fàbregas en el equipo, y supo sacrificarse por Neymar en muchos momentos. Pero no se borró, simplemente aceptó las ordenes del técnico, incluso cuando le dijo que la tocara menos, que la jugara antes y más en vertical, privándole de lo que siempre fue una de sus cualidades, la capacidad de decidir en los partidos.
Y lo hizo, por el equipo, hasta que entendió, después de arremangarse, que ese camino era antinatural para el grupo y que había llegado la hora de avisar al Tata de que se equivocaba en la ruta. Mucho más cercano a Messi en el campo que fuera, hermano de Xavi y de Busquts en el césped y en el camerino, donde nunca ha tenido mejor cómplice que Valdés, y símbolo a ojos del barcelonismo desde el gol en Stamford Bridge que metió al Barça en la final de Roma en 2009, a Iniesta solo se le ha visto bajar la cabeza dos veces en este curso, y han sido por fuerza mayor: primero por perder el bebé que esperaba su esposa y poco después cuando murió Tito Vilanova.
Iniesta asumió ayer como siempre durante el curso el rol de capitán, y a cinco días de “nuestra final”, como definió el partido ante el Atlético, reclamó el derecho a ganar la Liga: “Me quito el sombrero ante el año del Atlético, pero hemos sido lideres no sé cuántas jornadas, hemos corrido, hemos sufrido y peleado como todos, como el Real Madrid y como el Atlético. También nos la merecemos”, reivindicó ilusionado. “Nunca nos habíamos encontrado en esta situación. Nos jugamos un año en 90 minutos y lo pondremos todo para celebrar el título en casa. Es difícil, es complicado, es muy costoso, pero ganar una la Liga es el esfuerzo de muchos meses, de situaciones buenas y malas, y hubiéramos firmado llegar hasta aquí. Estamos a 90 minutos de conseguirlo y vamos a por ella”, señaló.
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