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David Alaba rompe moldes

El lateral zurdo reúne potencia y resistencia, es agresivo como defensa y hábil en ataque

D. TORRES
David Alaba, ayer en la rueda de prensa.
David Alaba, ayer en la rueda de prensa.MICHAEL DALDER (REUTERS)

Alrededor de los grandes clubes de fútbol orbitan un ejército de mánagers, dirigentes, técnicos, agentes, representantes, funcionarios, y otros alcahuetes profesionales de difícil clasificación. De vez en cuando, todos coinciden en el mismo lugar para seguir al mismo individuo. La tarde del 25 de abril de 2012, en el Bernabéu, fue uno de esos concursos espontáneos. Fue el día que el Madrid jugó la vuelta de las semifinales de la Champions contra el Bayern por última vez. El equipo local se adelantó en el marcador (2-0 al descanso) y el palco celebró lo que parecía una empresa bien encauzada hacia la final de Múnich. Pero, de pronto, aquel chico al que todos seguían, un adolescente de color de 19 años, comenzó a correr por la banda que linda con la grada baja. Atacando, iba de norte a sur. Defendiendo, regresaba de sur a norte. Como un vendaval que no cesa. Kilómetro tras kilómetro. A máxima potencia. Junto con Schweinsteiger, arrastró al Bayern hasta dar una exhibición de cualidades insólita en el fútbol mundial. Se llamaba David Alaba y hoy volverá a convertirse en un problema para el Madrid.

El Madrid acabó perdiendo la semifinal de 2012 y uno de los responsables fue Alaba. Impresionado por el rendimiento del imberbe, el entonces entrenador madridista, José Mourinho, dio su aprobación para emprender un eventual fichaje. Pero Alaba siguió en el Bayern, ganó dos Bundesligas más y levantó la Copa de Europa el año pasado.

Es capaz de superar los 14 kilómetros por partido y seguir con los cambios de ritmo

Hijo de un dj nigeriano y una enfermera filipina, nació en Viena en 1992. Comenzó a jugar al fútbol en las categorías inferiores del Austria de Viena y en 2008, asombrado ante lo que parecía un talento prematuro, Werner Kern, director de la cantera del Bayern, firmó su adquisición. Louis van Gaal lo subió al primer equipo y lo primero que imaginó es que se trataba de un interior natural. Ahí se desempeñó durante años en la selección de Austria y así lo hizo jugar Van Gaal. Hasta que Jupp Heynckes lo comenzó a utilizar como lateral zurdo. Ahí disputó la Champions contra el Madrid de Mourinho.

Los técnicos del Madrid se reunían a ver los partidos del Bayern esta temporada, mucho antes del sorteo que emparejó a ambos clubes. Durante las sesiones, cuentan que el entrenador, Carlo Ancelotti, se mostraba perplejo. El italiano contaba que pocas veces a lo largo de su carrera había visto a un futbolista tan increíble. “Es un jugador fantástico”, dijo ayer, “tiene calidad técnica, táctica, física... Después de Marcelo y Coentrão, es uno de los mejores laterales izquierdos que existen”.

No es habitual encontrar futbolistas capaces de romper la barrera de la especialización. Alaba trasciende los moldes porque sus condiciones atléticas registran marcas superiores. Reúne potencia y resistencia, como un corredor de 400 vallas. Es capaz de superar los 14 kilómetros por partido y seguir desbordando a sus oponentes con cambios de ritmo explosivos. Como defensa, es un muro. Agresivo, pegajoso, atento. Como extremo, rápido, hábil, con un manejo excelente y un golpeo que le sirve lo mismo para rematar que para lanzar las faltas. Los ojeadores madridistas han detectado que Guardiola le ha vuelto a emplear como volante cuando el Bayern se despliega en una de sus variantes tácticas más complejas. Entonces, Alaba se suma al ataque como un media punta y descubre su cualidad más insospechada: en espacios reducidos posee la clarividencia y la visión panorámica de los mejores enganches. Carvajal, Pepe, Di María y, si acaso, Bale, tendrán trabajo esta noche.

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Sobre la firma

D. TORRES
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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