El Pisha ve la vida en rosa
Jiménez coquetea con los mejores a los 50 años, Sergio García no se siente cómodo y Olazábal sufre
Es difícil que un golfista de 50 años obligue a consultar la lista de récords, pero con Miguel Ángel Jiménez siempre hay que tener a mano el libro de estadísticas. Esta vez hubo que hojear el almanaque para preguntarse por sus números en el Masters después de que en los nueve primeros hoyos bajara cuatro golpes del par. Su nombre estaba el primero en la clasificación y volaba el Pisha hacia su mejor vuelta en Augusta, los 66 que firmó en la ronda de cierre de 2010. Pero ya sabe Jiménez —aquello de que más sabe el diablo por viejo que por diablo— que el Masters son palabras mayores, así que mientras el incrédulo preguntaba otra vez por el secreto de su eterna juventud —¿el Rioja, el puro, la simple felicidad?— un bogey en el 11 y un doble bogey en el 12 mandaron archivar la consulta de los récords... de momento.
Jiménez se sabe “un antiguo”, y a mucha honra, porque “esta gente nueva” manda la bola más lejos, pero no mejor. Sus nueve hoyos de apertura fueron una lección. En el primero no hace falta arriesgar, mejor atar el par y ganar seguridad; birdie en el 2, que para algo es un par cinco; el birdie se escapa por poco en el 3; en el 4 la gente ya está en el bolsillo: después de bordear el hoyo en uno, lanza la visera al suelo mientras se ríe bajo el bigote (el Pisha es un show); en el 5, par; los americanos se levantan de sus asientos y dejan de comer y beber en el 6, pues vaya putt cuesta arriba acaban de ver en ese par tres; otro par en el 8, antes de acercarse a la casa club; y en el 9, otro birdie suave... No pasó ni un apuro, cogió el medio de las calles con la rectitud de un delineante, y dejó boquiabierto a Matteo Manassero, que a los 20 años (sí, 30 de diferencia) debería haber sacado la libreta para tomar apuntes.
La próxima semana debutará en el circuito sénior estadounidense y en julio jugará el Open de los veteranos
Vestido de rosa, Jiménez dejó su marca antes de enredarse en la segunda parte del recorrido, con un bogey en un hoyo 11 que no le da buena espina y sobre todo con un chapuzón de su bola en el 12 que le penalizó con un doble bogey. Vaya con ese rincón de Amen Corner. La tarjeta quedó firmada con 71 golpes, uno bajo par, a tres del líder, el estadounidense Bill Haas (hoy, segunda jornada de 20.00 a 1.30 en Canal Plus Golf). “He jugado muy bien al golf”, presumió; “he tenido ocasiones de birdie en todos los hoyos. Ha sido de las veces que mejor me he encontrado en Augusta”. Y, claro, le preguntaron por su secreto. “Rioja de la Ribera, un buen puro, aceite de oliva andaluz, ejercicio por la mañana, no va a ser todo vicio, y estiramiento por la tarde”.
El Pisha vio el pasado Masters por la tele. Se recuperaba de una fractura de tibia (el esquí está aplazado hasta la jubilación) y más de uno le veía en el circuito sénior. Pero eso será cuando el Pisha diga: tiene planeado probarse en el Champions Tour la próxima semana, y jugar The Senior Open en julio. Pero sin dejar la élite. Ya lo había dicho: “Yo a los 50 estaré entre los jóvenes pateando culos”. Rodeado de su gente, sus amigos y su hijo mayor, Miguel, que estudia y juega en Estados Unidos. El público le adora, acude a ver su rutina de estiramientos y aplaude a su paso. Ya fue líder en el último Open, es el ganador más veterano del circuito europeo y en Augusta ha vuelto a coquetear con las alturas. No es raro que Jiménez tenga en los grandes su momento de gloria. Ni que, a los 50 años, haya que mirar el libro de los récords.
El dulzor del Pisha contrastó con el amargor del resto de la Armada. Dos arriba se marchó Sergio García, con dos bogeys en los dos últimos hoyos (en el 18 mandó la bola al público en un tiro muy forzado) y un viejo discurso en los labios. "Me cuesta mucho sentirme cómodo en este campo y se me nota. He cometido demasiados errores. Es una cosa de sensación, no veo las salidas claras... El campo no está fácil". Con la misma losa cargó José María Olazábal, al que Augusta no respetó ni el día que se cumplían 20 años de su primera chaqueta verde. "Ya sabía que aquí venía a batallar. No tengo confianza en el juego, no lo estoy haciendo bien. El drive es un hándicap importante. Ya sabía que no iba a disfrutar en cuanto al juego. Es lo que toca". Y tres sobre par escribió Gonzalo Fernández-Castaño, desatinado con el driver y muy molesto con Nick Faldo, triple ganador del Masters y hoy comentarista, al que acusó de molestarle con sus gritos cuando iba a golpear en el 18: "O no se ha dado cuenta o es tonto del culo, que es lo que muchos pensamos".
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