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Nadal enciende la luz

En una jornada marcada por un apagón, el español abruma 6-1 y 6-0 a Sousa y se cita en la lucha por la final con Andújar (C+ Deportes)

Juan José Mateo
Rafael Nadal.
Rafael Nadal.YASUYOSHI CHIBA (AFP)

Pablo Andújar se interpone entre Rafael Nadal y la final del torneo de Río: el mallorquín se impuso 6-1 y 6-0 al portugués Sousa y se enfrentará este sábado al conquense, que le endosó un doble 6-1 a Tommy Robredo. Al otro lado del cuadro, David Ferrer jugará con el ucraniano Aleksander Dolgopolov por el otro puesto en el partido por la Copa. Que todo eso haya quedado claro es un alivio para los organizadores de la cita brasileña: durante dos horas se tuvo que dejar de jugar en Río porque falló la electricidad y dejaron de funcionar los focos de las pistas. La jornada se completó entre esperas interminables para el público y los tenistas.

A Nadal no pareció afectarle eso. Tras completar su partido de la víspera (contra Montañés) con cuatro cintas protegiendo su maltrecha espalda y echando el freno el servicio para no empeorar el problema, el número uno mundial mejoró contra el talentoso portugués: sirvió cuatro aces en los dos primeros juegos, señal de que buscó más cosas con el saque, y dejó huellas más identificables de su juego que en sus dos primeros encuentros brasileños.

Nadal buscó más cosas con el saque y estuvo más identificable en su juego

Que el campeón de 13 grandes se desempeñara con esa seriedad tuvo mucho que ver con las dificultades que le propuso en el arranque Sousa, un tenista al que entrenó Francis Roig, el segundo técnico del español. El número 48 mundial se jugó los cuartos al riesgo. Dueño de una derecha con el filo de un estilete y de un saque estimable, intentó acortar los intercambios y mover a su contrario. Jugó sin timidez. Con agresividad. Sin medias tintas. Nada nuevo para Nadal, que le puso en su sitio con la plasticidad a la que acostumbra: ahí donde Sousa esperó una bola mansa (seguro que mi tiro le ha desbordado, estoy ya es mío), le volvió una piedra envenenada (“¿pero esta mierda qué es?”, llegó a vociferar). De sorpresa en sorpresa, al portugués se le escapó un partido con el mismo guión que tantos otros vencidos por el español sobre tierra: sin ser parejo, el juego es más igualado de lo que luego cuenta el marcador para los rivales del titán de la arcilla. Sousa acabó tan desesperado como para perder un punto y ceder un break con un remate franco que había ganado, pero que cedió porque se le escapó la raqueta de las manos y la vio chocar contra la red antes de que la bola picara dos veces.

A Nadal, que definió la dinámica del duelo cuando levantó un 0-40 con 3-1 en la primera manga, le espera ahora Andújar. El número 40, que cede 0-2 los cara a cara, tiene un notable revés a dos manos que podría permitirle disminuir un poco el daño que suele generar Nadal por ese flanco. Ocurre que este es el mejor tenista del momento por ránking, que juega sobre su superficie preferida y que ya está en la zona noble del torneo. Mala cosa para el buen conquense: cuando el campeón de 13 grandes empieza a ver cerca un trofeo, hace falta un esfuerzo titánico para que eche el freno.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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