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Pareja superestrella

Volosojar y Trankov maravillan en el regreso de Rusia a la cumbre del patinaje artístico

Tatiana Volosozhar y Maxim Trankov durante la prueba.
Tatiana Volosozhar y Maxim Trankov durante la prueba.REUTERS

Giró con un gesto de inmenso júbilo nada más terminar el ejercicio. Se arrodilló con los brazos estirados al cielo, se llevó las manos a la cabeza y se agachó tapándose la cara unos segundos interminables hasta llegar a besar el hielo. Luego se juntó con su pareja, se tomaron las manos y con las frentes juntas lloraron. El impenetrable Maxim Trankov de la pista había logrado su sueño a los 30 años, 15 después de cuando se fue a buscar pareja de patinaje a San Petersburgo y de vivir tres en humildes cuartos de militares. Con Tatiana Volosojar, de 27, dio a Rusia el oro en parejas que había sido propiedad privada de su país y de la antigua URSS (12 títulos) hasta el hundimiento de Vancouver, en 2010. Volvieron a juntarse después y han terminado de ser la pareja superestrella bajo la música de Jesucristo Superstar. Los espléndidos sucesores de Irina Rodnina, la mayor leyenda de la modalidad, triple oro entre 1972 y 1980 con dos compañeros distintos, y que por algo fue galardonada con el encendido de la antorcha junto al portero de hockey Vladislav Tretiak. Los dos deportes faro de Rusia.

El patinaje artístico es pura estética, pero la gran dificultad en los saltos provoca tantas caídas que el encanto se convierte en desaire demasiadas veces. Por eso asombra más cualquier ejercicio individual que roza la perfección sin aterrizajes forzados o batacazos más o menos ridículos. Sólo la danza es un deleite continuo, especialmente entre los mejores. Al no separarse apenas, el encadenamiento de figuras y deslizamientos transcurre sin apenas sobresaltos. En la modalidad de parejas, en cambio, donde los patinadores sí se separan y efectúan saltos o lanzamientos, también la estética está contenida en un suspiro total por si acaba en el duro hielo. Pero ese no es el caso de los más grandes. Convierten hasta sus cabriolas en una danza más atlética, pero igualmente ideal.

Sólo el leve apoyo de la mano derecha de Volosojar en el hielo tras uno de los tremendos lanzamientos triples evitó la perfección absoluta. Pero el dominio de la técnica y el poderío de los 1,87 metros de Trankov para manejar a su compañera de 1,59 como una pluma transcurrieron con una sensación de seguridad que sólo transmiten los campeones. El resto de saltos

Sus mayores rivales, los alemanes Szolkowy y Salchenko, cayeron ambos en un salto al principio y en un lanzamiento al final. Ya les iba a ser difícil remontar la ventaja rusa en el primer programa corto y bastante suerte tuvieron con repetir el bronce de hace cuatro años. Las parejas chinas, oro y plata allí, se quedaron sin podio, porque la plata fue para la segunda pareja rusa en una fiesta nacional.

El martes, en el programa corto, ya había vuelto el asombro provocado por Volosojar y Trankov en su primera aparición para ayudar al oro ruso en la prueba por equipos. Con la música del vals Mascarada, de Aram Khatchaturian, maravillaron. Incluso por tercera vez en la temporada batieron su récord mundial: 84,17 puntos, frente a los 83,98 en su camino al tercer título europeo el mes pasado. Ahora ya han tocado el cielo del todo.

Sí hay dos sin tres

Sí hay dos sin tres. Para Estados Unidos, que encadena disgustos y preocupa a la NBC. Después del trastazo el martes de Shaun White en el half-pipe del snowboard, real por su caída y por su cuarto puesto, otra luminaria se perdió ayer por el hielo. Shani Davis buscaba (como White en sus saltos) convertirse en el primer patinador de velocidad que ganaba tres oros seguidos en los 1.000 metros. Pero le fue aún peor. Se descolgó hasta un decepcionante octavo puesto. Difícilmente podrá tomarse en la revancha en los 1.500, aunque sí aspirará otra vez al podio.

Shaun White en Sochi 2014
Shaun White en Sochi 2014MIKE BLAKE (REUTERS)

No se cayó, pero patinó en el peor sentido del término. Quedó a 73 centésimas de lo que buscaba. El color negro, insólito en su modalidad, le dio a Davis desde sus primeros triunfos una fama aún mayor. Los Juegos invernales son blancos y el dominio ha sido de los blancos casi siempre. El ha sido una genial excepción a gran nivel, como en algún caso del bobsleigh con Estados Unidos. Pero no individual. Lo de Jamaica es ya otra película menor, y de humor. La pequeña y potentísima francesa Surya Bonaly sí brilló en la cumbre del patinaje artístico, pero se quedó en los dolorosos quinto y cuarto puestos de Albertville 92, en casa, y Lillehammer 94. Ahora, ha sido también inédita la participación de otra compatriota, nacida en Canadá, Vanessa James. Formando pareja con Morgan Cipres terminó décima y con caída. En otra galaxia muy lejana a la rusa.

A Davis incluso le superó el tercer holandés, Verweij, con quien le tocó patinar en la penúltima ronda de las parejas habituales. Pero ya en las dos anteriores se habían cocinado las medallas. ¿Para quiénes? Mayoría holandesa, naturalmente. El Adler Arena es un patio naranja mucho más particular que otros recintos en Juegos anteriores. Stefan Groothuis, un veterano, se consagró campeón olímpico a los 32 años. Su primera medalla. No fue una sorpresa porque ya ganó el título mundial de la distancia en 2012, pero la camada holandesa tiene reservas infinitas. Ya resultó rara la plata del canadiense Morrison, porque dejó el bronce para el ganador de 500, Michel Mulder. Holanda lleva 10 de las 15 medallas repartidas, cuatro de oro, dos podios completos y el de ayer con dos de tres puestos. Quedan siete pruebas y la fiesta parece que va a continuar.

Tina Maze en Sochi 2014
Tina Maze en Sochi 2014ALEXANDER KLEIN (AFP)

Lo de Tina tenía que ser así

La larguísima y dura carrera de la eslovena Tina Maze tenía que tener su guinda así. Con un rarísimo oro, aunque no nuevo, compartido con la joven suiza Dominique Gisin en el descenso del esquí alpino. Aún puede aspirar a más, pero ya ha llegado a la meta y en la prueba más inesperada. Le faltaba lo más alto del podio después de sus dos platas en gigante y supergigante hace cuatro años. Tras la mejor temporada de su vida el año pasado, arrolladora en la Copa del Mundo, había empezado mal en la actual y el cambio de entrenador parece haber sido clave. Pero también su constancia para reponerse de todas las adversidades y que ha hecho públicas. Muchos grandes deportistas han merecido el oro olímpico sin alcanzarlo y para Maze los Juegos de Sochi eran su último tren.

Un alemán perfectamente combinado

Eric Frenzel en Sochi 2014
Eric Frenzel en Sochi 2014Getty Images

El alemán Eric Frenzel era el gran favorito de la primera combinada nórdica y no falló lo más mínimo. Fue ya el que más voló en el trampolín corto, hasta los 131,5 metros, y sólo uno de los hermanos japoneses Watabe, Akito se le acercó a 130. Fue una sorpresa, porque los noruegos que parecían discutirle el triunfo al germano, o el gendarme de fronteras francés Jason Lary Chapuis, aterrizaron sobre los ocho metros antes y firmaron su sentencia de perder el podio. En los 10 kilómetros del esquí de fondo, donde los participantes salen con la ventaja ganada en el salto, la prueba fue ya cosa de dos y Watabe resistió a Frenzel hasta la última curva de bajada a la recta de meta. Pero en un final muy parecido al que hizo la noruega Marit Bjoegen para ganar el sábado el skiatlón de fondo frente a la sueca Kalla, el alemán forzó el ritmo y ganó cómodamente su primer oro por cuatro segundos. Si ya lo era, es aún más candidato a repetir triunfo en el trampolín largo. Rusia, salvada sobradamente con el patinaje, se consoló también con sus habituales migajas restantes, un bronce para Evgeny Klimov.

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