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A Emery se le agota el crédito

Un ordenado Celta aprovecha un error garrafal de Beto para vencer a un Sevilla muy espeso

Rafael Pineda
M'bia intenta controlar el balón ante Mina.
M'bia intenta controlar el balón ante Mina. PACO PUENTES (EFE)

La presunta línea ascendente del Sevilla ha sido un espejismo. La goleada del Bernabéu y esta derrota ante el Celta dejan muy tocado al proyecto de Unai Emery, ahora en el alambre. No carbura el Sevilla, al que habían sostenido una serie de apuradas victorias en casa de la mano de Rakitic. El croata, fundido, apenas dejó un par de detalles ante el Celta. Su equipo, una imagen fea y de difícil justificación. Impotencia primero con el atrevido esquema del técnico y falta de ideas luego ante un ordenado Celta tras el regalo de Beto a Álex López.

Fue un equipo previsible, lento, que quizás notó demasiado el partido intersemanal ante el Madrid. El partido se le fue sin que el Celta hiciera nada del otro mundo, pues al Sevilla se le acumulan los problemas y le surgen otros propios de un equipo a la baja. Por ejemplo, la lesión de Gameiro con los tres cambios hechos.

SEVILLA, 0-CELTA, 1

Sevilla: Beto; Diogo, Pareja, Carriço, Alberto Moreno; Jairo (Perotti, m. 59), M'bia (Trochowski, m. 72), Rakitic, Vitolo; Bacca (Cristóforo, m. 46) y Gameiro. No utilizados: Varas; Coke, Fernando Navarro y Rusescu.

Celta: Yoel; Hugo Mallo, Cabral, Fontàs, Toni; Borja Oubiña; Augusto Fernández, Mina (Rafinha, m. 64), Álex López (Orellana, m. 83), Nolito (Vila, m. 93); y Charles. No utilizados: Sergio; Jonny, Khron-Delhi y David Rodríguez.

Goles: 0-1. M. 47. Álex López aprovecha un error garrafal de Beto.

Árbitro: Martínez Munuera. Amonestó a M'bia, Diogo y Toni.

Ramón Sánchez Pizjuán. Unos 28.000 espectadores.

Solo Vitolo y el coraje de algunos elementos hicieron que acariciara el empate en un remate de M'bia al palo y un posterior remate del canario. A este proyecto de Emery se le está acabando el crédito, como así se lo hizo ver al equipo la grada de Nervión, que despidió a los jugadores y técnicos con una sonora pitada.

Existe un punto de obstinación de Emery en sus planteamientos. Su Sevilla volcado en ataque, con cuatro delanteros y un solo centrocampista de contención, que tampoco lo es del todo, como M’bia, solo es sostenible con buenos resultados, pues su puesta en práctica choca contra varios planteamientos irrefutables. El primero, que cualquier equipo que pueble con inteligencia su centro del campo desarbola con facilidad al Sevilla. Ya sean las estrellas del Madrid o el equipo que intenta hacer Luis Enrique con mucho mérito, un Celta de buenas intenciones y escasa definición.

El segundo, que para jugar al fútbol de esa forma es indispensable estar muy fresco en lo físico, con la posibilidad de aguantar carreras tanto en defensa como en ataque. El Sevilla, que ofreció un fantástico juego en ataque en el Santiago Bernabéu, careció ante el Celta de esa frescura necesaria para un planteamiento tan desbocado. Bastó con observar al equipo andaluz en los primeros minutos para llegar a la conclusión que Jairo no era el de Madrid, también Diogo, que M’bia estaba demasiado solo y que, por ejemplo, hasta a Rakitic le pesaban las piernas. Un Sevilla plano, sin intensidad, sin velocidad y descolocado, ofreciendo mucho espacio a su rival. El tercer planteamiento se incrusta en la cabeza del propio Emery, decidido a morir con las botas puestas.

El Celta, con timidez, mejor colocado en el campo, intentó degustar el pastel que el Sevilla le puso por delante. A los dos minutos, Beto, que comenzó su recital de despropósitos, salvó un balón de Augusto. A los siete, sacó otro de Charles. El meta portugués, muy nervioso toda la noche, todavía le hizo un penalti absurdo a los 30 minutos al propio Augusto que el colegiado no apreció. Cinco minutos antes del descanso, fue Carriço el que salvó un disparo del dinámico Mina que se colaba en la portería del Sevilla. El primer tiempo del equipo andaluz fue, sencillamente, lamentable. Apenas un par de balones en largo de Rakitic adornaron el escaso juego de los andaluces.

Emery se rindió al descanso y el fútbol lo castigó. Retiró a uno de los dos delanteros, Bacca, para dar entrada a un mediocentro defensivo, Cristóforo. Rakitic pasó a moverse casi como delantero, pero sin chispa. El croata no podía ni moverse, muy flojo en el aspecto físico. Sin tiempo para asimilar la reconversión, Beto completó su aciaga noche regalando el gol a Álex López.

El Sevilla, salvo en un remate de M'bia al palo, fue incapaz de crearle peligro al Celta. Los de Luis Enrique vivieron cómodos y se llevaron una victoria más que merecida. Todo corazón y poco fútbol, el Sevilla se entregó sin remedio a la derrota. Emery sigue sin dar con la tecla y, lo peor, es que las sensaciones que ofrece su equipo son negativas. El crédito se le agota porque su Sevilla ni juega ni gana.

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