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Certezas frente a dudas en El Madrigal

Un Villarreal saneado y estructurado como equipo se mide a un Valencia sin definir en el estilo y los jugadores

Giovani, en un partido del Villarreal ante el Athletic.
Giovani, en un partido del Villarreal ante el Athletic.Alfredo Aldai (EFE)

“Habrá que tener memoria con el Valencia en un futuro”. Fue la advertencia hace ahora cerca de 18 meses de Bruno Soriano. El capitán del Villarreal soltó tal sentencia después del derbi que enfrentaba al club castellonense en Mestalla a primeros de mayo del 2012 en la que era la penúltima jornada de la temporada. Un punto era todo lo que necesitaba el Villarreal para lograr la permanencia. Si el Málaga no vencía al Atlético de Madrid en el Calderón, como así fue, al Valencia también le sobraba un empate para lograr matemáticamente la tercera plaza a falta de una jornada. Al descanso del Valencia- Villarreal hubo un pacto de no agresión si a ambos equipos le beneficiaba. El conjunto blanquinegro no cumplió y Jonas, en el último segundo del partido, marcó un gol y el Villarreal, una semana después, certificó el descenso a Segunda tras su derrota ante el Atlético de Madrid.

El futuro que predijo Bruno ya ha llegado. Villarreal y Valencia se enfrentan en El Madrigal como si no hubiese pasado el tiempo, como si por medio no hubiera habido un amargo descenso del conjunto amarillo. Sin embargo, en el escaso tiempo transcurrido sí que han sucedido cosas trascendentes en el Villarreal, que ha sufrido una transformación. La pérdida de categoría supuso el bajar de la nube al club de Roig. Hoy (17.00) el Villarreal es uno de los pocos clubes saneados que existen en la Liga española. Y con un presupuesto de 50 millones de euros, 26 de ellos dedicados al coste salarial de la plantilla, sigue siendo competitivo.

Todo son certezas en el Villarreal, que ha dejado atrás el estilo de toque y pausa que instauró Pellegrini. Desde la llegada de Marcelino a El Madrigal, el Villarreal es mucho más directo, vertical, sin perder la esencia dulce que le proporcionan Bruno, Manu Trigueros o un renacido Cani. Tanto es así que el equipo amarillo es, tras el Athletic, el segundo equipo que más corre del campeonato. La cuarta plaza es el reflejo de la realidad que propone, siendo el cuarto equipo más goleador con 15 tantos, y también el cuarto que menos goles encaja con nueve e igualado con el Madrid. Y vuelve a ser rival para el Valencia. El pasado verano, el club de Mestalla pretendía a Giovani dos Santos y fue el Villarreal quien puso seis millones a disposición del Mallorca por su fichaje. El Valencia tuvo que agenciarse a Pabón compartiendo su compra por siete millones a través de un fondo de inversión.

Alcácer, que destacó ante el St Gallen, que ha quedado fuera de la convocatoria

El Valencia sigue siendo el mismo club convulso y empeñado de siempre, con 350 millones de deuda y deportivamente empequeñeciéndose para poder pagar los intereses de su enorme deuda. Institucionalmente sí ha habido cambios. Amadeo Salvo es el nuevo presidente, que tiene una idea clara de cómo debe funcionar el club para que vuelva a ser un grande en el futuro y, contrariamente, dejando en un segundo lugar el funcionamiento del equipo, cada vez con menos calidad. Con el nuevo presidente habrá comida entre las directivas, cosa impensable de haber continuado Manuel Llorente en la presidencia y al que Roig le llamó “desagradecido” (Llorente fue empleado de Mercadona y de ahí pasó a la dirección deportiva a través de Pamesa Valencia de Básquet), tras el encuentro en Mestalla que puso a la deriva al Villarreal.

Deportivamente Djukic tiene las mismas dudas que rodean al club. El técnico serbio no ha encontrado un estilo y un once que conviertan al Valencia en un equipo reconocido y ganador. El partido del pasado jueves ante el St Gallen añade incertidumbre a Djukic. La buena actuación de Parejo, Fede, Bernat, Canales u Oriol Romeu, considerados hasta el momento secundarios, dejan a Djukic en una encrucijada. “Djukic va a tener más dolores de cabeza para hacer onces”, considera Oriol Romeu. El gol que consiguió Paco Alcacer, estimado por la afición valencianista, ante los suizos, no le ha servido, sin embargo, para entrar en la convocatoria.

Se espera pues un derbi caliente y disputado en El Madrigal. “Será un partido competido, igualado y con alternativas”, entiende Marcelino. “Estamos preparados para una gran batalla”, añade Djukic. El Villarreal ha dejado de ser para el Valencia un club hermano. Porfían por los mismos objetivos y no hay amistad que valga. Ya lo advirtió Bruno.

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