Lorenzo cree hasta el final
El mallorquín logra la 'pole' en el GP de Japón y Márquez, que puede ganar el título, sale segundo
Eliminados los tres entrenamientos libres que deberían haberse celebrado entre el viernes y la mañana del sábado, los pilotos de MotoGP salieron por primera vez a la pista a las dos de la tarde (hora de Japón) a pelearse por los mejores puestos de la parrilla de salida. Había parado de llover, tal y como anunciaban las previsiones meteorológicas, aunque el asfalto seguía mojado. La sesión no sería fácil. Pero los pilotos contaban con algo más que esos 15 minutos en los que se decide la pole este año. En concreto disponían de una hora y 15 minutos –tal y como se decidió la misma mañana–; así podrían hacer tantas pruebas como fueran necesarias para poner todo en orden antes de lanzarse a buscar el mejor puesto posible en unas condiciones delicadas: con agua en la pista y el asfalto frío. Y así lo hicieron.
Márquez, campeón si...
Si gana y Lorenzo termina tercero o peor.
Si es segundo y Lorenzo termina quinto o peor.
Si es tercero y Lorenzo termina octavo o peor.
Si es cuarto, Lorenzo termina 11º o peor y Pedrosa no gana la carrera.
Si es quinto, Lorenzo termina 13º o peor y Pedrosa no gana la carrera.
Si es sexto, Lorenzo termina 14º o peor y Pedrosa es tercero o peor.
Si es séptimo, Lorenzo termina 15º o peor y Pedrosa es tercero o peor.
Si es octavo, Lorenzo no puntúa y Pedrosa es tercero o peor.
Y, al final, fueron los mismos de siempre, o casi, los que coparon las posiciones de cabeza. Lorenzo se llevó la pole en la casa de Honda, como ya hizo el año pasado. Márquez logró reducir distancias al final y se clasificó segundo (a 0,6 segundos) en sus primeras vueltas a Motegi con una MotoGP. Y Pedrosa vio cómo una Ducati, la de Nicky Hayden, daba la sorpresa y le arrebataba la tercera posición de la tabla gracias a una sesión magnífica sobre el suelo mojado del Twin Ring.
Así pues, pocas sorpresas en la parrilla que formará este domingo (6.00, hora española, Telecinco) MotoGP, después de un fin de semana repleto de contratiempos –con un terremoto de 7,1 la madrugada del sábado incluido– que impidió seguir el programa habitual de los grandes premios. Los aspirantes al título, que puede decidirse a favor de Márquez si vence en Japón y Lorenzo no es segundo (entre otras opciones) mantuvieron la calma, minimizaron los riesgos e hicieron cuanto pudieron con la moto menos fina de lo que suelen tenerla tras horas y horas de trabajo.
La densa niebla del viernes y esos mismos problemas de visibilidad causados por las nubes bajas la mañana del sábado, además de una incesante y copiosa lluvia, habían impedido que las motos dieran siquiera una vuelta a la pista japonesa. Hasta entonces, pasado el mediodía, cuando, a pesar de lo previsto el día anterior –se dijo que en caso de haber una sola sesión la pelea por la pole sería el domingo antes de la carrera–, la organización decidió adelantar la celebración de las sesiones de clasificación en cuanto el helicóptero medicalizado –necesario en caso de accidente– entendió que el tiempo le daba una tregua. Seguía lloviendo, pero la visibilidad había mejorado. Así que la marcha empezó con Moto3, una hora más tarde llegaría MotoGP y, finalmente, Moto2. En Motegi, se pueden decidir ya este fin de semana los tres títulos mundiales. Si no, cabrá esperar a la última cita, en Valencia, dentro de dos semanas, donde los nervios estarán a flor de piel.
Rins, como pez en el agua
Son las 12.49 del sábado en el circuito de Motegi. Una decena de pilotos de Moto3 esperan frente al semáforo, en rojo, a que se les permita dejar el pit lane e ingresar a la pista por primera vez en todo el fin de semana. Lo hacen en cuanto el reloj marca las 12.50, la hora fijada para que se celebren los primeros entrenamientos del gran premio de Japón, que constituyen, además, la sesión de clasificación de la que saldrá la formación de la parrilla del domingo.
La sesión empezó diez minutos después de lo previsto y fue más larga de lo habitual –55 minutos– para compensar las horas muertas y el escaso tiempo, nulo, mejor, que los equipos han tenido para trabajar en la configuración de las motos. Y la pole se la llevó Àlex Rins, que atacó el líderato de Luis Salom a la primera oportunidad.
Como pez en el agua, el más joven de entre los aspirantes al título, de 17 años, marcó distancias con sus rivales tan pronto como observó (y sufrió) el estado de la pista, empapada, encharcada incluso en algunas zonas. Después de que el piloto local, Yamada, marcara el camino a los dominadores habituales de cada sesión, Rins y también Maverick Viñales, el tercero en discordia, empezaron a tirar, conscientes como son de que el liderato (y el título) ya solo pueden lograrlo al ataque. Pero fue el de Barcelona el que marcó la diferencia con una vuelta casi un segundo más rápida que la mejor de Viñales. El líder de Moto3, Salom, no se les acercó en toda la sesión, pero logró en su penúltima vuelta firmar una vuelta solo 1,2 segundos peor que la de Rins, lo que, vistos los tiempos del día, le ayudó a pasar de la décima posición a la cuarta en el último suspiro.
Espargaró séptimo, Redding saldrá desde la quinta fila
Terminada la sesión de MotoGP, empezó a abrirse el cielo. Y salieron a la pista los pilotos de Moto2, los últimos en batirse por la pole. Ellos lo hicieron en condiciones muy diferentes a las otras categorías: con una pista que iba marcando un carril prácticamente seco, pero que escondía auténticos charcos por la lluvia caída durante días. En esas condiciones fue Mika Kallio el triunfador de una jornada extraña como pocas. La primera fila la completarán Simeon y Zarco. Pero el foco estaba sobre el líder de la categoría, Pol Espargaró y el lesionado Scott Redding, segundo clasificado. Al español se le quedó corto el fin de semana y no pudo más que clasificarse séptimo. Saldrá desde la tercera línea mientras que su rival, 15º finalmente, con menos vueltas que nadie dado su estado físico, lo hará desde la quinta para tratar de alargar el campeonato hasta Valencia, la última carrera del año.
Había pocos pilotos más felices a su llegada a Japón que Redding. Por unos momentos, horas quizá, creyó perdido el campeonato del mundo. Había llegado a Australia como líder de Moto2 y ni siquiera perdió el liderato en la pista, sino en la cama del hospital de Melbourne en el que fue operado de una fractura en la muñeca. Pero cuando la mayoría pensaba que se retiraba de la pelea por el título, su entorno apuntaba la misma tarde del domingo que viajaría a Japón. Por si acaso. Y lo hizo. Pasó la correspondiente revisión médica, recibió el visto bueno para correr. Y aunque ansioso por subirse a la moto cuando las sesiones se iban suspendiendo una tras otra, no ha habido piloto más beneficiado por el caos vivido en Motegi que el británico, que ha tenido un día y medio más para dejar reposar su mano. El hueso está soldado, pero la herida aún está fresca. Y es molesto pilotar así. Pero él lo intento. “Tengo que hacerlo”, confesaba el jueves a su llegada al circuito japonés. “El Mundial todavía no está decidido”, añadía con una sonrisa enorme.
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