La Real se impulsa a Old Trafford
Los donostiarras, irregulares este curso, se imponen (1-2) al cuadro de Djukic en su visita a Mestalla
La Real tiró de pragmatismo y economía de recursos para acabar con el lastre anímico de nueve partidos sin vencer. Ganó en Mestalla por su abnegado trabajo defensivo y por la inutilidad de la delantera del Valencia. También porque Rubén Pardo, tan a gusto siempre en Mestalla, volvió a mostrar parte de su enorme potencial. Djukic está manejando de pena sus recursos ofensivos. No son muchos, pero tampoco tan escasos como para esa inocuidad en el remate. Por ejemplo, la marginación de Dani Parejo, tan importante en el estirón final del curso pasado, tan olvidado en el presente ejercicio. El triunfo sirve para levantar el ánimo de la Real, que llega el miércoles a Old Trafford con otra cara, no tanto por el juego, pero sí por la alegría contagiosa de la victoria. La derrota sitúa al Valencia otra vez en el umbral de la vulgaridad y a su entrenador en la duda sobre su capacidad para sacarlo de ahí.
VALENCIA, 1; REAL SOCIEDAD, 2
Valencia: Guaita; J. Pereira, Víctor Ruiz, Mathieu, Guardado; Feghouli (Canales, m. 61), Javi Venta, Banega (Parejo, m. 75), Pabón; Jonas y H. Postiga (Fede, m. 46). No utilizados: Jaume, Romeu, Bernat, Alcácer.
Real Sociedad: Bravo; C. Martínez, Mikel, Íñigo Martínez, De la Bella; Carlos Vela, Bergara, R. Pardo (Ros, m. 77), Griezmann (Chory Castro, m. 83); Zurutuza (Xabi Prieto, m. 73) y Agirretxe. No utilizados: Zubikarai, Seferovic, Ansotegi, Ángel.
Goles: 0-1. M. 41. Griezmann. 0-2. M. 58. Rubén Pardo, desde fuera del área. 1-2. M. 92. Pabón.
Árbitro: Hernández Hernández. Amonestó a De la Bella, J. Venta, Banega, Víctor Ruiz,
Unos 40.000 espectadores en el estadio de Mestalla.
La Real se fue al descanso con ventaja ante la incredulidad y la rabia de Mestalla. Y aún perdonó el conjunto de Arrasate la sentencia al filo de la media parte cuando la contra, perfectamente hilada por Carlos Vela, la desperdició Agirretxe con un tiro desviado. Hubiese sido un castigo desproporcionado. Porque el tesón del Valencia por gobernar el encuentro había sido irreprochable. Sus defensas y sus centrocampistas lo habían conseguido con creces, pero sus delanteros lo echaron por tierra. Sus dos fichajes del pasado verano, Pabón y Hélder Postiga, especialmente desacertados. Uno, el colombiano, porque elegía casi siempre mal. El otro, el portugués, porque no olió ni el balón ni el espacio para recibirlo. Tampoco ayudaron los otros dos atacantes, Feghouli y Jonas, todos empeñados en fastidiar el tirón en la medular de Banega y de Javi Fuego. Como meritorias las llegadas de Guardado, percutiendo una y otra vez, viniendo desde el lateral izquierdo hasta la línea de fondo, destruido su empeño por su nulo entendimiento con el interior Pabón.
La Real, que empezó con la desconfianza calada en los huesos, sin dar tres pases seguidos, fue creciéndose a partir de la torpeza de los delanteros valencianistas. Y de un magnífico pase de cabeza al hueco de Agirretxe, Griezmann se quedó solo ante Guaita. Y con la pelota botando mientras los zagueros locales reclamaban un inexistente fuera de juego. El delantero francés ajustició a Guaita. En dos toques, el cuadro realista había dado en el clavo, desmontando por una y mortífera vez la retaguardia local.
Djukic castigó a Hélder con la ducha, entró Fede y Pabón se adelantó a la posición de nueve. Sorprendente que fuera Pabón y no Jonas el hombre más adelantado. La Real estaba ya más suelta, liberada de todos los complejos con los que llegó a Mestalla, y el Valencia más cansado. El control, por tanto, más dividido. El resultado fue el estupendo latigazo de Rubén Pardo desde fuera del área. Entró raso, junto al palo izquierdo de Guaita, antes de que el portero pudiera caer al suelo en su estirada. Quedaba mucho, pero el ataque del Valencia siguió descafeinado. El partido cayó en punto muerto. Satisfecha la Real por el resultado, guardando fuerzas para Old Trafford, impotente el Valencia con un equipo sin chispa. Salvo la de Parejo, cuya precisión y ritmo en el pase le dieron cierto aire al conjunto de Djukic. De él salió la jugada del gol del Pabón justo antes del final. Parejo entró demasiado tarde.
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