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Tissone acaba con la fe del Almería

El Málaga confirma su crecimiento guiado por un Portillo con gol y mucho talento

Rafael Pineda
Antunes y Rodri pelean por un balón.
Antunes y Rodri pelean por un balón.Jorge Zapata (EFE)

La costó al Málaga derrumbar el muro del Almería. Lo logró con fútbol e intensidad en una segunda parte estupenda, en la que soltó amarras y, literalmente, se comió a su rival. Progresa el equipo de Schuster, bien armado, con un juego lleno de sentido y las apariciones fantásticas de Portillo. El gol que abrió la lata fue obra de Tissone tras culminar una buena jugada de estrategia. No fue sino el premio justo al esfuerzo malaguista, detenido antes por las grandes paradas de Esteban.

El Almería fue un equipo digno, mucho, pero sin la solera necesaria como para plantearse el triunfo en un escenario que se antoja complicado como es La Rosaleda. El equipo que dirige Francisco solo creó peligro a balón parado. Trabajó tanto en defensa que en pocas ocasiones tuvo fuerzas para atacar. Apostó de forma decidida por el empate y acabó derrotado, como suele ocurrir en la mayoría de esos casos. El Málaga, mientras, se sigue haciendo sin hacer ruido.

MÁLAGA; 2-ALMERÍA, 0

Málaga: Caballero; Jesús Gámez, Sergio Sánchez, Angeleri, Antunes; Darder, Tissone; Duda (Eliseu, m. 85), Portillo, Anderson (Camacho, m. 81); y El Hamdaoui (Santa Cruz, m. 73). No utilizados: Kameni; Chen, Pedro Morales y Pawlowski.

Almería: Esteban; Nelson, Pellerano, Trujillo, Dubarbier; Verza, Marcos Tébar (Corona, m. 73); Aleix Vidal, Soriano (Óscar Díaz, m. 72), Suso (Barbosa, m. 64); y Rodri. No utilizados: Ustari, Silva, Rafita y Azeez.

Goles: 1-0. M. 68. Tissone marca con la cabeza tras saque de esquina de Duda y toque previo de Sergio Sánchez. 2-0. M. 91. Portillo, de precioso toque en el área.

Árbitro: Clos Gómez. Amonestó a Dubarbier y Sergio Sánchez.

La Rosaleda. Unos 24.000 espectadores.

Acostumbrado a dar la cara para que se la partieran con varias remontadas en lo que va de Liga, el Almería presentó su traje más defensivo en La Rosaleda. Un equipo más pendiente de destruir que de atacar, siempre bien colocado y con la intención de encontrar alguna contra para desestabilizar al Málaga. El equipo de Schuster, que intenta crecer, se encontró con un adversario que le dio el campo y el balón. Y que además le presionó una barbaridad. Todavía no está el Málaga para imponerse con solvencia ante rivales tan ordenados. Debería para ello encadenar jugadas como la que culminó El Hamdaoui con un disparo al lateral de la red. Una combinación colectiva que destrozó la zaga de un Almería que avisó en un remate de Pellerano a la salida de un saque de esquina y en una acción de Rodri. A diferencia de otros encuentros, al Málaga le faltaba el pase de Darder o el destello de Portillo. En ese Almería de esparto, no hubo noticias de Suso, tan escorado como intrascendente en el juego de su equipo. Acabó sustituido.

Fue Portillo el que decidió acabar con la resistencia del Almería. El pequeño mediapunta ofreció la imaginación necesaria para desarbolar la presión del rival. Amagó el Málaga en varias ocasiones, bien resueltas por Esteban. Hasta que Tissone irrumpió con fuerza en el área para conectar un remate de cabeza que acabó con el Almería, premió el esfuerzo del Málaga y permitió a Caballero celebrar con victoria su partido 100.

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