Futbolistas por un día

Calidad había más bien poca. Risas, muchas. Y goles, demasiados para un partido de fútbol con el tiempo reducido (dos partes de 20 minutos), indicio de lo habituados que están los pilotos a jugar al fútbol y lo que dominan la táctica del deporte rey. Usan poco las piernas los corredores, que las necesitan apenas para cambiar de marcha. Los había, como Scott Redding, líder de Moto2 que nunca había dado patadas a un balón, ni siquiera cuando sus compañeros jugaban en el cole; o como Nicky Hayden, tejano de pura cepa, que apenas sabe lo que es un balón. Y bien que se evidenció en el campo. Pero, había también otros con cierta destreza, como Stefan Bradl, fan del Bayern y con un excelente toque; Alvaro Bautista, colchonero declarado, que dejó un taconazo para el recuerdo; o Cal Crutchlow, ese inglés que iba para estrella del Coventry y tuvo que dejar el fútbol por una lesión de rodilla.

La organización del Mundial de motociclismo reunió en el Camp Nou a una buena nómina de pilotos, que se calzaron las botas y se vistieron de corto para convertirse en futbolistas por un día. Así, con el himno del Barça, que sonó cuando los jugadores saltaron al césped, dio inicio el GP de Catalunya, que este fin de semana se celebra en el circuito de Montmeló. El tanto inicial de Pol Espargaró, a los dos minutos de partido, abrió el marcador y el de Simeon lo cerró, pero de poco le sirvió al combinado de las categorías inferiores, pues entre sus tres goles los colegas de MotoGP marcaron cuatro, así que la victoria fue para ellos.

Entre los jugadores destacaron Alvaro Bautista o Cal Crutchlow, que iba para estrella del Coventry

Liderados por Crutchlow, a veces desde la banda, donde también daba órdenes un veterano: Colin Edwards, a veces desde el campo, los de MotoGP se encomendaron a los balones desde el centro de Barberá, las arrancadas de Bradl y la puntería de Dovizioso, autor del tanto que pondría el 1-1. Se le sumó luego De Puniet (2-1) y más tarde lo harían dos jóvenes promesas: Márquez (3-2), que marcó nada más salir al campo, y Bradl (4-2). Solo Simeon, un belga de 23 años, piloto de Moto2, intentó evitar la debacle. Autor del segundo y tercer gol de su equipo, el del 4-3 definitivo al borde de la media parte, demostró tanta gracia como delantero como de portero, posición que ocupó en el segundo tiempo. Pero nada, ni los diez jugadores de más vestidos de rojo –color que lucía el combinado de Moto2 y Moto3, como si de La Roja se tratara– que saltaron al campo a falta de unos diez minutos para el final pudieron arreglar el entuerto.

Poco importaba ya. Se trataba de pasar un buen rato, estirar los músculos, sudar un poquito y reír mucho. El viernes, cuando las motos empiecen a recorrer las curvas de Montmeló, ya se pondrán serios. Este jueves tocaba sentirse futbolista, pisar el Camp Nou e inmortalizar el momento con un buen puñado de fotos.