El Celta aún cree en el milagro
El triunfo de los de Abel en Valladolid (0-2) y los resultados de sus rivales dan esperanza para el partido de Vigo
Aire, oxígeno, el Celta se lo llevó todo de Valladolid con los tres puntos, con una victoria que le ha devuelto la fe en la salvación, eso y las derrotas de sus rivales en una pelea que terminará la semana que viene. El equipo de Abel se arrancó con una estrategia paciente y vista la apariencia insulsa del Valladolid completó su tercera victoria lejos de Balaídos después de tener que superar la lesión de su portero y el debut en Primera de un chaval de 17 años.
El primer trabajo del Celta fue controlar la ansiedad y el método fue el balón, una posesión tediosa, lenta, sin más aspiración que defenderse con el cuero en los pies; “mientras yo la tenga el otro no puede hacer gol”, pensó Abel, insistente desde la banda en la pausa, en la tranquilidad, en relajar un partido con un rival que ya lo estaba antes de comenzar, sin nada en juego, solo despedir a Djukic o a Ebert de la mejor forma de Zorrilla. Con el choque anestesiado el Celta comenzó la segunda parte arrimándose al área del Valladolid, un par de carreras de Iago Aspas, algún disparo lejano, poquísimo, hasta que Augusto acertó a cabecear un balón que brincaba por el área y que terminó por sacar Peña en la línea de gol.
VALLADOLID, 0; CELTA, 2
Valladolid: Jaime; Rukavina, Sereno (Rueda, m. 61), Marc Valiente, Peña; Álvaro Rubio (Sastre, m. 45), Víctor Pérez; Ebert, Óscar, Larsson (Bueno, m. 45); y Manucho. No utilizados: Dani, Jesús Rueda, Baraja, Omar y Lolo.
Celta: Javi Varas (Rubén Blanco, m. 45); Bellvis, Cabral, Túñez, Roberto Lago; Nacho Insa, Borja Oubiña; Augusto (Orellana, m. 63), Alex López (Madinda, m. 80), Krohn-Dehli; y Iago Aspas. No utilizados: Toni, Samuel, De Lucas, Antón.
Goles: 0-1. M. 27. Cabral, de cabeza. 0-2. M. 55. Iago Aspas convierte un penalti.
Árbitro: Estrada Fernández. Mostró amarilla amarilla a Álvaro Rubio, Larsson, Sastre, Marc Valiente y Borja Oubiña.
Unos 15.000 espectadores en Zorrilla.
La oportunidad despertó al Celta que decidió lanzarse a completar el milagro. Mientras empataba en Valladolid el Zaragoza perdía en Sevilla, ni Osasuna ni Depor ganaban sus partidos, y todo apuntaba a que cualquier arreón del Celta podía terminar en gol y Iago Aspas y Augusto comenzaron a apretar a sus parejas, la defensa del Valladolid trabajaba a destajo, hasta que un saque de esquina terminó en la cabeza de Cabral que superó a los centrales y al portero.
El Celta mandaba en el marcador, en el juego y en la necesidad convertida en ambición y llegó el primer problema. Una salida de Javi Varas para rescatar un balón al que llegaba Larsson terminó con el portero con un codo luxado. El sustituto natural, Sergio Álvarez, estaba en Vigo lesionado y del banquillo tuvo que salir un chaval de 17 años, Rubén Blanco, internacional sub-19, al que le cayó un mundo encima, soportar el segundo tiempo en el que los suyos tenían que mantener viva una esperanza que una hora antes estaba completamente apagada. Solo unos segundos después de pisar el césped Manucho se plantó solo en el área y Rubén respondió con la primera parada en la categoría.
El Celta regresó del descanso en estado de excepción. Iago Aspas fabricó la primera, que se encontró con los pies de Jaime, y poco después intentó un taconazo que chocó con el cuerpo de Marc Valiente, el árbitro vio mano y el penalti lo convirtió el propio Aspas.
Los espacios se abrieron y el Celta se sintió a sus anchas porque el ritmo y las ganas, las de verdad, seguían siendo suyas. El Celta se llevó su tercera victoria lejos de Vigo esta temporada, y la sensación de que la salvación es posible. Y para celebrarlo Rubén Blanco cerró cualquier duda con una parada prodigiosa a un remate de Óscar.
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