Robben hace campeón al Bayern
El equipo de Heynckes gana ante un admirable Borussia su quinta Copa de Europa con un gol del holandés
Por fin Robben. Empezó la temporada de reserva de Kroos. Apartado por un entrenador que ya no creía en él. Toda una vida siendo segundo, fallando las ocasiones más clamorosas, abusando de un individualismo exasperante para sus compañeros y técnicos. Hasta anoche. A los 29 años, el fútbol se puso de su parte: sirvió el primer gol a Mandzukic y marcó el segundo en una sutileza. El Bayern conquista su quinta Copa de Europa con una memorable actuación de Javi Martínez, fichado por una millonada en verano para esto; afianzar los cimientos bávaros en la medular. Heynckes se despide en todo lo alto, una maravillosa carrera de 50 años. Un equipo compacto por todos lados al que solo Guardiola sería capaz de mejorar. El Borussia fue un finalista admirable. Los 40.000 aficionados del Dortmund tributaron a sus jugadores un aplauso prolongado y emocionante. Este es un equipo valiente, honesto y apasionado. Merece todo el respeto y la consideración del mundo del fútbol. La final fue una belleza de principio a fin, solo estropeada por algunas decisiones políticas del árbitro italiano Rizzoli, que favorecieron al Bayern.
BORUSSIA, 1-BAYERN, 2
Borussia Dortmund: Weidenfeller; Piszczek, Subotic, Hummels, Schmelzer; Bender (Sahin, m. 92), Gündogan; Blaszczykowski (Schieber, m. 91), Reus, Grooskreutz; y Lewandowski. No utilizados: Langerak; Santana, Kirch, Leitner y Kehl.
Bayern Múnich: Neuer; Lahm, Boateng, Dante, Alaba; Javi Martínez, Schweinsteiger; Robben, Müller, Ribéry (Luiz Gustavo, m. 92); y Mandzukic (Mario Gómez, m. 94). No utilizados: Starke; Buyten, Tymoshchuk, Shaqiri y Pizarro.
Goles: 0-1. M. 60. Mandzukic. 1-1. M. 68. Gündogan, de penalti. 1-2. M. 89. Robben.
Árbitro: Nicola Rizzoli (ITA). Amonestó a Dante, Grooskreutz y Ribéry. 90.000 espectadores en Wembley. El Bayern gana su quinta Copa de Europa.
Pasó en suspiro la primera parte, llena de drama, ocasiones y errores. Puro fútbol. Hasta Javi Martínez y Lewandowski, que pugnaban por el balón, se quedaron cortados cuando el árbitro señaló el final. ¿Ya? Había sido un despliegue muy valiente del Borussia en la primera media hora y una reacción poderosa del Bayern en el último cuarto. Solo la sobriedad de los porteros evitó una ensalada de goles. Un homenaje a Weidenfeller, impertérrito hasta cuando detenía con la cara, de pie en la corona del área, un zurdazo de Robben. Como reminiscencias de la final de Sudáfrica, el extremo holandés se quedó tres veces delante del portero. Las tres los falló. Ante la ira de Müller, que le recriminó a gritos por qué no le había devuelto un de los pases. El Bayern creció a partir de su poderío aéreo, imparables Mandzukic y Martínez tras los centros de Ribéry. Y a partir de la entrada en combustión del mediocentro español, clave para limar la jerarquía de Gündogan. La grada roja rugió para vitorearlo tras escapar de una trampa de cuatro delanteros del Dortmund.
Los aplausos de Klopp se escuchaban desde la tribuna. El lenguaje corporal de Heynckes era todo lo contrario. El conjunto bávaro no podía creerlo: en su campo, sin poder salir más que a pelotazos. Götze, en la grada, casi irreconocible por una gorra azul y una bufanda. ¿Con quién iría? La velocidad de movimientos de Reus, propia de un mago, resultó indetectable. El Borussia fue fiel a sí mismo: veloz y osado hasta el final. Y mostró cómo Lewandowski podía marcharse de Dante cuando dijera ‘ahora’. Un estupendo Neuer, eso sí, se interpuso en su camino.
En la segunda parte, cada equipo atacaba hacia donde estaba su hinchada. Javi Martínez volvió a cortar un par de contras muy afiladas. Y dio la opción a la alianza entre Ribéry y Robben antes de que el holandés esta vez centrara en lugar de chutar. Le esperaba la caña de Mandzukic, que marcó. Klopp sacó a sus chicos del estupor y los mandó al ataque. Reus encaró a Dante y este se lo llevó por delante con una patada al estómago. El árbitro italiano Rizzoli, muy cerca, pitó el penalti y se metió la mano en el bolsillo. Pero frenó en seco: se dio cuenta de que Dante ya estaba amonestado. No quiso expulsarlo. Gündogan marcó raso y ajustado. Y Götze lo festejó como un borusser más.
Toda una vida segundo, el holandés fue protagonista con una asistencia y un gol
El Borussia empezó a separar sus líneas y a defender peor. El lateral izquierdo Schmelzer era un punto débil. En realidad, toda su banda izquierda, junto a Grosskreutz: cuánto echó de menos Klopp a Götze. Subotic sacó bajo su propio arco un disparo de Müller ya con Weidenfeller batido. Klopp lo celebró como un gol. El partido se rompió. Estaba prohibido pestañear. Y expulsar a alguien. Rizzoli también le perdonó la roja a Lewandowski por pisotear a Boateng. El Bayern llegó más entero al final. Y encontró una brecha en el centro de la zaga del Dortmund. Ribéry taconeó atrás, entró Robben como un meteoro, regateó a Hummels y cacheteó muy suave y cruzada la pelota para descolocar a Weidenfeller. Por fin el héroe fue Robben.
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