Vettel, con V de venganza
Tras vulnerar las órdenes de equipo en Sepang, el alemán carga contra su compañero: “Webber no se merece que le ayude porque él nunca lo ha hecho cuando lo he necesitado”
La insubordinación de Sebastian Vettel en el último Gran Premio de Malasia monopoliza la actualidad del Mundial y mantiene a la hinchada pendiente de las reacciones de unos y otros. Red Bull escurrió el bulto como pudo y Christian Horner, su director, hizo malabarismos para tratar de zanjar el asunto. Pero es significativo que el equipo decidiera por primera vez no inmortalizar el doblete con la foto delante del taller. El episodio refleja la posición de fuerza que Vettel posee dentro de la escudería. De ella sacó provecho en Sepang, donde se vio legitimado para atacar a Mark Webber a pesar de que se le ordenó que mantuviera la posición y cruzara la meta el segundo, por detrás del australiano.
Los responsables de Red Bull se han pasado 15 días repitiendo que la historia es agua pasada, pero nada más poner un pie en China —tercera prueba del calendario—, los protagonistas de la jarana provocaron que todo volviera a saltar por los aires. “Yo respeto las órdenes de equipo pero Mark no se merece que le ayude porque él no lo ha hecho nunca que le he necesitado”, soltó Vettel, molesto con la agresividad exhibida por su compañero en el último Gran Premio de Brasil, en el que él se jugaba una corona que finalmente se enfundó, tras remontar desde la última plaza. “¿Si fue una venganza? Indirectamente se puede entender así”, puntualizó el líder del Mundial, que trató de justificar qué le llevó a disculparse nada más subirse al podio. “Recibí una llamada por la radio pero no entendí qué me decían, por eso pedí perdón. Si me creen o no, eso ya no es cosa mía. En ese sentido lo hice mal y no tengo ningún problema en admitirlo”, prosiguió el tricampeón. “Malasia no es un episodio aislado, sino que ese escenario se ha dado muchas veces en el pasado”, concedió Webber.
Malasia no es un episodio aislado, ha pasado muchas veces", afirma el australiano
A lo largo de sus cinco años bajo el mismo techo, las muestras del favoritismo hacia el alemán han sido evidentes. Vettel es probablemente, el deportista que mejor transmite la filosofía de marca de la compañía energética. Ello explica el partidismo que comenzó a manifestarse en 2010. En Turquía, la pareja se enzarzó en una reyerta que terminó con el germano fuera de combate, y en Gran Bretaña, la escudería se posicionó a su favor al cederle el alerón delantero del monoplaza de Webber tras haberse cargado él el suyo. El desenlace de aquel Mundial en Abu Dabi, donde el alemán se convirtió en el campeón más precoz de la historia, terminó de despejar cualquier duda. La formación apostó por Baby Schumi a pesar de ser el que menos opciones matemáticas tenía. La estrategia le salió de maravilla a la tropa del búfalo rojo, que sacó tanto pecho como pudo al jurar que en ningún caso vulneraría la reglamentación que por entonces prohibía las órdenes de equipo, algo que Ferrari sí había hecho en Alemania, donde Massa se echó a un lado deliberadamente para que Alonso se impusiera.
Sin embargo, el incidente de Sepang esconde un detalle importante: los ingenieros de Red Bull emplearon el código Multi 21 para pedir a sus pilotos que mantuvieran la posición, algo absolutamente innecesario con la normativa actual y que permite pensar que llevan usándolo más tiempo del que aseguran.
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