El Betis se exhibe en Granada
El equipo de Mel consolida sus aspiraciones europeas al destrozar al contragolpe y con una fantástica pegada a un Granada que de nuevo tiene que mirar al abismo
El Betis sigue escribiendo capítulos muy hermosos, aun a costa de destrozar en una exhibición al Granada, que se asoma al abismo después del impulso que le dio su técnico, Lucas Alcaraz. No queda un ápice de ese equipo que ganó al Madrid y al Deportivo. Anda desfondado y sin gol, con una defensa débil, lo que alimenta sus problemas. Mientras el Granada sirve de anzuelo para los rivales en zona de descenso, el Betis crece y crece, impulsado por un Rubén Castro soberbio, bien acompañado por Pabón, dos delanteros de talla que consolidaron las opciones europeas de los sevillanos.
Además de su monumental pegada, virtud necesaria en las alturas, convendría también destacar el manejo de la plantilla que hace su entrenador, Pepe Mel. La competitividad entre los jugadores verdiblancos provoca que el Betis ofrezca un recital en Granada contando con las importantes bajas de Amaya, Beñat y Campbell. Un grupo comprometido y con hambre, bien aleccionado por Mel, que llega al derbi ante el Sevilla disparado. Enorme en el trabajo constructivo y soberbio en la definición, el Betis pasó por encima de este triste Granada, lleno de nombres rutilantes pero sin alma. Una carencia de espíritu colectivo que le hace ser presa de la ansiedad.
Granada, 1 - Betis, 5
Granada: Toño; Ortiz, Íñigo López, Mainz, Siqueira; Rico, Iriney (Ighalo, m. 46); Torje (Buonanotte, m. 46), Brahimi, Nolito; y Aranda. No utilizados: Roberto; Nyom, Borja, Recio y El Arabi.
Betis: Adrián; Chica, Paulao, Mario (Perquis, m. 46), Álex; Vadillo (Ángel, m. 65), Cañas, Rubén Pérez, Nosa; Pabón (Molina, m. 63) y Rubén Castro. No utilizados: Casto; Salva, Juan Carlos y Nono.
Goles: 0-1. M. 29. Rubén. 0-2. M. 32. Rubén. 0-3. M. 34. Íñigo López, en propia meta. 0-4. M. 54. Pabón. 1-4. M. 74. Aranda. 1-5. M. 85. Ángel.
Árbitro: Pérez Lasa. Expulsó a Siqueira (m. 79) por doble amarilla y amonestó a Nosa, Brahimi, Angel y Buonanotte.
Los Cármenes. Unos 18.000 espectadores.
El mal momento del Granada le vino de perlas al Betis. El plan de Mel se cumplió a la perfección. Primero, contener la previsible salida en tromba del rival, tan necesitado como gafado ante la portería. Pasados los minutos de la explosión granadina, el Betis se hizo el dueño y señor del partido. Para ello apostó por el valor fundamental que le tiene peleando por Europa: la pegada.
Nosa, un futbolista atípico, con poco aire de jugador de élite, capaz de lo mejor y peor, pifió un remate en un centro al área de Chica. Donde el nigeriano le dio al aire encontró Rubén Castro su enésima demostración de delantero nato. Control, amago y perfecta definición. Encajó el Granada el golpe, atascado en el medio, con Nolito y Torje impotentes. En medio de su desconcierto, Vadillo, otro talento emergente de la cantera bética, filtró un magnífico pase a Pabón. La vaselina del colombiano dio en el larguero y botó sobre la línea. Rubén, con su instinto insaciable, corrió y anotó. Volvió Vadillo, curiosamente, al estadio donde debutó en Primera. Al Granada, un manojo de nervios, le falló hasta uno de sus valores básicos. Una salida alocada de Toñi permitió a Paulao rematar a placer. En el colmo de la mala suerte, el balón rebotó en Íñigo López y se metió en la portería. El Betis goleaba al descanso gracias a su fantástica pegada.
Con todo perdido, el Granada se lanzó en plan suicida a por el gol. Lo que propició fue la exhibición del Betis, endiablado al contragolpe, mortal en la definición de Rubén y su compañero Pabón, un colombiano con mucho gol. Un triunfo de peso. El Granada, tras su temprana resurrección, debe volver a mirar al abismo.
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