Caballero sostiene al Málaga
La gran actuación del guardameta del conjunto andaluz frustra a un Athletic con problemas en las dos áreas
Pensó demasiado el Málaga en el Oporto. Le salvó Caballero, portentoso, y la inocencia del Athletic, poco fiable en defensa y demasiado ingenuo en el área rival. Allí surgió la majestuosa figura de Caballero, protagonista estelar de un duelo vibrante, sin tregua, donde el Málaga encontró premio a su arriesgada apuesta de reservar titulares y el Athletic se seguirá preguntando todavía cómo es posible que no rescatara siquiera un punto. Así se escribe la historia de un deporte que premia, en especial, la efectividad. El esfuerzo del conjunto vasco fue conmovedor, a una altura física tan exigente que provocó que el Málaga acabara el encuentro metido en su área, pidiendo la hora, sin resuello. En cada acometida se encontró el Athletic con Caballero, un muro infranqueable que sepultó sus opciones.
El Málaga, por su parte, sigue a lo suyo, alimentando su competitividad con la entrada de sangre fresca, caso de Lugano, Antúnez, Piazón o Baptista, mientras da descanso a piezas básicas pensando en el importante duelo de Liga de Campeones ante el Oporto. Un ejercicio soberbio el que practica el equipo de Pellegrini, seguro de sí mismo, con un portero de excepcionales garantías y un espíritu y un estilo que van más allá de determinados nombres propios. Viaja el equipo andaluz a Oporto con la cuarta plaza de la Liga bien agarrada, lo que dice mucho de su competitividad. Resueltos sus problemas domésticos con esta victoria, ahora se permitirá el lujo de seguir haciendo historia en Europa.
MÁLAGA, 1; ATHLETIC, 0
Málaga: Caballero; Sergio Sánchez, Lugano, Weligton, Antunes; Camacho; Portillo, Lucas Piazon (Joaquín, m. 81), Baptista (Toulalan, m. 58), Isco; y Saviola (Santa Cruz, m. 58). No utilizados: Kameni; Onyewu, Demichelis y Morales.
Athletic: Raúl Fernández; Iraola, Laporte, Gurpegi (Sanjosé, m. 26), Aurtenetxe; Iturraspe, Ander Herrera, De Marcos (Llorente, m. 65); Susaeta, Aduriz e Ibai. No utilizados: Iraizoz; Castillo, Ramalho, Igor Martínez y Toquero.
Goles: 1-0. M. 17. Saviola remata en el área un buen pase de Piazon.
Árbitro: González González. Amonestó a Iraola, Laporte, Camacho y Lugano.
La Rosaleda. Unos 26.000 espectadores.
A la exhibición de poderío de los de Pellegrini respondió el Athletic como suele, con su juego revolucionado y sus concesiones, también, en defensa. Habitualmente, prescindir del portero titular es un mal síntoma. Bielsa ha colocado en la diana a Iraizoz, soltando a Raúl en un escenario complicado como es La Rosaleda. Durante muchas fases del encuentro, los jugadores del Athletic fueron un continuo desespero, un catálogo de futbolistas que se llevaban las manos a la cabeza en señal de sorpresa por ocasiones perdidas o errores en defensa. El Athletic tiene toque y calidad, sin duda, pero le falta eficacia, sobre todo si su hombre más fiable, Aduriz, falla ocasiones tan claras como las que permiten paradas descomunales, como la que le hizo Caballero en el minuto 33, o se traducen en pifias inesperadas en un delantero de su calidad.
Ayudado por la falta de carácter del Athletic en las dos áreas, al Málaga le bastó con un par de caracoleos de Isco y, si acaso, un par de apuntes interesantes de Piazón, el joven mediapunta cedido por el Chelsea. En uno de ellos, el brasileño cedió atrás para que Saviola, en semifallo, adelantara al conjunto andaluz. No era momento de pedirle milagros a Raúl ni de hacerle entender a Baptista que, mientras recupera la forma deseada, no se puede ir por la vida de trompazo en trompazo.
A medida que el Málaga acumulaba su atención en el duelo de Oporto, el Athletic se le subía a las barbas olisqueando la debilidad de Antúnez, un lateral de buen recorrido pero de escasas prestaciones defensivas. Iraola y Susaeta lograron superioridad una y otra vez en banda, pero la mayoría de sus centros no encontraron rematador. Y si lo había, surgía la inmensa figura de Caballero. El meta sacó dos manos a tiros de Ibai que multiplicaron su protagonismo en el encuentro, ya de por sí gigantesco.
Pellegrini intentó detener la sangría con la entrada de Toulalan y Santa Cruz, pero el encuentro solo se movería en una dirección, la del área del Málaga. Allí se le señaló un inexistente fuera de juego a Llorente que pudo ser el empate. Allí se frustró el Athletic, en el paraíso de Caballero.
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