El Levante, sin cadena en Europa

Sin ninguna presión, el Levante juega sin cadena en Europa. Saborea cada minuto y más si se le presenta la ocasión de despedazar a un rival histórico. Un Olympiacos muy venido a menos, en este caso, en cuyo banquillo acaba de aterrizar Míchel. En el Ciutat de València dejó una imagen discretísima tanto cuando jugó con 11 como con 10 por expulsión de Abdoun. El clan de los zurdos (Barkero, Rubén y Martins) acabó un trabajo perfecto comenzado previamente por Pedro López y Pedro Ríos en el extremo derecho. Rubén, un chico de 19 años, sigue los exquisitos pasos de Barkero, camino de los 34. El donostiarra volvía a una competición continental 10 años después: disputó la Championscon la Real en 2003. Siempre hay una segunda oportunidad. Europa le ha entrado en vena al Levante, que el próximo miércoles, en Atenas, espera alargar este idilio inesperado.

Míchel tenía motivos para desesperarse. Y preguntarse dónde se había metido. La banda izquierda de su zaga fue lo más parecido a un coladero. Imposible defender peor sobre Pedro López y Pedro Ríos, que se pusieron las botas. Relevándose, convirtieron el carril derecho en una autopista. Y al no saber los griegos cómo pararlos, cometieron sobre ellos sendos penaltis, los dos sobre Pedro López, a quien antes Abdoun le había abierto la cabeza golpeándole con los tacos. Jugó el lateral derecho granota con un aparatoso vendaje y recordó a uno de esos zagueros antiguos capaces de todo. El otro desastre griego fue el lateral izquierdo, Holebas, tan fácil de ganarle la espalda. Como Pedro Ríos en el primer gol. Recibió un delicioso pase de Barkero en profundidad y enfiló en diagonal hacia el meta Megyeri, pero no disparó como le exigía la grada. Amagó de espuela con la derecha y se abrió el ángulo para marcar con la izquierda.

El Olympiacos se sintió en la obligación de llevar la iniciativa. El partido entró en punto muerto. El juego del cuadro griego resultó horizontal; sin ninguna prisa, el Levante esperaba su afilada contra. El público pedía algo más de acción. Y esta llegó de la manera más insospechada. Una falta grotesca de Modesto a Barkero, sin el balón de por medio, precedió el penalti de Abdoun a Pedro López y la expulsión del primero. Martins le arrebató el derecho de lanzar al especialista Barkero, demasiado generoso con la estrella granota. Esta lanzó fuera. A pesar de engañar al portero, y mientras el público ya celebraba el gol, disparó fuera. El tanto frustrado, sin embargo, dejó ya al Levante muy encauzado. Fiado a la clase de Rubén y Barkero. El donostiarra recuperó su condición de experto desde los 11 metros. Esta vez con más éxito. Pese al correctivo, los cerca de 500 aficionados atenienses cantaban como cosacos. Ni siquiera silenciados por la vaselina prodigiosa de Martins ante la salida de Megyeri tras otro pase milimétrico de Barkero. La segunda parte fue una fiesta para la hinchada granota. La oportunidad para agradecer el esfuerzo a sus jugadores en cada cambio. Y para disfrutar del debut del delantero italiano Acquafresca con la casaca azulgrana. Europa no tiene secretos para el Levante.