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Un español en semifinales en Australia

Ferrer gana a Nishikori y Almagro ve cómo Tipsarevic se retira Su cruce en cuartos asegura que un tenista de La Armada esté en la siguiente ronda El alicantino domina 12-0 los duelos

Juan José Mateo
David Ferrer durante el partido.
David Ferrer durante el partido.PAUL CROCK (AFP)

Nada puede con David Ferrer. El calor que achicharra al japonés Nishikori, su contrario de octavos, parece una suave brisa que arrulla su pelo. El cemento que machaca las articulaciones de su rival, vendada una rodilla, es solo el tartán perfecto para sus carreras. La vida en el alambre, una oportunidad para ejercitarse en el funambulismo: el número 18 tiene trece bolas de break a favor, y el español, que es el número cinco, salva once con el aplomo de los elegidos (6-2, 6-1 y 6-4). Ferrer jugará ahora los cuartos contra Nicolás Almagro, que ganó a Janko Tipsarevic por 6-2, 5-1 y retirada (tras disputar dos duelos a cinco sets seguidos, uno de los pies del serbio dijo basta). Su cruce asegura que habrá un español en semifinales del Abierto de Australia por tercer año consecutivo. Ausente por lesión Rafael Nadal, La Armada volvió a dejar huella sobre cemento.

“¿Puedes ganar un grande?”, le pregunta sobre la pista a Ferrer el entrevistador, anonadado con su actuación. “Es muy difícil”, se arranca el alicantino, listo el discurso humilde de siempre, que esta vez no puede soltar, interrumpido por los aplausos, los gritos y los silbidos del público, que le dice que sí, que por supuesto que puede, que ellos creen en él. “No, no, no”, intenta interrumpir el que será el cuarto mejor tenista del planeta cuando acabe la cita australiana, el brazo en alto, la mano abierta… pero siguen los espectadores insistiendo: “Sí que puedes”. “Fue muy duro, pero jugué muy bien, cometí pocos errores”, argumenta Ferrer sobre la victoria ante Nishikori, la 499 de su carrera profesional, lo que le sitúa como el cuarto español con más victorias en el tenis masculino, solo por detrás de Manuel Orantes (618), Rafael Nadal (583) y Carlos Moyà (575) “Me he encontrado muy bien físicamente. Estoy muy satisfecho. He estado muy duro de cabeza, sobre todo al principio de cada set, porque sabía que él empieza a un ritmo muy alto que luego es difícil de mantener, pensar en el largo plazo”, añadió. “Para ganar a Nico tengo que estar muy bien”.

Y Ferrer está muy bien, como demuestran las victorias conquistadas sin dramatismos, los pulmones repletos de aire tras los partidos y las vitrinas rebosantes de títulos cuando ya está a punto de cumplir los 31. Desde que ganó el trofeo de Valencia, en otoño de 2012, el alicantino solo ha cedido dos encuentros. En 2013 ya ha levantado una Copa (Auckland). Su nombre, respetado por los mejores, provoca pavor en la clase media del circuito. Bien lo sabe su rival por un puesto en semifinales: el alicantino domina 12-0 los cruces particulares con Almagro, que nunca antes se había clasificado para unos cuartos de final en un grande sobre cemento.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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