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El hilo de Corretja

El seleccionador ataca desde mañana la sexta Ensaladera para España tras lograr que quisieran volver al equipo Nadal, Ferrer y Feliciano, que renunciaron a la selección en 2011

Juan José Mateo
Corretja y David Ferrer en Praga.
Corretja y David Ferrer en Praga.FILIP SINGER (EFE)

¡Vamos!”. La voz de Àlex Corretja, el seleccionador español de tenis, retumba contra la madera desnuda de las gradas. La exclamación no encierra una recriminación ni una orden. Es un grito de guerra. Mañana, España inicia el asalto a la Copa Davis en la República Checa. Falta Rafael Nadal, lesionado. La Federación Internacional solo le ha comunicado a la española que la pista es de rapidez media-alta, sin mostrarle las pruebas. Hay técnicos que piensan que Feliciano López se adaptaría mejor que el doblista Marc López a las condiciones de juego. En medio de ese maremagno de tensiones, Corretja es la brújula que marca el norte. “¡Vamos!”, grita, y le escucha David Ferrer, que renunció a la competición tras ganarla en 2011. “¡Vamos!”, se oye, y su voz llega a oídos de Nico Almagro, que al principio se revolvió contra la idea de jugar solo porque otros (Nadal, Ferrer, Feliciano y Verdasco) dieran un paso al lado tras sumar la quinta Ensaladera. Si los dos están en Praga es porque Corretja está al mando.

David Ferrer: “Mis mejores momentos fueron en la Copa Davis”

“Entre Àlex y los jugadores hay un hilo… y él ha sido hábil para saber hasta dónde tensar ese hilo. Se lo ha currado”, cuentan desde el vestuario. “Tanto Arenas (el segundo técnico) como yo, hemos estado muy cerca de ellos, viajando mucho”, explica Corretja. “Hemos sido transparentes con ellos en todo momento, yendo siempre de cara. Les gustarán más o menos las decisiones, pero siempre hemos sido muy directos. Las cosas están muy claras con todos, y cuando no lo están, se lo explicamos, a los que vienen y a los que no”.

El seleccionador, que fue el número dos, compartió caseta con muchos de sus pupilos y ha hecho valer su bonhomía para lograr su vuelta. Como segundo escogió a José María Arenas, un hombre apreciado por su sentido estratégico y humorístico. Juntos viajaron a Australia en enero y comenzaron una serie de reuniones, comidas y cenas que incluyeron también a los entrenadores de los jugadores y continuaron durante el año. Menos Verdasco, que tampoco tuvo opciones, todos los tenistas que habían renunciado anunciaron que querían reintegrarse en el grupo, incluido Nadal. El seleccionador apeló a razones estratégicas (por ejemplo, los cuartos coincidían con el inicio de la gira de arcilla, y no había mejor preparación posible) y también sentimentales. Como dijo Ferrer: “Me di cuenta de que los mejores momentos de mi carrera fueron en la Davis. Cuando no jugué este año la primera ronda, lo eché de menos. Tengo muy buena relación con los técnicos… y estoy feliz de haber decidido volver”.

“Entre Àlex y los jugadores hay un hilo… y él ha sido hábil para saber hasta dónde tensarlo. Se lo ha currado”, cuentan desde el vestuario

“Los jugadores han hecho el esfuerzo, pero mucha parte de ese esfuerzo es por el trabajo de Àlex”, reflexiona Albert Costa, el seleccionador que vivió en directo aquella catarata de renuncias cinco minutos después de celebrar el título en 2011. “Él ha sabido motivarles y convencerles para seguir”, añade el actual director deportivo antes de recordar un episodio que da argumentos a su sucesor para pedir sacrificios a sus jugadores. “Era el claro número uno”, rememora Costa sobre la primera Davis que ganó España (2000), cuando Corretja llegó desde la Copa de Maestros y no jugó los individuales del viernes. “No jugó el primer día. Siempre fue un jugador de equipo, una persona que lo ha dado todo por España”.

Corretja aporta equilibrio a un grupo numeroso, porque viajan los entrenadores de todos los jugadores, algo impensable en otras selecciones. El equipo no pierde detalle. El martes, el grupo andaba soliviantado. Sus integrantes intentaban confirmar unas palabras puestas en boca de Tomas Berdych: “Si Almagro juega, será el punto débil (…). Le falta ese poco que distingue a los grandes jugadores”. Certificada su procedencia, una cosa es segura: juegue quien juegue, en manos de Corretja, un motivador, esa frase es un arma.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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