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El Valencia gana por estrategia

Los goles de cabeza de Jonas y Valdez dan la victoria al equipo de Pellegrino en Llagostera

Jonas dispara ante Vallho
Jonas dispara ante VallhoRobin Townsend (EFE)

Dos tantos de cabeza, primero de Jonas y después de Valdez, producto de la estrategia, sofocaron la fiesta del Llagostera. Su entrenador, Oriol Alsina, había ido a recoger rebollones por la mañana, pero por la noche no pudo desactivar a su rival a balón parado. El Valencia tiró de oficio para restañar la autoestima tras perder ante el Betis. Fue muy efectivo. Y recuperó a los goleadores que puedan darle un respiro a Soldado.

Descartado el pasado sábado en Sevilla, ante el Betis, Jonas le pidió explicaciones al entrenador, Mauricio Pellegrino. Pero sus argumentos solo ganaron peso antes de acabar la primera parte: cabeceó picado un centro-chut de Guardado desde la izquierda. Venía precedido de una falta sacada por Ever Banega desde la derecha. Al punta brasileño se le discute la intermitencia de su rendimiento, aunque por alguna rendija u otra acaban siendo productivo: a fin de cuentas, aporta un número considerable de goles y asistencias.

LLAGOSTERA, 0 - VALENCIA, 2

Llagostera: Moragón; Aimar, Vallho, Canal, Enric Pi; Tito, Tarradelas, Artabe (Masó, m. 68); Moreno (Joaqui, m. 60), Pitu (Serramitja, m. 60) ; y Sellarés. No utilizados: Wilfred, Javier, Granell y Nico.

Valencia: Guaita; Barragán, Ricardo Costa, Víctor Ruiz, Gayà; Ever Banega, Parejo; Feghouli (Cissokho, m. 68), Jonas (Albelda, m. 74), Guardado (Viera, m. 85); y Valdez. No utilizados: Diego Alves, Cissokho, Tino Costa.

Goles: 0-1. M. 45. Jonas. 0-2. M. 68. Valdez.

Árbitro: Gil Manzano. Amonestó a Ricardo Costa, Aimar, Víctor Ruiz, Sellarés, Barragán, Canal.

Unos 2.500 espectadores en el estadio Municipal de Llagostera.

Con uno de ellos apaciguó la energía desplegada por el Llagostera en el primer tiempo, aprovechando las escasas dimensiones de la cancha —95 metros de largo por 60 de ancho— para imponer su juego directo en busca de Sellarés, un target man a la antigua usanza. A punto estuvo de adelantarse el cuadro catalán si Gayà no se hubiese cruzado como un rayo cuando Pitu se disponía a rematar. El joven lateral izquierdo fue una agradable sorpresa en el Valencia. Dado el estado de Mathieu —lesionado en el talón de Aquiles, sin síntomas de mejoría— y de Cissokho —decepcionante en sus primeros partidos—, bienvenida fue la entrada del joven Gayà, de 17 años, como zaguero zurdo. Sus credenciales fueron la velocidad y el descaro para alcanzar la línea de fondo. El último cuarto lo jugó como interior.

Cayó el diluvio sobre el estadio municipal de Llagostera, pero era agua bendita para el césped artificial del campo, que se la tragaba toda, con diversas estampas de fútbol antiguo: se escuchaban los gritos de Pellegrino a sus jugadores y lo observaban muy atentos los aficionados, algunos de pie pertrechados de paraguas detrás de las porterías.

Tan pequeño el estadio que un pelotazo de Víctor Ruiz acabó fuera del recinto. Alguien, entre los charcos, se encontraría un balón en la calle. La estrechez de la cancha se apreció en un centro desde el extremo derecho de Barragán que desembocó en la orilla izquierda. El Valencia ya jugó mucho más suelto en el segundo tiempo, al hilo de la superioridad técnica de Ever Banega y Parejo en la medular. Y el centro de córner de este último lo cabeceó a gol Haedo Valdez en el primer palo. El paraguayo se había sentido superado en cada una de las acciones con los centrales catalanes. De ahí que celebrara el tanto con entusiasmo. Lo necesita para confirmar su alternativa a Soldado.

El Llagostera perdió gas y ya no encontró en los desplazamientos largos a Sellarés, perdido en broncas con Víctor Ruiz. Y desconcentrado al punto de enviar al palo el penalti que Barragán había cometido sobre Tarradellas. Al final, los chicos de Alsina le pedían la camiseta a un clásico de la Primera, Albelda, que sonreía sintiéndose importante. El fútbol volvía a las esencias en Llagostera.

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