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Pedro empuja la piedra

El delantero mueve la defensa madridista a base de presionar, ofrecerse y percutir

Pedro lamenta la última ocasión
Pedro lamenta la última ocasiónAlberto Estévez (EFE)

Es probable que Pep Guardiola, en Nueva York, siga sin ser consciente de la trascendencia de la llamada que hizo un día, al poco de asumir las riendas del filial del Barcelona, con el equipo en Tercera, cuando buscaba jugadores y descubrió que había un extremo en el fútbol base, de nombre Pedrito, al que se le daba pasaporte. Pidió verlo, le vio jugar y se lo quedó para su equipo, que ganó la Liga y subió de categoría. Cuando Joan Laporta nombró a Guardiola sustituto de Frank Rijkaard, el de Santpedor se llevó con él a Pedro. Y ahí sigue, feliz, esperando su primer hijo, siendo titular otra vez contra el Madrid y amargando la vida a Marcelo. El de ayer fue el partido número 14 contra los blancos en todas las competiciones. Otra vez dio la talla y, al final, dispuso de la última y excelente ocasión del partido. Su tiro cruzado salió muy cerca del palo derecho de Casillas.

A Pedro le pidieron que empujara la piedra y eso hace: empuja. Que se mueva la roca o no se mueva ya no depende de él: depende de Dios, de la Virgen a la que reza su madre en Abades o de Messi, que suele ser lo habitual. El caso es que Pedro, ese al que llamaban Pedrito y el Barça recuperó del baúl donde lo tenía olvidado, volvió a compartir banda con Alves y se notó. Pedro vio la primera tarjeta del partido porque nunca se achantó. Tropezó con Xavi y con Ramos porque está en todas al presionar. A Pedro le busca Messi y le encuentra Xavi con reiteración porque se ofrece a quien corresponda, da igual por la derecha que por la izquierda. Quien necesite un apoyo sabe que lo tiene, aunque últimamente Alves parece haberlo olvidado.

Jugó su partido 14 contra el Real Madrid y dispuso de la última y excelente ocasión del partido

El brasileño lleva un año emponzoñando el carril, eligiendo mal, cerrando peor. Alves cuenta sus partidos contra el Madrid por desgracias: en la Supercopa ya le sustituyó Montoya en el Bernabéu. Esta vez sufrió una lesión muscular. Dicen que se cuida poco y se da por hecho que, de ser cierta la oferta que dijo tener del PSG, ya no estaría en el Barça. Insiste en reivindicarse como solista y se olvida de que es un subalterno, justamente lo que Pedro tiene muy claro. Le sustituyó Montoya, que jugó un partidazo y hasta remató al larguero.

Cada vez que Pedro tocó el balón mejoró el ataque, en corto o en largo, buscando en profundidad al espacio o caracoleando. Sostiene que su única ambición es ayudar y le gusta tanto jugar que disfruta hasta presionando, como en el inicio de la segunda parte, cuando le robó una contra a Cristiano. Sabe desde el primer día, cuando Pep y Tito, Tito y Pep, se lo dejaron muy claro, que se le perdona que falle, pero no que no lo intente. Y eso hizo: empujar para mover la roca, la granítica defensa madridista. Y la roca cedió porque apareció otra vez Messi a rebañar una confusa jugada en el área, en la que se pidió falta a Pepe y terminó rematando a gol el balón que metió en el área el canario. Al final, Pedro estuvo a punto de decidir. Cruzó en exceso su remate, pero no dejó de empujar la roca. Hasta el último suspiro.

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