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Zaragoza, un equipo con callo

En permanente zozobra institucional y deportivo, el conjunto maño aspira a estabilizarse después de tres temporadas en el alambre

Jordi Quixano
El costamarfileño Romaric durante su presentación con el Zaragoza
El costamarfileño Romaric durante su presentación con el ZaragozaToni Galán (EFE)

Al Zaragoza le ha salido callo, acostumbrado ya al desasosiego, a la batahola de una directiva de quita y pon menos el presidente, que quiere pero no puede vender las acciones, a las destituciones de los técnicos y la precariedad económica.Es un equipo que se agarra a la categoría con fiereza por más que se le acuse entre siseos, pero sin pruebas, de comprar partidos. Arranca el curso y, sin fichajes atractivos, el capitán Javi Paredes lo tiene claro: “El hecho de aprender a jugar con una necesidad imperiosa y con un grado de ansiedad por conseguir un objetivo casi imposible te hace valorar los triunfos”. Y añade: “Muchos de los nuevos conocen la historia del Zaragoza, de las Copas, Recopas… Y aunque son momentos difíciles para la entidad, un elemento motivador es querer devolver al club a esas épocas. Pero sabiendo que la historia ni juega ni gana partidos”.

A los nuevos, en cualquier caso, se les aguarda con dudas, sobre todo porque resultan anónimos para los que no son biblias del fútbol. Así, del central Loovens se sabe que vivió en el éxito del Celtic, escocés, y del medio Wilchez llegaron siempre buenos adjetivos de Argentina, primero, y de Chile, después. Cerrada la continuidad de Apoño –alegría de la afición–, se conviene que el resto, como Álamo, Montañés o Álvaro, llega para formar un bloque bajo las órdenes de Manolo Jiménez, héroe de una hinchada que le considera milagroso de tan descolgado y cerca del precipicio que se vio el equipo.

Nada nuevo, sin embargo, el ejercicio de supervivencia del Zaragoza, que en las tres últimas temporadas ha permanecido en los puestos de descenso en 56 jornadas, más que ningún otro, y 29 como colista, también líder destacado en la fatalidad. Tampoco es raro que en los dos últimos años se salvara sobre la bocina (con victorias a domicilio ante el Levante y el Getafe) ni que hace tres festejara la permanencia a falta de dos jornadas. Apuros que hacen callo. “Se dice que compramos partidos… pero sabemos de dónde y quiénes dejan caer esas suspicacias sin fundamento. El año pasado, nuestra remontada se basa en una segunda vuelta de ¡33 puntos! La única realidad es que el Zaragoza nunca se rinde”.

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