“Los nadadores le han perdido el miedo a las pesas”
Matt Delancey, entrenador de Ryan Lochte, habla de la potencia y el talento de su pupilo para el deporte
La voz de Matt Delancey parece surgir de una profunda caverna mientras habla por teléfono desde Gainseville, Florida. El jefe de los preparadores físicos de deportes acuáticos de la Universidad de Florida recuerda, con 35 años, a uno de esos jugadores de fútbol americano cuya única función consiste en aplastar rivales. Es un oso de más de cien kilos que compite en las pruebas de ‘Strongman’. En los últimos cuatro años ha ayudado Ryan Lochte a completar un recorrido revolucionario en la natación, buscando la velocidad en el agua a través del trabajo en seco de potencia y fuerza. El resultado es la construcción de uno de los nadadores más completos y longevos que han existido. Probablemente, el mejor de todos los tiempos después de Michael Phelps.
Pregunta. Siempre se ha dicho que conviene nadar después de las pesas. ¿Lochte hace el trabajo en seco antes o después?
Respuesta. Generalmente hace natación primero y luego viene a trabajar conmigo. Durante la semana nos reunimos en la sala de trabajo específico que tengo en la Universidad y los domingos viene a mi casa y hacemos sesiones especiales. Unas veces con trabajos de ‘Strongman’, moviendo cuerdas y cadenas navales, arrojando barriles y levantando ruedas de camión, y otras sencillamente son sesiones normales de fuerza y potencia.
P. ¿Qué opinó el entrenador, Gregg Troy, de todas estas actividades fuera del agua? ¿No temió que pudieran afectar la técnica de Lochte, haciéndolo más pesado en el agua?
R. Ni tuvo miedo ni tuvo ocasión de tenerlo. Porque yo trabajo con todo el equipo de natación de la Universidad, no solo con Ryan. Fue el propio Gregg el que me lo mandó. Sencillamente confió en mi trabajo.
P. ¿Se considera un pionero en el trabajo de fuerza con nadadores?
R. Comencé a entrenar a los nadadores hace 10 años. Estaban un poco temerosos de la sala de pesas, pero ese miedo ha desaparecido por completo. Primero hacíamos dos sesiones por semana, y luego el entrenador accedió a enviar a los nadadores tres veces por semana a hacer fuerza. Al principio hacíamos la puesta a punto fuera de la sala de pesas dos semanas antes de competir y ahora suavizamos el trabajo de pesas tres semanas antes de la competición. Depende de las distancias, de las especialidades que nade cada uno y de lo que el entrenador quiera conseguir en el agua. Pero definitivamente, los entrenadores de natación y los preparadores físicos colaboramos más ahora que hace seis años. Con Ryan buscamos desarrollar la fuerza sin aumentar su volumen porque una masa muscular hipertrofiada no le ayudaría en el agua. Esa es mi filosofía con la natación, con el atletismo y con el voleibol.
P. ¿Cómo describiría a Lochte como deportista?
R. Es uno de los tipos más duros que he conocido y he entrenado a jugadores de fútbol americano. Pero sobre todo, es uno de los mejores atletas que he conocido. Le gusta entrenar y tiene un talento tan grande con su cuerpo que habría tenido el mismo éxito practicando cualquier deporte que haciendo natación.
P. Él dice que se divierte haciendo todo este trabajo de fuerza. ¿Le parece normal que una persona disfrute haciendo algo tan doloroso?
R. Quien no haya levantado rocas, quien no haya tirado de cadenas de 500 kilos, quien nunca haya practicado este tipo de actividad puede pensar que es doloroso. Pero antes de hacerlo nos aseguramos de cumplir con los protocolos. Hay una técnica apropiada para jalar, para empujar, para levantar. Antes de hacer nada debemos aprender y estar mentalmente preparados. No nos lanzamos a entrenar simplemente. Llevaba cinco años entrenando con pesas con Ryan antes de que empezara a arrojar barriles y levantar neumáticos. Ryan fue el primero en hacer esto conmigo y se divirtió porque progresó adecuadamente. Si no lo haces progresivamente te lesionas.
P. Lochte dice que el entrenamiento de fuerza le ayuda desde el punto de vista psicológico.
R. Soy un firme creyente en que si haces lo que hacen todos serás como todos los demás. Siempre hemos buscado maneras de hacer cosas que le den una ventaja única en la competición. No me gusta intentar hacer lo que hacen los demás. No vamos a ver lo que está haciendo Michael Phelps fuera del agua, o Aaron Peirsol. Siempre hemos querido desarrollar algo que sea específico de Ryan. Eso le ha dado confianza. Si tratas de imitar a los demás acabas perdiendo fe en ti mismo.
P. ¿Cómo se transfiere el entrenamiento de potencia al agua?
R. ¡Nadando! Primero analizamos los movimientos dentro del agua y concentramos el esfuerzo en potenciarlos fuera del agua. Aquí el papel del entrenador, y sobre todo del nadador, es fundamental. Es como el piloto de carreras que siente las necesidades de su bólido conduciéndolo y luego le psa la información a los mecánicos. Ryan es muy sensible a los detalles. Él lo percibe cuando los entrenamientos son intensos. Llega un punto en el que el cuerpo se va agotando. Los músculos te duelen. Comienzas a cometer errores. Acortas la brazada, te falta fuerza en las piernas para virar, pierdes eficiencia. Ahí es donde Ryan va detectando sus problemas y va recopilando información para poder trabajar fuera.
P. ¿Podría darme algún ejemplo de cómo el levantamiento de peso ha ayudado a Lochte a mejorar la técnica?
R. Las extensiones son una parte importante de la natación subacuática, de los giros y de las salidas. La trabajamos de forma específica con saltos y haciendo halterofilia, que es la modalidad olímpica del levantamiento de pesas, y que te proporciona mucha potencia en las piernas, en los muslos, y es esencial para lograr una extensión óptima de la cintura. Pero la técnica es cosa de Gregg Troy, que es un experto en corregir defectos en los virajes y en la ‘patada de delfín’. Así se completa la transferencia del gimnasio al agua.
P. ¿Cree que el uso del bañador tecnológico entre 2008 y 2009 animó a los nadadores a meterse en el gimnasio a desarrollar más músculos y más peso porque después el bañador los ayudaba a flotar?
R. El bañador impermeable te apretaba tanto que si tenías grasa te la comprimía y te hacía acuadinámico. Podías estar gordo y hacer una buena marca porque no ofrecías resistencia al agua. Con Ryan esto no sucedía porque siempre estuvo muy fino y fibroso. A Ryan no le benefició el bañador. De hecho, fue el primero en batir un récord mundial sin estos bañadores, en 2011.
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