“Los Juegos son muy peligrosos”

No ha pasado ni un mes desde que Roger Federer, glorioso e imperial, conquistó Wimbledon, alzó su 17º grande, recuperó el número uno y batió el récord de semanas en el trono (286 hasta entonces). De vuelta a la catedral del tenis, donde se disputan los Juegos, sabiéndose un privilegiado porque puede utilizar las pistas de entrenamiento reservadas para los socios del club, el suizo apareció ante los periodistas para explicar su asombro (“Es un golpe muy duro”, dijo sobre la baja de Rafael Nadal) y sus dudas: “Los Juegos son muy peligrosos, porque se disputan al mejor de tres sets. Si te desconcentras dos segundos, puedes haber perdido el partido. Eso lo hace todo muy difícil”.

No hay ningún jugador mejor preparado para el reto de la hierba que Federer. Lo demuestran sus estadísticas: vence el 88% de sus duelos sobre la superficie, que le ha visto levantar 12 trofeos. Lo cuentan sus títulos: siete trofeos de Wimbledon en ocho finales. Lo certifica su vitrina: ahí están los títulos de Halle, en Alemania. Lo dice el cuadro de los Juegos: tras el sorteo, Federer, que debutará contra el colombiano Falla y luego se mediría al francés Benneteau, dos tenistas que en años anteriores se inclinaron ante él tras irle ganando por 2 sets a 0 en Wimbledon, tiene el horizonte despejado hasta las rondas finales. 

La baja de Nadal es un golpe muy duro"

Esto, en cualquier caso, no es un torneo normal. Están los tres sets, frente a los cinco que deciden Wimbledon, dando más margen de maniobra a los mejores para imponer su calidad. Está el césped, que aumenta las opciones de los sacadores y los pegadores, como el canadiense Pospisil, que medirá a David Ferrer en primera ronda. Está, también, la magia de un torneo que ha citado al británico Murray y al serbio Djokovic en unas hipotéticas semifinales: algo tendrán de especial los Juegos cuando a Federer, un genio, se le ha escapado el oro individual en tres participaciones previas.

“Aprendí mucho durante todos esos Juegos”, explicó el número uno del tenis, que no residirá en la Villa de los deportistas y que ganó en 2008 el oro en la modalidad de dobles, junto a su amigo Wawrinka. “Aprendí”, continuó; “a tener responsabilidades, a ser el abanderado [dos veces], a enfrentarme a la presión, a ganar…”

Son los cuartos Juegos de Federer. A un paso de los 31 años, la lógica indica que deberían ser los últimos. El suizo, claro, hace tiempo que no se mide por las reglas que atan al resto: sueña, según cuentan quienes le conocen bien, con Río 2016.