Higuaín: “Soy un cabezón”

No hay jugador en el Real Madrid que encarne más las ganas de luchar que Gonzalo Higuaín. El Pipa fue un luchador desde el día que aterrizó en Madrid, en diciembre de 2006. Franco Baldini, el que lo fichó, siempre dijo que en su mirada había un brillo especial: pasión por el fútbol y ganas de llegar. Higuaín luchó primero para ganarse la confianza del técnico de entonces, Fabio Capello; luego para encontrar lucidez delante de la portería, más tarde para encontrar continuidad. Y año tras año tenía que demostrar que él estaba allí, por mucho que cada verano el Madrid quisiera fichar un delantero nuevo. Luchó también para recuperarse lo más pronto posible de la operación de hernia discal que lo mantuvo fuera cuatro meses y medio. Lo hizo siempre demostrando su carácter. Su periodo de adaptación duró poco y eso que era un crío de 19 años cuando llegó. Nunca se empequeñeció, nunca padeció el miedo escénico del Bernabéu. Tampoco sufrió el hecho de no ser un jugador mediático.

Simplemente llegó el momento, como al final de la temporada pasada (su sexta en el Madrid), en que necesitó cariño. El Pipa necesitaba sentirse importante. Así se lo transmitió a José Mourinho en la charla que mantuvieron después de las celebraciones del título de Liga. Así lo comentó ayer Valdebebas. “Las muestras de cariño de la gente en el último partido [todo el estadio cantando 'Pipa quédate'] y las de mis compañeros me dieron mucha fuerza para seguir y por eso estoy acá. Con mucha ilusión y con el objetivo de jugar”. ¿La charla con Mou? “Tuvo que ver, sí, igual que mi familia, el público del Bernabéu y mis compañeros”. Era el Pipa de siempre. Lejos quedaban aquellas frases en San Mamés —”solo quiero hablar de la Liga”, contestaba cuando le preguntaban si se iba a quedar— y aquellas imágenes en el autocar del Madrid que paseó por Cibeles para festejar la Liga. Higuaín se marchó aquel día tras darse un larguísimo y enternecedor abrazo con Agustín Herrerín, histórico delegado de campo del club blanco, y con una camiseta firmada y dedicada por sus compañeros. Sonaba a despedida. Más si se tiene en cuenta que hubo conversaciones entre su padre, y también representante, y la Juve. Todo mientras él descansaba en Argentina.

Reapareció ayer, otro verano más. El primero sin rumores sobre fichajes de posibles delanteros

Reapareció ayer, otro verano más. El primero sin rumores sobre fichajes de posibles delanteros (ha llegado ya el canterano Álvaro Morata). El Pipa dice sentirse tranquilo. “La camiseta dedicada no era en torno a una despedida. Pedí que me la firmaran para tenerla como recuerdo”, comentó. Repitió hasta en dos ocasiones la palabra “fuerzas”. El público, el cariño de la gente y de sus compañeros son los que se las han dado. “Fue algo muy lindo lo del último partido. No había vivido momentos así… si estoy acá es por lo que me ha demostrado la gente”. De no ser por eso, ayer en la sala de prensa de Valdebebas habría aparecido otro jugador. Fue Higuaín, sin embargo, quien inauguró la pretemporada del Madrid ante los medios.

No quiso matizar el Pipa qué o quién le había quitado esas fuerzas que necesitaba para seguir. Posiblemente la competencia. La temporada pasada, de los 35 partidos de Liga que disputó, solo 18 fueron como titular. Jugó 540 minutos menos que Karim Benzema. Y aun así marcó un gol más (22 por 21). “¿Cómo afronto este año? Como el primer día que llegué: peleando, como soy, un cabezón que quiere ir hasta el final”. Higuaín ha vuelto.