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La selección júnior de balonmano también es de oro

La selección sub 20 logra el oro en el Europeo tras arrollar a Croacia (34-21) ● Tras dos platas en los últimos grandes torneos, los jugadores se consagran en el momento más crítico de este deporte en España

Javier Lafuente
Los jugadores celebran la victoria.
Los jugadores celebran la victoria.Pitu Reixach

“Será, será esta noche ideal / que ya nunca se olvida / podré reír, y soñar y bailar / disfrutando la vida”. Al ritmo de Mi gran noche, de Raphael, sí, Raphael, los chavales de la selección española junior de balonmano han logrado llevarse el Campeonato Europeo ayer en Turquía, al imponerse en la final a Croacia (34-21). Ha sido su canción para este campeonato; lo mismo que a ritmo de bachata o reggaetón lograron la plata en Montenegro, hace dos años, y en 2011, en el Mundial de Argentina, donde también terminaron segundos. Tres finales en tres veranos seguidos de una piña que desde hace un lustro pone los cimientos para garantizar un futuro en un deporte que, en España, pasa por momentos agónicos.

“No creo que sea la mejor generación de jugadores que hayamos tenido, pero sí la más competitiva”, aseguraba orgulloso a través del teléfono y desde Turquía, antes de la final, Alberto Suárez, el seleccionador, quien junto a su segundo, Daniel Sánchez, tutela desde hace cinco años a este equipo, “el gran desconocido” en España, pues de más de 100 partidos internacionales disputados, tan solo seis se han jugado en casa.

No creo que sea la mejor generación de jugadores que hayamos tenido, pero sí la más competitiva” Alberto Suárez, seleccionador

Había ganas de vendetta ante Croacia, la misma selección que le quitó el oro hace dos años. Pero hacía 16 años que un equipo junior de España no alcanzaba la final y no iban a dejar pasar la oportunidad. Sin tregua, sin piedad, se resarcieron y arrollaron a una selección balcánica, muy potente, pero un mero sparring para los chicos de Suárez.

Entre Galicia, Castilla La Mancha, Castilla y León y Cataluña se reparten la mayoría de jugadores de esta selección sub-20, que sigue en contacto durante todo el año. “Nos vamos llamando, no solo cuando jugamos, nos interesamos por cómo les va al resto”, cuenta Aitor Ariño, capitán del equipo, extremo del Barcelona, que ya ha llegado a debutar con la absoluta y a quien se refieren como líder. En él, y en Pablo Cacheda, central del Octavio vigués, delegan los técnicos: “Intentamos que nuestra única discusión con ellos sea durante los 60 minutos que dura el partido, el resto del tiempo son los capitanes quienes organizan al grupo, cualquier problema que surja queremos que lo gestionen entre ellos”, explica Suárez.

Liderados por Aitor Ariño y Alex Dujshebaev, entre otros, vencieron en la final al mismo rival que les quitó el oro hace dos años

El tercer capitán en discordia, sin duda uno de los jugadores más destacados del equipo, es Alex Dujshebaev, hijo de la leyenda del balonmano y actual técnico del Atlético de Madrid. Una de las promesas de la Liga Asobal, que con 20 años lleva con orgullo el apellido y corta en seco cualquier atisbo de presión: “Desde que empecé, todo el mundo me pregunta por ello, para mí es un honor, él siempre me ha ayudado, como padre y entrenador, pero también me ha dejado mucha libertad para que yo tomase mis decisiones”. Al contrario que su progenitor, Alex es zurdo y, pese a no tener la envergadura habitual para ello, se desenvuelve como lateral derecho, algo que suple con una calidad abrumadora y con el gen competitivo que, eso sí, lleva de nacimiento.

La situación crítica a nivel económico por la que pasan la mayoría de los equipos de la Liga Asobal hoy en día presupone que a muchos de estos jugadores les llegará -a algunos les ha llegado ya-, la hora de dar un paso al frente y tomar las riendas de sus equipos. El palmarés de estos últimos años indica que cantera hay para rato. Y humilde. “El premio ha sido llegar a tres finales en tres veranos”, asegura el seleccionador, quien confiesa que la única prima que le pidieron los jugadores por llegar a la final, hartos ya de la comida especiada que encontraban en Turquía, fue irse a cenar a una hamburguesería de comida rápida. Donde seguramente entraron cantando aquello de “qué pasará, qué misterio habrá, puede ser mi gran noche”.

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Sobre la firma

Javier Lafuente
Es subdirector de América. Desde 2015 trabaja en la región, donde ha sido corresponsal en Colombia, cubriendo el proceso de paz; Venezuela y la Región Andina y, posteriormente, en México y Centroamérica. Previamente trabajó en las secciones de Deportes y Cierre del diario.

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